El neoliberalismo, amenaza a la democracia y dignidad, se indica en el Manifiesto de México
Matilde Pérez y Alonso Urrutia Ť Ante la crisis del sistema neoliberal que pretende ``absorber los efectos de la crisis bursátil con un asistencialismo puntual'', la izquierda está llamada a dar una respuesta alternativa que ``busque nuevas articulaciones entre los sectores público y privado'', señalaron los integrantes del Foro de Sao Paulo en la declaración final de su octavo encuentro: Tenemos principios, pero no recetas.
El poder transformador de las fuerzas democráticas de América Latina dependerá de su capacidad para interpretar y ganar el apoyo activo de las ``grandes mayorías'' y del impulso de auténticas y flexibles políticas de alianzas que hagan posible amplios consesos sociales. Sin embargo, acotaron, el objetivo no es únicamente llegar al gobierno, sino de transformar a la sociedad, tarea compleja y larga.
Los delegados de 58 organizaciones y partidos políticos de izquierda de América Latina y el Caribe llamaron a rechazar los tratados impuestos unilateralmente, así como los condicionamientos comerciales y de inversión, porque violan la soberanía de las naciones. En ese contexto, propusieron consolidar la solidaridad y la unidad latinoamericana que permita construir un proyecto alternativo que revierta los efectos de la globalización neoliberal.
Las críticas que hacemos al orden internacional vigente -dice la declaración- ``no supone aislarnos en este mundo contradictorio, conflictivo y en globalización, sino aprovechar las oportunidades y ventajas que nuestra época ofrece para el desarrollo'', mediante el impulso de un proyecto de integración regional ``al servicio de los intereses de los pueblos''.
Aprueban el Manifiesto de México
En el octavo encuentro del Foro de Sao Paulo -en el que participaron incluso 14 organizaciones invitadas de Asia, Europa y Africa- se aprobó también el denominado Manifiesto de México, en el que se define al neoliberalismo como ``una amenaza a la democracia, que distorsiona las identidades culturales, profundiza la crisis ambiental, potencia la feminización de la pobreza y pone en riesgo la dignidad de los seres humanos''.
El mencionado manifiesto externa su preocupación por el recrudecimiento de la violencia en Chiapas y los obstáculos que han provocado el estancamiento del proceso de negociación; en contraste señalan, que la apertura de un proceso de diálogo entre el gobierno de Colombia y la insurgencia de ese país es una muestra de acumulación política de la izquierda que abre las posibilidades a una solución del conflicto social y armado.
También destaca la importancia de los procesos de transición democrática en El Salvador y Guatemala, producto de exitosas negociaciones políticas que pusieron fin a los conflictos armados internos en esos países.
La declaración final del foro fue aprobada por unanimidad, previo debate sobre las formas de participación política de la izquierda. Hubo quienes calificaron el documento de conservador, ``con una concepción democratizante y electoralista'', que no expresa la pluralidad de las luchas políticas de todos los participantes.
Largo debate con más de 30 participantes, durante el cual incluso se demandó no restringir la lucha democrática a un proceso electoral y hubo quienes demandaron insertar, ``aunque sea entre guiones'', la reivindicación de la lucha socialista.
Otros subrayaron que el tema del poder no es una suma de ``parcelas'' que se van conquistando de ``tanto en tanto''. El poder se ejerce, enfatizaron, en alusión a la experiencia chilena de Salvador Allende.
Sin embargo, representantes del Partido Comunista de Brasil y del Frente de Amplio de Uruguay reivindicaron la política de alianzas para consolidar el avance democrático de la izquierda. Con ella, dijeron los representantes uruguayos ``gobernamos Montevideo y estamos a la cabeza de las encuestas para la elección presidencial''.
El debate se allanó con el acuerdo de incorporar en el documento las propuestas presentadas que reivindicaban la lucha de la izquierda más allá de lo electoral. Al respecto, en la declaración se evalúan los nuevos desafíos de la izquierda: ``hay que revalorizar la acción política y el papel de los partidos para tornarlos capaces de cumplir democráticamente la función de mediación social y gobernar identificados con los intereses de sus naciones y de sus pueblos''.
Subrayaron que no hay democracia sin política, sin partidos, sin sindicatos y sin movimientos sociales organizados. Toda alternativa al neoliberalismo requerirá una apuesta efectiva a la justicia social, la igualdad de condiciones y oportunidades, la solidaridad, y la participación en el marco de una democracia altamente participativa.
El costo social de la crisis
Los 167 delegados realizaron un amplio diagnóstico de la economía internacional. Advirtieron que los efectos de la crisis iniciada en el sureste asiático amenaza con agravar aún más la situación de la mayoría de los latinoamericanos y caribeños. ``Nuestra región -cuya participación en el PIB mundial es sólo de 6.1 por ciento- pagará el más alto costo social, profundizando aún más las desigualdades sociales por razón de género, etnia, raza y edad.
En ese sentido, condenaron las actitudes de los gobiernos de la región por no adoptar medidas para revertir dicha situación, responsabilizándolos de estimular una mayor crisis social y política, con lo que se pone en riesgo las conquistas democráticas. La declaración señala que en los siete encuentros anteriores siempre han cuestionado las medidas antipopulares aplicadas en la región y en el mundo.
Los delegados propusieron buscar nuevas relaciones entre los sectores público y privado, lo que implicará transformaciones en el Estado que se manifiesten en la eliminación de la corrupción, el clientelismo y el impulso de una nueva relación con el mercado para garantizar el bienestar de la población.
Luego de sostener la urgencia de una restructuración económica orientada al desarrollo sostenido, subrayaron que también tendrán que aplicarse reformas sociales, lo cual incluye programas de emergencia en materia de educación, salud, vivienda y seguridad social. Agregaron que se requerirán iniciativas audaces e imaginativas de largo plazo para abordar graves problemas, como el de la discriminación de la mujer, la situación de la niñez, el racismo, la delincuencia, la inseguridad ciudadana, el narcotráfico y el rol de las fuerzas armadas en una sociedad democrática.