La Jornada 5 de noviembre de 1998

La lucha por el poder no debe ser por rencor o para dividir: Zedillo

Rosa Elvira Vargas, enviada, Coatzacoalcos, Ver., 5 de noviembre Ť Bajo un cielo gris y lluvioso, muy a tono con el aire de réquiem para el gobierno de Patricio Chirinos que tuvo toda la gira, el presidente Ernesto Zedillo lanzó desde aquí un llamado a los actores políticos del país para que se comporten sin dobleces ni ambigüedades.

Nadie, les dijo, puede dedicarse a usufructuar la democracia y después no tener una conducta congruente.

Hay que entender, expresó el mandatario, que el poder no es un fin en sí mismo, sino un medio, y que ``si luchamos por el poder político, no es por el rencor, no es para dividir a los mexicanos, no es para enfrentar a los mexicanos''. Esa búsqueda del poder, subrayó, debe hacerse para estar al servicio de la nación, del pueblo, de la patria, y eso es algo que todos deben entender.

Ante un auditorio compuesto por personas de los más variados sectores, aunque de forma preponderante los todavía pode- rosos trabajadores petroleros, el presidente Zedillo se refirió al tema de la responsabilidad política, y tomó como ejemplo el de los alcaldes de esta región sur, todos militantes de partidos opositores, mientras que él y el gobernador pertenecen al PRI. No obstante ello, resaltó, ``estamos juntos y trabajando'', porque lo realmente importante es cumplir con la responsabilidad que el pueblo les ha conferido.

Ahí, planteó entonces su convicción de que la democracia no puede ser construida por un solo hombre, por un partido o por un poder. Es tarea colectiva, en la que nadie puede rehuir su responsabilidad y todos deben dar lo que a cada uno corresponde, ``para que nuestro país, al llegar al siglo XXI, se sienta y viva plenamente la democracia, aquella por la que lucharon y murieron muchos mexicanos''.

El programa de esta gira incluyó sólo la inauguración de infraestructura vial, de servicios de salud y de dotación de agua potable, lo que llevó al Presidente, en sus discursos, a cubrir de elogios la gestión de Patricio Chirinos. Aseguró que durante su mandato el priísta no realizó obra de ``relumbrón'' o ``elefantes blancos''.

Debió admitir, sin embargo, que en la porción sur de Veracruz ``hay muchas carencias; faltan servicios; todavía la gente no tiene lo que necesita y lo que merece para un mejor nivel de vida''.

Ante el hecho de que Petróleos Mexicanos aportó 50 por ciento del costo del tramo Minatitlán-Coatzacoalcos de la carretera transístmica y absorbió igual proporción en la ampliación del bulevar que une a esas dos ciudades, el mandatario afirmó que Pemex le está cumpliendo a la gente de esta porción de la entidad.

En Minatitlán, Zedillo inauguró las obras de ampliación y remodelación del Hospital General, nosocomio que cuenta con 30 camas para atender a 425 mil habitantes de los municipios de esa región: Cosoleacaque, Oteapan, Chinameca, Uxpanapa, Zaragoza, Hidalgotitlán, Soteapan, Mecayapan, Tatahuicapan y Pajapan; por si fuera poco, ``refieren a él'' 12 unidades médicas rurales de IMSS-Solidaridad y 21 centros de salud.

Se trata de la única instalación hospitalaria para lo que en el sector salud se conoce como población abierta, pues aunque Pemex, Sedena, Marina, IMSS e ISSSTE cuentan con sus respectivas clínicas, éstas son para la atención exclusiva de sus derechohabientes.

De acuerdo con datos oficiales, sólo la tercera parte de la población veracruzana dispone de algún tipo de seguridad social.

Desde aquí, el presidente Zedillo voló a Poza Rica, y en helicóptero llegó a Cerro Azul, para poner en servicio la presa El Moralillo, que forma parte de una gran obra para la dotación de agua potable a esa ciudad, célebre entre otras cosas porque ahí nació el máximo goleador de la historia de México, Carlos Hermosillo.

La lluvia cesó apenas diez minutos antes de la llegada del mandatario a la base de la cortina de la presa. Miles de personas, mientras aguardaban, se protegieron del agua con las sillas de plástico que habían dispuesto los organizadores. Una vez que terminó la ceremonia, mientras ascendía la pendiente hacia el vehículo que lo trasladaba, en momentos en que la lluvia apareció de nuevo, Zedillo saludó a la gente, que formó una larga valla.

Cuando una de las personas allí reunidas le hizo ver que traía un grillo en el zapato, el jefe del Ejecutivo recibió la advertencia de buen humor: ``¡Qué bueno que es un animalito y no esos de la política!''

Pasada la salutación, la gente se alejó de la presa con paso apresurado para llegar a los lejanísimos vehículos que los habían llevado hasta allí, todavía bajo una pertinaz lluvia.

En ese lugar, el mandatario también había dedicado extensos reconocimientos para la obra de Chirinos, pues él, afirmó, llegó a Veracruz comprometido con atender el gran rezago social y, en vez de gastar el dinero en las grandes obras, ``que muchas veces no sirven para el pueblo'', lo destinó a lo fundamental: educación, salud y servicios básicos para las comunidades rurales y las colonias populares.

``Para mí, ha sido un privilegio servir como Presidente de la República al lado del gobernador Chirinos'', dijo el Presidente, y ofreció el mismo apoyo a las nuevas autoridades veracruzanas, que tomarán posesión el próximo primero de diciembre.

La culminación de ese largo adiós tuvo lugar en Pánuco, ``la tierra del gobernador'', dijo Zedillo. Habló allí de los grandes compromisos y logros del político, que alcanzó sus mayores alturas en el sexenio pasado, y de paso -algo inusual en él-, realizó un reconocimiento público a la esposa del gobernador, Sonia, a la que incluso hizo subir al presídium.

Miles de personas de toda la zona norte de la entidad fueron traídas para la ocasión. Todos escucharon al mandatario decirles que deben sentirse satisfechos con el esfuerzo y los resultados del gobernador Chirinos y que los mexicanos son más grandes que sus problemas, ya que cuentan con la capacidad, la visión y la entereza para vencerlos.