¡EUREKA!
Alacranes
La próxima vez que meta un pie en el zapato o prepare las cobijas para dormir, écheles un vistazo primero. Tal vez, escondido de la luz, se encuentre un ejemplar de las 136 especies de alacranes que habitan en México, incluidos lugares como Morelos, Puebla y el Distrito Federal.
Si toma en cuenta que de las mil 500 especies de alacranes que existen en el mundo, algunas de las más peligrosas se encuentran en nuestro país y que cada año ocurren cerca de 200 mil picaduras de alacrán y 700 muertes debido a la intoxicación, resultaría de gran utilidad empezar a tomar algunas precauciones.
¿Qué haría usted si le pica un alacrán? ¿Aplicarse ajo o frotarse el área del piquete con una moneda? ¿Beber alcohol? ¿Aplicarse un torniquete o succionar el veneno con la boca?
Entre los múltiples remedios existentes, aún prevalece la idea de untar ruda o mejorana, ingerir limón, leche y café cargado u otros todavía más descabellados como cubrirse la cara y no salir al aire.
Sin embargo, todos carecen de sustento científico y efectividad probada. Además, algunos como la ingesta de licor pueden extender la potencia de la intoxicación o, como en el caso de la succión del veneno con la boca, se puede provocar una infección a la víctima e intoxicar a quien lo atiende.
De acuerdo con un estudio realizado en el Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas, del Instituto Nacional de Salud Pública, por Héctor Gómez Dantés e Hilda Rangel, la especie más tóxica y peligrosa (Centruroides noxius) se concentra en Nayarit, aunque también se puede encontrar en Sinaloa y Jalisco.
El informe muestra que la población más afectada son los menores, sin distinción de sexo; las picaduras son más frecuentes en los miembros inferiores, ocurren preferentemente por la noche y son más frecuentes entre marzo y junio.
En cualquier caso de intoxicación por picadura de alacrán, su mejor opción será obtener atención médica inmediata, a menos que quiera alejar a los alacranes con aliento a ajo o emborracharlos. (Mirna Servín)