¿El aislamiento selectivo de Gabriel Zaid afina su capacidad analítica? ¿En la crisis cantada (Reforma, 25 Oct. 98) sostiene, certero, que la incredulidad colectiva está sirviendo como vacuna contra la confianza ciega y simultáneamente contra el pánico. La convicción de que la crisis (de final de sexenio) ya empezó facilita las cosas porque da más tiempo para actuar y defenderse. Cuando un desastre no sólo se teme sino se prevé, puede mitigarse. Todo el mundo prevé una crisis financiera (fuga de capitales, fraudes bancarios, desarticulación de los sistemas de seguridad y pensiones, etc.) pero hay otras que están larvadas y que pueden estallar en los próximos 5 años. Valdría la pena seguir el método de Zaid y preverlas para manejarlas.
1) Crisis política. Si el escenario de las intenciones electorales se mantiene como hasta ahora, el 2 de julio del 2000 llegaríamos casi a un triple empate en la elección presidencial. Lo que ya está provocando una agitación malsana y podría llevar a una crisis formidable. El problema no es sólo que se cuenten bien los votos. Sino que la gente que votó contra el partido ganador y las dirigencias de los perdedores lo acepten. Imagínense ustedes que el PRI gana, por ejemplo, por un porcentaje de 7 por ciento o menos. ¿Se le concederá el beneficio de la duda después de 70 años de fraudes y trampas? Parece difícil. Vamos a suponer que los contendientes se ponen de acuerdo en quién fue el ganador. ¿Quién podría gobernar teniendo como adversario al Congreso? Las dos Cámaras estarían en manos de la oposición en 66 por ciento más o menos. ¡Imagínense ustedes cuál será el proceso de consolidación del nuevo gobierno con poderes divididos! Alguien diría que los políticos mexicanos son lo suficientemente pragmáticos para encontrar una solución y evitar el desastre nacional. Pero ¿por qué no la han encontrado ahora? Las condiciones son mucho mejores que las que pueden darse entre 2000 y 2001. Nadie da su ``bracito a torcer''. ¡Van a renunciar a seguir en el poder o a conquistarlo-a-como-dé-lugar y al-más-corto-plazo? Me permito dudarlo.
2) Crisis psicológica. Es de preverse que en el imaginario popular, el fin de milenio, siglo, sexenio, régimen, genere expectativas imposibles de evadir y difíciles de cumplir. Hasta hoy el gobierno sigue lanzando ``rollos tranquilizantes de la ciencia del poder'' y en las últimas semanas ha habido signos de que se atrinchera. Los opositores no son menos rígidos.
3)Crisis de liderazgo. El doctor Zedillo aparentemente ``deja hacer y deja pasar'' como un buen liberal. Pero esto es un poco engañoso. Nadie le podría aplaudir la falta de liderazgo como tampoco a un director de una empresa, a un capitán de un barco, a un padre de familia. El Presidente no es un timonel débil, conduce al país a cumplir su proyecto personal. No es expreso, pero es claro: salvar el sistema financiero y salvarse a sí mismo de las posibles desventajas que implicaría la pérdida del poder de su grupo (incluidas las vendettas del grupo Salinas, a quien ha tenido el valor de retar).El Presidente, como casi todos los tecnócratas, ha subdividido la política y la economía. Esta confusión pudiera llevarlo a él, a su grupo y a todos nosotros a un desastre.
4) Crisis social. ¿Podrá soportar la gente común, después de haber perdido durante 16 años su capacidad de compra, otra inevitable recesión? ¿Otra alza inevitable de impuestos y precios? Son muchos desaciertos, desastres financieros, decadencia económica y desigualdad la que se ha acumulado. Hasta hoy la inconformidad sigue expresándose en formas legales y civilizadas. ¿Hasta cuándo seguirá la abnegación? Cualquier incidente pudiera provocar un derrumbe, un terremoto, como la profetizó el propio Zaid, otro mega-asesinato. Es imposible que sólo 18 millones estén en el mercado de los consumidores, mientras 85 millones están afuera de él, exigiendo cada vez más alimentos, educación, trabajo y oportunidades.
5) Crisis ética. Quizá la más fuerte y la menos visible. Entre los asesinatos de 1968 y el Fobaproa hay un hilo conductor: la impunidad. Nadie ha respondido por crímenes, atracos, saqueos y errores mostruosos. Yo no estoy de acuerdo en la intransigencia del PRD. Una propuesta conjunta con el PAN podría ser mucho mejor para la nación que la descalificación. Hay un punto donde sí concuerdo con la intransigencia: es indispensable juzgar y castigar a los responsables, no sólo a los banqueros defraudadores, sino a las autoridades que propiciaron el desastre.
Y es que va creciendo una especie de repugnación ante la decrepitud moral que vivimos. Recuerdo un párrafo escrito en 1986 del propio Zaid: ``Nos hace falta una catarsis del deseo del bien, un exorcismo que nos libre de los buenos espíritus, una limpia del mal agüero que es desear vida limpia, tenemos que librarnos de la moralidad no vivida: la sirena del bien imposible, la nueva patria que no cesa de solicitarnos para estrellarnos contra las rocas''.