La Jornada 29 de octubre de 1998

Nancarrow, creador de una música para el futuro: Trimpin

Pablo Espinosa Se encuentran en México los intérpretes más importantes, así como los analistas más cercanos a la obra de Conlon Nancarrow (1912-1997), compositor que eligió nuestro país para producir sus partituras más importantes y vivir un ascetismo gozoso preñado de ideas, proyectos, consecuciones.

Irrebatible, la importancia de la música de Conlon Nancarrow va ganando los sitios que le corresponden en el planeta, que es la obra de un genio, un caso típico de un compositor adelantado a su tiempo, como a su vez lo fue Gustav Mahler, por citar un ejemplo.

Escuchar esa obra (a excepción de la específicamente escrita para dotaciones instrumentales tradicionales) es, por lo pronto, un privilegio, una rareza en cuanto son necesarias ciertas circunstancias sin las cuales tal música no existe, es decir, las partituras de este autor son ejecutadas por pianolas mediante rollos perforados, que él mismo manufacturó.

Sin tales rollos, la única opción es escuchar esa música a través de grabaciones discográficas (que existen, tanto en los viejos de acetato como en compactos, pero son difíciles de hallar) o bien en alguno de los conciertos del artista alemán Trimpin, quien construyó, con la autorización de Nancarrow, un mecanismo con el cual es posible ejecutar esa música, una vez transportada (scaneada, en el argot computacional) la información de los rollos perforados a un diskette.

Concierto de privilegio

Esta opción permitió a una muchedumbre fascinada escuchar, la noche del martes en la Escuela Nacional de Música, algunos de los Estudios para piano, de Nancarrow, mientras Cheryl Seltzer y Joel Sachs ejecutaban algunas versiones para instrumentistas, también al teclado. Abarrotada hasta los escalones la Sala Xochipilli, ocurrió entonces uno de esos hechos prodigiosos, una de esas raras ocasiones de privilegio en la vida: un concierto en vivo con la música de Conlon Nancarrow.

Las miradas de asombro, los rostros fascinados volverán a poblar ese recinto: hoy es el último día de las Jornadas Internacionales Conlon Nancarrow en la ENM (Xicoténcatl 126, Coyoacán, entrada libre). El último de los conciertos se titula El Nancarrow instrumental y estará a cargo del Trío Neos, La Camerata y Continuum. Además, los grandes personajes que de varios países han acudido, sostendrán actividades académicas a lo largo del día.

De entre esos especialistas (Charles Amirkhanian, Peter Garland, Felix Meyer, Ursula Oppens, Kyle Gann, et al), el compositor, constructor de instrumentos, autor de esculturas musicales, Trimpin (just like that: Trimpin, insiste en acotar su nombre) aporta respuestas a una inquietud que crece entre los cada vez más numerosos fans de Nancarrow en el mundo: la posibilidad de escuchar esa música, y si es en vivo, mejor.

``Conocí a Conlon Nancarrow en 1980, en Berlín -narra Trimpin, en entrevista. Ocurría un gran festival de música que recurre a dispositivos mecánicos adicionales. Fue merced a Charles Amirkhanian que conocí al compositor, una de cuyas obras había escuchado a través de la radio alemana y quedé fascinado de por vida. Nunca había oído nada igual, tan impactante. Conlon y yo sustuvimos a lo largo de los años una relación creativa muy intensa.

``El tenía en el estudio de su casa (en Las Aguilas, construida por Juan O'Gorman) una orquesta mecánica de su invención: una serie de instrumentos repartidos en cuatro paredes y diversas alturas. Yo en ese entonces trabajaba en un sistema similar al de los rollos mecánicos que Conlon perforaba en su estudio. De manera que yo ideé un disco perforado, como preparación a un sistema computarizado por medio del cual pudiera procesar la información, transportarla de esos rollos a una computadora y adaptar a un piano un mecanismo mediante el cual pudiera ser ejecutada esa música que de otra manera, le insistía yo a Conlon, con su muerte hubiera quedado en el olvido absoluto, a menos de que contarámos con el rollo original.''

Crear una tecnología asequible

La diferencia entre la música hecha con computadoras y la de Nancarrow, responde Trimpin, es vasta. ``En primer lugar, el de Nancarrow es siempre un sonido acústico, natural, nunca sintetizado ni amplificado. La manera de producir el sonido es muy parecida a la de las computadoras, pero éstas no hacen sino facilitar las cosas, nunca producir ideas, sostener diálogos como lo hace la obra de Nancarrow, cuyas estructuras no sólo ocurren en el tiempo, sino tienen una espacialidad y una serie de elementos que la hacen una música del futuro.

``Habrán de transcurrir 20 o 30 años todavía para que la tecnología asequible en el mercado se haga compatible con la música de Nancarrow, de manera que podamos escucharla en vivo más a menudo. Por lo pronto, tenemos una tecnología atrasada (métodos digitales para grabar pero centenarios en la reproducción, verbi gratia los altavoces) en relación con un compositor adelantado a su tiempo.''