Cuentan con padrinos entre los mandos medios de los cuerpos de seguridad: Soto
Gabriela Romero y Raúl Llanos Ť En la ciudad de México trabajan alrededor de 750 bandas delictivas, integradas por no menos de 20 mil individuos, que cuentan con la protección de un padrino o jefe entre los mandos medios y efectivos de los cuerpos de seguridad pública a cambio de una parte del botín. Las delegaciones Cuauhtémoc e Iztapalapa concentran el mayor número de grupos delictivos con 86 y 52, respectivamente.
Además, dijo que la edad promedio de los menores que se integran a las bandas es de 14 años, y en el caso de los niños de la calle ésta puede ser hasta de ocho.
El vicepresidente de la Comisión de Seguridad Pública de la Asamblea Legislativa del DF recomendó que las 55 mil 546 manzanas que componen el Distrito Federal se dividan por el número de delincuentes. ``Así tendríamos que a cada delincuente le tocaría trabajar en un territorio de 2.77 manzanas. En tanto que en cada una de las dos mil 886 áreas poblacionales actúan en promedio 6.93''.
En conferencia de prensa de prensa, Soto Camacho presentó el Atlas delictivo de la ciudad de México, resultado de más de un año de investigaciones de campo, en el que recopiló información proporcionada por efectivos de todos los niveles de la Secretaría de Seguridad Pública y a partir de las denuncias de los propios capitalinos.
Advirtió que los ciudadanos están cansados del clima de inseguridad que se vive y de la protección que brindan los policías a los ladrones, por lo que subrayó es urgente que tanto la SSP como la Procuraduría General de Justicia capitalina inicien un proceso de depuración de sus elementos. ``La gente ya no quiere esperar ni un día más''.
El legislador perredista manifestó que estas bandas se caracterizan por el consumo y distribución de drogas, el uso de armas blancas y de fuego, así como la violencia con que cometen sus fechorías, entre ellas, el secuestro y la violación, que en algunos casos llega al homicidio.
Describió la manera de operar de estas bandas, las cuales ``atacan en grupos de cuatro y suelen disponer de observadores y auxiliares, por si se requiere. La ventaja numérica y la violencia física y verbal son parte primordial de su modus operandi''.
Sobre el leguaje que emplean, Soto Camacho precisó que el caló les da un sentido de identidad, de lealtad al jefe y al grupo. ``Suelen usar tatuajes y obedecen a una jerarquía que el cabecilla establece y hace valer, en una simulación de las escalas militares''.
Además de identificarse por otras señas, como la vestimenta, saludos especiales, corte de cabello, uso de aretes, dijes y otros objetos ornamentales, también adoptan sobre nombres y una denominación para su banda.
Cada una establece el límite de su territorio mediante pintas en bardas que cuidan celosamente. ``Se manejan con leyes no escritas y acuerdos tácitos entre jefes e integrantes, y su ruptura puede traer problemas de convivencia de mayor o menor intensidad, según lo grave del caso''.
El legislador Soto Camacho precisó que los nuevos delincuentes se someten a un ritual de iniciación que puede ir de la comisión de una fechoría a acciones de tipo narcosatánico, en las que se mezcla realización de un delitos de mayor gravedad con el consumo de drogas prohibidas.
Aunque admitió que no cuenta con datos detallados de la participación de mujeres en las bandas, el diputado local del PRD dijo que no se puede descartar la posibilidad de que alguna encabece una banda. Como ejemplo, citó el caso de los grupos de secuestradores en los que, por lo general, aparecen. ``Ahí están los casos de las famosas farderas''.
Aseguró que en su investigación detectó la intervención de familias enteras, ya sea directamente o mediante la protección y el encubrimiento de los infractores, como sucede en las colonias Buenos Aires, Doctores o Tepito.
En este barrio de la colonia Morelos se estima que hay más de 10 mil delincuentes activos, desde menores de edad hasta ``tiernas abuelitas encubridoras''.
Lo cierto es que la actividad delictiva en las colonias antes citadas podría triplicarse, calculó el perredista.
Entre las acciones criminales de estos delincuentes se cuentan asaltos a transeúntes, robo de nómina en industrias y negocios, de vehículos de carga con mercancías o a particulares, repartidores y choferes; tráfico de drogas y armas en baja escala; violación, lesiones y homicidios.
La otra cara de la moneda la representa la Secretaría de Seguridad Pública, que para hacer frente al combate de estas bandas sólo dispone de 70 por ciento de unidades en buenas condiciones. En tanto, en la PGJDF cerca de 40 por ciento de sus equipos de intercomunicación radial presenta problemas, sin contar los 186 vehículos que se les entregaron en días pasados.
En total, ambas dependencias cuentan con cinco mil 760 patrullas para la defensa de los capitalinos.
Puntualizó que durante muchos años no ha habido voluntad política de las autoridades para acabar con el problema de las bandas y, por el contrario, se les ha permitido desbordarse. No obstante, Soto Camacho señaló que el gobierno cardenista ha aceptado la existencia y magnitud de este fenómeno. Aseveró: ``No basta con reconocerlo, ya que se debe actuar de inmediato''.
El diputado entregó las listas de las bandas delictivas que operan en las delegaciones Cuauhtémoc e Iztapalapa, y en ellas detalla el número de integrantes, edades, vestimenta, modus operandi, tipos de delitos, zonas de influencia, días y horarios en que actúan. ``Ojalá que la Procuraduría y al SSP cuente con un atlas similar o mejor'', concluyó.