Miguel Barbachano Ponce
Requiem por Orson Welles

Murió el jueves 10 de octubre de 1985. Ya no se moverán los 150 kilos de carne y hueso de aquel hombre paquidérmico y colosal, nacido al 6 de mayo de 1915 en Kenosha, Wisconsin, que conmovió a vastas audiencias con su revolucionaria labor radial, teatral y cinematográfica. Analicemos su quehacer como actor, productor teatral, creador y narrador radiofónico y, sobre todo, como director de cine (Citizen Kane es considerado el más interesante filme jamás filmado) para crear un retrato biográfico de George Orson Welles.

Welles (actor) participó en más de 50 obras de teatro y cerca de 40 filmes. Su primera aparición en un escenario ocurrió en el Gate Theatre de Dublín, cuando apenas tenía 16 años, interpretando un personaje de El judío Suss. En 1932 encarnó papeles secundarios en obras de Shakespeare, y durante su madurez dio vida a Otelo, en St. Jame's Theatre, de Londres; a Lear, en el City Center de Nueva York, y a Falstaff, en la Grand Opera House, de Belfast.

Como actor de cine es más relevante. ¿Quién que lo vio no recuerda su interpretación como Kane en Citizen Kane, o Michael O'Hara, en The lady from Shangai, o Harry Lime, en The third man, o Hank Quinlan, en Touch of Evil?

En la radio destacó con The war of the worlds (para la CBS) realizado en 1938 con tal verismo que provocó pánico en grandes sectores del Este de Estados Unidos. Su espléndida voz lo llevó no sólo a actuar y narrar programas radiofónicos, sino películas y documentales desde The magnificent ambersons (1942), realizado por él mismo, hasta el documental sobre México, Centinelas del silencio (1971).

Su multifacético talento cristalizó en Citizen Kane (1940-1941), su filme inicial y primera película del mundo según encuesta de la revista Sight and Sound en 1962, 1972, 1982 y 1992. Así, podemos armar como un rompecabezas, el apasionanate retrato de Charles Foster Kane. Al año siguiente, realizaría The magnificent ambersons, estudio de una aristocracia en decadencia (Indianápolis, fin del siglo XIX). Cuatro años más tarde, The stranger, en la que encarna al jefe nazi Franz Kindler, quien se hace pasar en Connecticut, como maestro de escuela bajo el nombre de Charles Rankin. The Lady From Shangel (1947), realizada en locaciones de México y San Francisco, viene a recrear el mal oblicuo y siniestro que de forma nuestro mundo.

En 1948, Welles emprenderá el transvase de la obra de Shakespeare al celuloide, recreando en sólo 23 días Macbeth, meses más tarde inició en los venecianos estudios Scalera, en Roma, y en Marruecos la versión cinematográfica de Otelo, trabajo que culminará hasta 1952. Pero no concluye con la tragedia del moro, el traslado shakesperiano, porque en el invierno de 1964-65, Welles reconstruirá en España, Chimes ot midnight, adaptación basada en Enrique IV, Ricardo II y Las alegres comadres de Winsor. Siete años antes de su muerte, vuelve a recrear al poeta isabelino mediante la narración de Filming Othello. En 1955 terminó en España, Confidential report, cinta basada en su propia novela Mr. Arkadin, que aborda una núsqueda consciente de la identidad. Filmó, en ese año, Don Quijote; labor iniciada en España, trasladada a México y posteriormente a París, y que jamás rematará.

Touch of Evil, la obra cumbre del filme noir, es de 1958, y The Trial, basada en la novela de Franz Kafka, de 1962.

A propósito de la primera se ha dicho que es esencialmente una película de la oscuridad, en cuyo fondo siniestro Welles desarma los resortes de la corrupción; acerca de la segunda, se opina que es un detallado análisis de la incapacidad de la mente humana para entender las complejidades de la cultura.

En 1973, Welles organiza y acopla materiales diversos y dispersos, propios (War of the Worlds) y ajenos (trabajos de Reichenbach) para crear Verités et mensages, for fake. Cinco años antes, 1968, había creado otro laberinto de imágenes en movimiento, éste referido al amor, Histoire Inmortelle, basado en un cuento de Isak Dinesen. Después, sólo proyectos frustrados, ilusiones jamás trasladadas a los fotogramas, como The Deep que se rodaría en la costa dálmata, o The other side of the wind; no en balde había declarado a un entrevistador en un arranque de tristeza: ``Soy un fracasado, ¿puede usted entender eso?...'' Hoy, a 13 años de su muerte, Welles es, ``a pesar de sus fracasos'', el primer cinedirector del mundo.