La Jornada 31 de octubre de 1998

Pedro Valtierra, premio Rey de España de fotografía

Mónica Mateos Pedro Valtierra viajó a Chiapas al enterarse de la matanza de Acteal. Sin embargo, como iba acompañado por otros tres fotógrafos de La Jornada decidió visitar muchos días después el campamento de desplazados ubicado en X'oyep, en el municipio de Chenalhó. El 3 de enero de 1998 los habitantes de ese lugar decidieron, en asamblea, pedir al Ejército que los tenía vigilados a una distancia de 200 metros que se fuera.

Los soldados formaron un círculo alrededor de su campamento para guardar sus cosas y ``protegerse'' de las personas que empezaron a forcejear con ellos. En ese momento, el fotógrafo Valtierra (Fresnillo, Zacatecas, 1955) se subió a un tronco y desde ahí captó el instante en que un par de pequeñas mujeres empuja con toda su fuerza a un militar armado.

Esa gráfica obtuvo ayer el premio Rey de España de fotografía que otorgan la agencia de noticias española Efe y el Instituto de Cooperación Iberoamericana a la mejor imagen periodística internacional. Se reconoce así, en opinión del galardonado, ``el esfuerzo de todo un equipo de trabajo. Es un premio a La Jornada, pero lo más importante es que significa una forma de reconocer la lucha de los diferentes grupos indígenas que tiene México, la cual se desarrolla en condiciones muy duras''.

En 24 años de profesión, Valtierra ha cubierto como reportero gráfico diversos conflictos armados en Centroamérica y Colombia, experiencias que han forjado el claro objetivo que cruza su mente cada vez que oprime el obturador de su cámara: ``la imagen captada debe sintetizar el momento, es decir, ser clara, que no confunda la información que se desea transmitir. Cada foto debe tener fuerza, conjuntar tanto calidad estética como informativa''.

Sin dudar que el oficio de fotógrafo es siempre estar a la búsqueda de imágenes relevantes, el ganador del premio Rey de España señala que la gráfica distinguida ``refleja mucho lo que es Chiapas: la impotencia de las personas, la actitud del Ejército. Aunque, en mi opinión y con base en mi experiencia en otros países, si esa situación que capté hubiera sucedido en alguna región de Centroamérica, no hubiera sido posible que los habitantes se lanzaran contra los soldados. Aquí el Ejército obró con bastante prudencia''.

Lo importante, en todo caso, es que el fotógrafo ``no se ponga como personaje de un acontecimiento de esa naturaleza. Nosotros sólo somos testigos. A pesar de que no quisiera que pasaran este tipo de imágenes, finalmente las circunstancias políticas y sociales llevan a las personas a la desesperación y a buscar opciones para que se respeten su cultura y sus tradiciones''.

Por eso, para Pedro Valtierra recibir el mencionado premio lo hace reflexionar acerca de que ``soy un fotógrafo de la calle, que tiene que estar en la calle, no en una oficina. Como dice el maestro Héctor García, el fotógrafo debe ser pata de perro, y este premio me llama a tomar fotos''.

Y aunque piensa que ``a veces los premios pueden afectar o dañar si no se está claro que no hay que marearse'', se muestra a gusto con el reconocimiento que es conferido por personas de prensa y que le será dado en enero próximo por el rey Juan Carlos de España. ``Me siento nervioso, pero con muchas ganas de trabajar más duro. Un reconocimiento de este tipo hace que más gente te vea, y por eso hay que ser más exigentes, rigurosos y serios con el trabajo''.

Pedro señala que si bien dudaba del dicho de que a veces las buenas notas o las buenas fotos se deben a la suerte de reportero: ``sí hay la suerte; por ejemplo, con esta foto, si hubiera ido antes a X'oyep, me quedo sin ella. La suerte va de la mano del trabajo, del esfuerzo, de la búsqueda, hay que recoger la esencia de la noticia''.

Una ilusión de Valtierra es cubrir informativamente Kosovo y realizar un gran reportaje gráfico en el Sahara español. Actualmente prepara un extenso material acerca del desierto del norte de México, entre otros proyectos.