PAN
Tiene la necesidad de apuntalar la figura del michoacano Felipe Calderón Hinojosa, tanto para sus posibilidades presidenciales como para las de gobernador. No hay que olvidar que su anterior participación (1995) puso al PAN en el mapa político y ha dotado al partido con una estructura que no tenía. También necesita recuperarse de la caída registrada en las elecciones federales de 1997, donde de 13 diputaciones en juego 10 fueron para el PRD, 3 para el PRI y ninguna para el PAN.
Acción Nacional tendrá que remontar la imagen derivada de su su cercanía al gobierno en momentos claves (las famosas concertacesiones) y recientemente con el caso del Fobaproa. Asimismo, deberá superar el desgaste que le provocan algunos de sus desempeños municipales -por ejemplo, Morelia o Uruapan- que para muchos ciudadanos son mediocres, sin cercanía con la ciudadania y sin diferencias sustanciales con las administraciones priístas. En cambio, el PAN tiene a su favor que algunos ciudadanos si ven en la gestiones panistas mayor aseo en el manejo de los fondos públicos, un discurso fresco y atractivo para los jóvenes de clase media urbana, y una alternativa frente a la polarización PRI-PRD.
PRD
Este partido busca consolidar su triunfo arrollador de las elecciones federales del año pasado, así como hacer crecer su presencia en los diversos municipios de la entidad. Asimismo, es importante apuntalar sus posiciones para tener posibilidades en la elección para gobernador, donde pinta como contendiente potencial Lázaro Cárdenas Batel. Pero sobre todo, Michoacán es importante por ser un bastión clave del perredismo. Las divisiones del partido han seguido afectando su imagen y crecimiento, aunque en esta ocasión han sido menos públicas y profundas. La presencia del PRD en la entidad será fundamental para sus aspiraciones para el 2000, sobre todo, si Cárdenas sobrevive el desafío que representa el DF.
PRI
Está aprendiendo a ser oposición, pero le cuesta trabajo soltarse de la ubre del gobierno. Sus campañas las ha recargado en la obra pública y la gestión gubernamental. Es por ello que la oposición ha centrado sus ataques en las deficiencias de la administración de Tinoco para quitar bases a la estrategia priísta.
El PRI, en casi toda la entidad, ha experimentado formas de elección directa para seleccionar sus candidados; eso le permite, ahora, aspirar a recuperar en muchas partes la presencia perdida. También apuesta al deterioro que ha tenido la imagen de los gobiernos de oposición que no han podido cumplir con muchas de sus promesas, debido, entre otras cosas, a las limitaciones presupuestales y los endeudamientos heredados. En el caso de Morelia, al candidato oficial se le ha elegido de manera tradicional: por un dedazo de los grupos de poder que han manejado a la Universidad Michoacana.
En Morelia y en todo el estado, el gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí busca, por otro lado, un aval para su gestión que concluye a inicios del año 2002.
La contienda
En mayo todos los partidos con registro y el gobierno firmaron un convenio político, en el que establecieron cinco puntos: consolidar autonomía e independencia del Instituto Estatal Electoral; aceptar los partidos la propuesta del gobernador para cubrir la vacante de presidente del Tribunal Estatal Electoral; hacer campañas respetuosas y acatar los resultados; definir formas de financiamiento y establecer topes de campaña y, por último, suspender la difusión de las obras públicas.
Las partes han violado sus propios acuerdos, principalmente en lo que hace a la difusión de la obra pública y la existencia, aún, de desigualdades que dan ciertas ventajas al PRI, como la intromisión de las coordinaciones regionales y la disposición de recursos públicos que favorecen a sus candidatos. La oposición ha denunciado su temor de que exista un plan -lo han denominado ``Plan Sinaloa''- que tienda, todavía más, a generar iniquidades en la competencia electoral.
La estabilidad poscomicios depende de la voluntad gubernamental y de los partidos. Ciertamente está demostrado que puede irse a una elección con una legislación electoral deficiente, siempre y cuando las partes, principalmente el gobierno, tengan voluntad de garantizar una contienda justa y de respetar el voto. Sin embargo, como vemos, hay luces preventivas en el ambiente. Sería lamentable que Michoacán regresara a tiempos superados.
En Michoacán se votará de manera diferenciada, más por los candidatos que por las ofertas partidarias -la gente ha aprendido a ser pragmática- y ganarán los candidatos que hayan acumulado mayor aval social. El voto duro, el militante, no alcanza para hacer ganar en forma absoluta a ningún partido.
Michoacán es plural, está dividido en tres y el voto que se arranque a la abstención, a los indecisos, será el que decida. Si la abstención gana y las irregularidades observadas no se corrigen veremos, como en otras partes, que la ``normalización democrática'' seguirá siendo una aspiración; una deuda pendiente, como el bienestar para nuestras familias.
Posiciones
y capitales
Fecha de la elección: Domingo 8 de noviembre.
Posiciones en juego: 113 presidencias municipales y 30 diputaciones del Congreso local (18 uninominales y 12 plurinominales).
Composición actual del Congreso: PRI, 16 diputados (11 uninominales y 5 plurinominales); PAN, 7 (4 uninominales y 3 plurinominales); PRD, 7 (3 uninominales y 4 plurinominales).
Activos del PAN: gobierna a más de 40% de la población con 14 municipios, que incluyen las principales ciudades.
Activos del PRD: gobierna la mayoría de los municipios michoacanos, 55, donde viven más de un millón 200 mil personas.
Activos del PRI: la gubernatura y 44 alcaldías (con cerca de un millón de habitantes).