Astillero Ť Julio Hernández López
Los pobres del país recibieron dos discutibles regalos declarativos este miércoles recién pasado, cuando el presidente Ernesto Zedillo, y uno de los subsecretarios de Hacienda, Martín Werner, encomiaron los esfuerzos que el gobierno federal hace para que, sometiendo a mayor disciplina y esfuerzo a los mexicanos, éstos presumiblemente reciban mayores beneficios.
Si la tesis es discutible en el terreno teórico, en el práctico tiene pocos asideros para su defensa: durante largos años los mexicanos han vivido sometidos a un régimen de falsedades declarativas. Se les ha prometido la prosperidad y el bienestar familiares y, a cambio, lo único que han tenido es desempleo, inflación e injusticia social. Los discursos, eso sí, han sido siempre parecidos: la disciplina os salvará; nadie tiene derecho a echar por la borda los avances que el futuro os dará...
La élite de la miseria
La primera ofrenda en el altar de los mexicanos muertos de hambre fue colocada por el siempre simpático subsecretario Werner. Con un sentido del humor que podría llevarlo sin examen de admisión al equipo de libretistas de Eugenio Derbez (esperemos que el creador de Armando Hoyos no se enoje por este juego imaginativo de Astillero), don Martín ha anunciado que ``se ha avanzado en buscar que los subsidios sean menos generalizados, para que no le lleguen a toda la población, sino que se concentren en los grupos de menores recursos. Ese es un proceso que lleva ya varios años y en el proyecto de presupuesto para 1999 se buscará avanzar en el mismo sentido''.
La justiciera preocupación del joven subsecretario puede parecer idónea desde las alturas del presupuesto, pero de ninguna manera corresponde con la realidad nacional. Sucede, simplemente, que los grupos de menores recursos son cada vez más y más, hasta formar una aplastante mayoría.
Buscar que los subsidios ``no le lleguen a toda la población'', para concentrarlos en ``los grupos de menores recursos'', sería una propuesta sensata si, en efecto, los segmentos necesitados de ayuda gubernamental fueran una minoría, una especie de élite al revés, una pequeña franja fácilmente identificable.
Pero, además, las palabras de Werner pretender dar por sentado que efectivamente ha sido positiva y exitosa la política de subsidios, tanto que de su aplicación extendida se pretende pasar ahora a una concentración en zonas más definidas.
Subsidios, pretexto para la corrupción
Olvida el funcionario, y con él también sus jefes, que los subsidios han sido uno de los mecanismos tradicionales mediante los cuales se han construido las grandes fortunas personales de muchos de los políticos y tecnócratas del aparato gubernamental. El dinero de los subsidios proviene de los impuestos pagados por el pueblo, pero luego ha sido conducido por una senda torcida hacia los bolsillos de muchos de los personajes del poder.
Conasupo, Diconsa, Liconsa, y otras siglas, son apenas unos ejemplos de la manera como desde las cúpulas del gobierno se ha arrebatado a los pobres mexicanos el alimento básico para convertirlo en fortunas de hermanos incómodos y de familias completas. Esos subsidios, escamoteados con gran frecuencia de su destino natural, forman parte de las riquezas que hoy exhiben los personajes del hankismo, del madracismo, del salinismo.
Por ello, retirar subsidios sin más, como quien resta una cifra en la computadora con el simple golpe de una tecla, es un acto técnico sin sentido si no hay correcciones de verdad en cuanto a mecanismos de aplicación y, sobre todo, respecto a la culpabilidad y castigo de los responsables de leches radiactivas, de saqueos de despensas y alimentos, del uso criminal del aparato estatal de ayuda a los pobres para encubrimiento de actividades de narcotráfico, de financiamiento de campañas partidistas o de construcción de imperios transexenales como el salinista, ayudado éste por una cauda de empresarios prestanombres que ahora simulan audacias financieras para tratar de justificar sus complicidades delictivas.
Un mejoralito
Por su parte, el presidente Zedillo pronunció un discurso en el marco de la convención anual de las Afore, en el que defendió la tesis de que son compatibles el crecimiento económico y la disciplina fiscal.
Luego de explicar algunos de los razonamientos que han movido su actuar como Presidente, el doctor Zedillo dijo sonriente que había pedido al director del Seguro Social, Genaro Borrego, ``un mejoralito'' para combatir los dolores de cabeza que ha compartido con el también sonriente secretario de Hacienda, José Angel Gurría, a la hora de buscar que ``cuadren las finanzas públicas''.
Pero, explicó el Presidente, ``creo que es un dolor de cabeza que vale la pena, porque es para la seguridad social de los trabajadores y para la justicia social''.
Y así, mientras el Presidente y un subsecretario se afanan en explicar las razones por las cuales sus dolorosas medicinas habrán de darle alegría y salud al alicaído paciente, la economía languidece, crece el desempleo, las mercancías cuestan más, la estructura de seguridad social es desmantelada y la injusticia social está a la vista.
Astillas: Se devalúan las palabras cuando no corresponden con la realidad. Aun en los casos en que las obligaciones protocolarias llevan a terrenos oratorios en los que son necesarias las frases de mero compromiso, el discurso político requiere de un mínimo de congruencia para no perder valía. En Veracruz, el presidente Zedillo hizo un elogio del gobernador saliente, Patricio Chirinos, que no corresponde con lo sufrido durante casi seis años por los habitantes de la entidad. El presidente Zedillo puso de relieve su amistad con el salinista que durante un sexenio malgobernó. Dijo, inclusive, que Patricio ``no llegó a gobernar para hacer obras de relumbrón, para hacer elefantes blancos; (sino que) llegó comprometido para atender el gran rezago social que existía en el estado de Veracruz''... El senador panista Juan Antonio García Villa ha debido dar la cara en nombre de sus compañeros de partido para negar la postura original de exigir la renuncia de Guillermo Ortiz a la gubernatura del Banco de México. Son fuertes los golpes que al interior del panismo se están dando. En el fondo de todo está la fuerte reacción contra el riesgo que corren los del partido blanquiazul de quedar como paleros de las maniobras del gobierno y del PRI respecto al Fobaproa. Por lo pronto, el PAN está exhibiendo con claridad una indefinición pública que es resultado de las desavenencias entre los líderes concertacesionadores, los mandos medios complacientes y ciertas bases críticas... El señor embajador estadunidense Jeffrey Davidow ya dio a conocer las muescas que en su pistola demandará el país vecino para aprobar la certificación de México como nación que lucha de verdad contra las drogas: la detención de los hermanos Arellano Félix que, según la alta voz diplomática, ``andan sueltos en el país''. Tocar el asunto de los famosos hermanos es, en este momento, tocar fibras altamente sensibles del poder público. Hasta de subvertir el orden público mexicano podrían acusar al voluminoso embajador... Ya anda don Emilio Rabasa en Chiapas. Coincidencia, dirá el empleado de Gobernación, porque según él su visita no está relacionada con la que a su vez haga una fracción de la Cocopa, sino con una reunión de empresarios estadunidenses y chiapanecos... Las elecciones de este domingo estarán signadas por la inequidad en Puebla y Tamaulipas, donde los gobernadores están abiertamente volcados en favor de las fórmulas priístas. En las otras dos entidades en las que se elegirá gobernador, Sinaloa y Tlaxcala, las luchas internas del priísmo no facilitan la plena acción directa de los mandatarios en funciones para apoyar al tricolor. En Sinaloa, el labastidismo con poder a nivel nacional no ha podido encontrar los espacios deseados en el terruño, y ello, más el asunto Fobaproa, mantienen a Juan S. Millán en riesgos de derrota. En Tlaxcala, las pugnas entre los grupos del actual mandatario, Antonio Alvarez Lima, y los de los anteriores gobernadores, Tulio Hernández y Beatriz Paredes, podrían abrir el camino al triunfo de un priísta cobijado por el PRD, el PT y el PVEM, que es Alfonso Sánchez Anaya. De esa manera, las perspectivas electorales del domingo aparecen así: Puebla y Tamaulipas para el PRI, sin problemas; Sinaloa, con una votación reñida en la que acaso ganase el PAN; y Tlaxcala, con una votación favorable al PRI pero con un importante crecimiento del PRD o, mejor dicho, de los grupos priístas ahora amparados en el partido del sol azteca...
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