La Jornada 5 de noviembre de 1998

Choque en San Lázaro por una moción de censura a Zedillo

Mireya Cuéllar y Ciro Pérez Ť Un debate de ``palabras necias y oídos sordos'' -como definió en la tribuna el priísta Manuel Cárdenas- escenificaron ayer los diputados, cuando la oposición exigió de la Cámara una moción de censura pública al presidente Ernesto Zedillo, acusándolo de violar la Constitución cuando contrató deuda pública para el Fobaproa sin la autorización de los legisladores, y el PRI le respondió que en realidad hay que darle las gracias a Guillermo Ortiz y a todos los funcionarios porque actuaron en forma ``oportuna, adecuada e inteligente''.

El tan esperado debate del Fobaproa -las últimas tres sesiones terminaron intempestivamente sin que se pudiera llegar a él- se dio por fin ayer en San Lázaro, en medio de agresiones verbales, mucho ruido y poca sustancia. El independiente Marcelo Ebrard y la perredista Dolores Padierna presentaron, por separado, un punto de acuerdo para que la Cámara formulara la moción de censura al Ejecutivo.

El primero argumentó que el Presidente suspendió, por la vía de los hechos, la vigencia de la Constitución y las funciones de la Cámara al contratar deuda pública a espaldas del Congreso, todo para no tener que discutir públicamente el rescate a la banca. Y Padierna dijo que ``después de tres años viene a pedir la convalidación de una deuda que le estallará al próximo jefe del Ejecutivo, porque los pagarés Fobaproa se vencen en el otro sexenio''.

Insisten en el cese de funcionarios

Los legisladores, además de acusar a Zedillo de violar el artículo 73 constitucional -que confiere a la Cámara la facultad de aprobar, reconocer y mandar pagar la deuda nacional-, pidieron la separación de sus cargos de Ortiz, gobernador del Banco de México; de Eduardo Fernández, presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y del director general del Fobaproa, Javier Arrigunaga, por su responsabilidad en un problema que ``ha dañado el patrimonio de los mexicanos''.

A la moción de censura se sumó el Partido del Trabajo, ``porque la Cámara tiene la oportunidad histórica de sentar un precedente en contra de la impunidad y los malos manejos del Ejecutivo...'', dijo Gustavo Pedro Cortés, quien además de la remoción de Ortiz pidió dar continuidad a la solicitud de juicio político.

Entonces se sumó el PAN, en voz de Gerardo Buganza, a la demanda de remoción de Guillermo Ortiz, porque su desempeño en el caso Fobaproa fue ``ilegal'' y se ha convertido en ``un personaje dudoso, con él nunca se sabe qué es verdad y qué es mentira. Nos engañaron, porque el año pasado se dijo que no debía bajar el IVA, pues el país caería en una debacle; sin embargo, una parte de esos ingresos y de los excedentes de la venta de petróleo fue utilizada para pagar 40 mil millones de pesos por los intereses de los pagarés Fobaproa''.

Y tan lo que hizo Ortiz fue ilegal y poco claro que, apuntó el blanquiazul, ¿cómo fue posible que en 91 el Banco Unión se vendiera en 250 millones de dólares y cuatro años más tarde se rescatara en 3 millones de dólares? La respuesta del PRI llegó por la vía del veracruzano Fidel Herrera. Primero hizo unas ``reflexiones de carácter constitucional'', en las que argumentó que la Carta Magna no otorga facultades a la Cámara para censurar públicamente al Presidente.

Recordó que en el artículo 93 hay un ``matiz de corte parlamentario'', que faculta a los diputados para llamar a comparecer a los secretarios de despacho y también para crear comisiones de investigación, ``pero ¡nada más!''

Así que les dijo: ``Si quieren establecer el voto de censura como facultad de la Cámara en relación con el Ejecutivo, propónganlo, busquen la modificación constitucional respectiva''.

Y para rematar, con la Ley de Deuda Pública en la mano, les dijo que atendiendo a dicha ley, el rescate bancario se hizo en forma ``oportuna, adecuada e inteligente... quien tenía que tomar la decisión no le tembló la mano y, gracias a eso, el país no se nos fue tampoco de las manos, a pesar de quienes quieren jugar con Dios y con el diablo, a pesar de quienes quieren jugar todo contra el país''.

Vino una segunda ronda de oradores, durante la cual el PAN intentó sacarse la espina que le clavó Herrera -por aquello de Dios y el diablo-, con las explicaciones del diputado Juan Bueno Torio, en el sentido de que su partido sólo quiere castigo para los culpables del quebranto y a la vez dar una alternativa de solución al problema.

El perredista Jorge Silva aprovechó para informar que todavía no se han iniciado las auditorías al Fobaproa y ya se tuvieron que pagar 600 mil dólares al despacho coordinador -el canadiense Makey-. ``No empiezan porque el PRI y la Secretaría de Hacienda les ponen todo tipo de obstáculos''.

Al PRI le tocó también un nuevo turno, y Jorge Estefan Chidiac les contestó con varias interrogantes que dejó caer en tono de provocación: ``¿Acaso todo esto se debe a que se ven perdidos en las próximas elecciones que habrá en el país? ¿Acaso la descalificación sistemática del rescate bancario no les logró cachar votos? ¿Acaso se les va alejando poco a poco el 2000?''

Cinismo sin argumentos: Ebrard

El golpeteo fue y vino en tono fuerte. Sin embargo, un poco desesperado, Marcelo Ebrard -que trae viejo pleito con el PRI porque en dos sesiones anteriores no lo dejaron hablar- fue hasta la tribuna para decir a los priístas que ya se dejaran de ``cinismos, pues sustituyen a los argumentos''.

Para ese momento media bancada priísta quería ser incluida en la lista de oradores para responder a Ebrard. La presidencia de la mesa anunció que para entonces iban ya 24 oradores y les pidió que desistieran de las intervenciones. La oposición (PAN, PRD y PT) intentó dar en ese momento por concluido el debate, pues consideró que el tema ya estaba suficientemente discutido, pero los priístas se opusieron.

Desconcertados porque el PRI votó en contra de terminar la discusión, en una segunda votación económica -porque no era suficientemente clara la situación- los perredistas y algunos panistas cambiaron de opinión y optaron por continuar.

Manuel Cárdenas descalificó a Dolores Padierna para hablar sobre el Fobaproa, y a Ebrard le espetó: ``A falta de razones se escuda en el linchamiento político, para lo cual sólo se requieren dos condiciones: ¡echar montón y ser cobarde!''

Ya no pararon. El salón fue un griterío, y en ese contexto Ebrard fue a tribuna para replicar: ``¿Cobarde? ¡Cobarde usted!''

Dolores Padierna, que no estaba en el salón cuando el diputado Cárdenas la aludió, llegó corriendo a pedir la palabra. Y le ofreció al priísta ``unas clases, que mucha falta le hacen''.

A partir de ahí ese fue el tono del debate. Más de 40 oradores quitándose la palabra para responder a las alusiones, a los insultos personales que se hacían desde la tribuna. La presidenta de la mesa, María de las Mercedes Juan, terminó por turnar a la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP) los puntos de acuerdo en los que se demandaba la moción de censura.