La Jornada martes 27 de octubre de 1998

Ricardo Robles O.
``Engrandecer más su corazón''

Ese fue el llamado a la sociedad civil mexicana en la declaración final del segundo Congreso Nacional Indígena. Sin duda es un llamado a la solidaridad en tiempos difíciles. Es un llamado concreto a participar en la consulta sobre la ley, convocada por el EZLN, que a ellos y a todos nos atañe.

Pero es mucho más que eso.

Pensando y platicando sobre ese llamado de los pueblos indios, me parece que sugieren, inspiran, comparten, algo mucho más hondo. En todo su segundo comunicado Nunca más un México sin nosotros, del día 12 de este octubre, nos están compartiendo su análisis, su percepción de la historia y de los pasos que camina la vida mexicana. El subtítulo es claro: Por la reconstitución integral de nuestros pueblos.

Esto sugiere ya un avance de maduración en el proceso. No bastó ya el Nunca más un México sin nosotros. Ese México nuevo, lo ven claro, va tomando tiempos, se enfrenta a quienes quieren negarlo, debe vencer en muchas luchas al México imaginario. Y así, los pueblos indios declaran que hay que fortalecer las raíces de su ser profundo. La lucha por la dignidad va siendo más prolongada y los enemigos de la justicia van siendo menos humanos de lo que todos hubiéramos deseado. Por ello, los indígenas mexicanos se proponen horizontes más amplios, profundidades mayores y nos proponen a todos engrandecer el corazón. Así nos invitan a caminar juntos.

Si tomamos el texto completo de su comunicado podríamos ver que éste no es el único cambio que, exigido por la crueldad de estos tiempos políticos, nos proponen desde su análisis social. Tres son los puntos centrales de su declaración, como lo fueron del Congreso. Primero, la ya dicha reconstitución integral de los pueblos indios en lo social, económico, político, cultural y espiritual, y esto en todos los ámbitos: comunitario, regional, estatal, nacional e internacional. Al tiempo que amplían el horizonte profundizan en su ser.

Segundo, ``Al afirmar nuestra identidad afirmamos la de todos'', dicen en coherencia con la amplitud de lucha que se proponen.

Tercero, la defensa de San Andrés como palabra suya, propia de todos ellos y de nosotros, y así, junto con todos, asumen la consulta convocada por los zapatistas. Por ello, necesariamente nos invitan a engrandecer nuestros corazones. Porque lo requieren el momento y la consulta, y porque nos han visto implicados con ellos en una lucha mayor y a más largo plazo.

Ven con gran claridad lo que quizás a otros nos iba ya quedando más oscuro. La historia y sus actores han ido cambiando para bien y para mal. Y al ritmo de esa historia tenemos que cambiar el corazón, engrandecerlo a su tamaño, si queremos seguir en ella.

Los tiempos nos han transformado la realidad por lo menos en cuatro puntos. El primero quedó dicho. La lucha por los derechos indios formulados en San Andrés, sin desaparecer, ha madurado en Reconstitución de los pueblos y afirmación de todas las identidades para lograr un México más verdadero.

Este cambio supone otros: del conflicto chiapaneco hemos pasado a la lucha de los pueblos indios todos, incluyendo a Chiapas. Del corto plazo hemos pasado ya al mediano plazo, al menos. Y del EZLN convocante, inspirador, mágico casi, hemos heredado todos, indígenas o no, el regalo, la responsabilidad, la tarea, de convocar, inspirar, soñar con realismo y transformar.

Estos cambios suponen crisis y las crisis conllevan casi siempre distancias, alejamientos, diversidades, interpretaciones, destanteos... Pero las crisis suponen crecimiento o fracaso, demandan superación, acercamientos, aperturas, comprensiones, pluralidades aceptadas, maduraciones en todos, indígenas y no indígenas.

El prometido encuentro del EZLN con la Cocopa tendrá que aceptar también la diferencia indígena en sus demandas nacionales, en sus tiempos, ritmos, temas, prioridades... La sociedad civil tendrá también su palabra en ello y habrá de retomar el respeto a los caminos indios, a sus objetivos y ritmos, a su lenguaje diferente. Ahora es el respeto a la diferencia indígena para caminar juntos, llegará pronto el momento del respeto mutuo de todos para lograr otras metas de todos.

Más acá de las novedades primeras de 1994, más acá de la magia y de los sueños, más acá del pasado y sus gestas, hoy tenemos el mundo de hoy y el mañana del mundo en las manos. Más acá del cansancio, la desinformación y las diferencias, tenemos la responsabilidad de la indispensable unidad, de la austera solidaridad, de la persistente búsqueda. Es la herencia de aquellos tiempos de desesperanza que se volvieron sueños y arcoiris, de tiempos que vivimos por fortuna y que hoy nos dejan su carga de su luz. Es, a querer o no, para todos nosotros, tiempo de engrandecer el corazón.