Teresa del Conde
Ocho mujeres y el público

Ocho mujeres en el arte de hoy culminará el próximo 15 de noviembre en la Sala Antonieta Rivas Mercado del Museo de Arte Moderno. Como se preveía, la asistencia del público a esta colectiva ha sido numerosa. Estudiantes, profesionales, amas de casa y visitantes extranjeros han expresado sus comentarios por escrito.

Recojo algunos, aclarando que mi selección no busca los laudes para las expositoras, sino el sentir dispar de quienes se han externado sus impresiones.

Carmen Mariscal gusta de la exposición y felicita a las ocho artistas, pero expresa: ``¿Por qué no hacen exposiciones con el título Ocho hombres en el arte de hoy? en lugar de incluir y dar el papel que merecen las mujeres artistas (exhibiéndolas porque son mujeres) siguen segregando''. El contrapunto a su afirmación lo ofrece la estudiante del plantel 5 de la ENP, Ischel Monroy: ``me da gusto saber que hayan dedicado este espacio a las maravillosas personalidades femeninas''.

Cabe aclarar que el catálogo de la muestra intenta explicar el porqué se decidió realizar una muestra integrada por creadoras de generaciones, trayectorias y disciplinas dispares. El meollo es que la incidencia femenina en certámenes interdisciplinarios es cada vez mayor. Hay algo adicional: en una forma u otra, las artistas reunidas han acudido a la imagen virtual o a la fotografía. No es una exposición que explore los temas femeninos en el arte, aunque en dos de las expositoras, Teresa Zimbrón y Cecilia León, ello está presente. Una especialista en historia del arte, Paula, critica: ``¿Qué tienen en común?, ¿qué son mujeres?, ¿se justifica un discurso museográfico porque ellas tal vez comparten el tener cada una por su cuenta el síndrome premenstrual? ¿En 1998 todavía seguimos alimentando una unión entre mujeres por (el hecho) de tener la maravillosa posibilidad de ser madres?''. Al respecto se diría que la atípica (por personalista) escritora feminista Camille Paglia diría que sí, que el hecho, real o posible de la maternidad establece una diferencia que comienza con el propio cuerpo.

Guillermo Pedro, de Querétaro encuentra ``reconfortante la expresión artística de tantas facetas de la naturaleza humana en su parte femenina. Mi parte femenina (dice) las admira y mi parte masculina las acoge con amor y les agradece su trabajo. El comentarista está al tanto, por lo que se ve, de la condición bisexual (dominante o subrogada) de cada ser humano y la enuncia con claridad. Su joven congénere David Torres no es menos sincero al decir: ``no me gustó. Vine porque me encargaron hacer un trabajo escolar, por tanto llego a la conclusión de que esto le gusta sólo a las personas que aprecian el arte''. Así es, David tiene toda la razón del mundo. Los trabajos escolares sobre arte sin orientación previa o sin contexto, llevados a cabo sólo como tareas a realizar, producen displacer.

El estudiante copia las cédulas, en el mejor de los casos lee la información proporcionada en la sala y la transcribe. Una vez realizado este cometido, ¡vámonos cuanto antes de aquí! Algunos misóginos afirman que ``las mujeres sólo sirven como amas de casa'' (ojalá todos los hombres sirvieran también como amos de casa) o bien, en tono aún menos aggiornado encontramos esto: ``mujeres a la cocina'', como si la cocina no fuera un garbanzo de a libra. Hoy día la competencia masculina en cuestiones culinarias va desde los altos sueldos a los chefs masculinos a quienes se les adjudica mayores virtudes que a las chefs femeninas, hasta a la disputa dominical de parejas: si hay invitados, el marido quiere las loas y él es quien cocina, la esposa suele ayudarle a picar la cebolla.

Una frase escrita en danés (idioma no difícil de descifrar) por Norman, que vive en Dinamarca, manifiesta desconfianza respecto de lo que puede considerarse, o no, arte: ¿Dónde termina el arte y dónde empiezan los pasatiempos?

Luis va hasta la política: ``qué bueno que se reconozca a la mujer no sólo como paridora de hijos. El día que México esté gobernado por mujeres dejaremos de ser un país tercermundista''. Luego cae en lugar común: ``debemos reconocer que detrás de cada hombre existe y existirá una gran mujer''. La parisiense Giuliette alaba a Yolanda Andrade: ``les photos de Paris sont tres velles sans oublier le Batman de cette ville (gothique?) surrealiste''. Este comentario es interesante porque la foto en cuestión efectivamente tiene por objetivo a Superbarrio o alguien con atuendo parecido que trae en su capa la insignia del PRD. La Ville Gothique es el Zócalo metropolitano.

Patrice, de Londres, emite una bella frase sobre Minerva Cuevas ``her work is painfully beautiful''. Xavier y Carmen Alba expresan que ``la sensibilidad de Teresa Zimbrón destila desde los poros''. René alaba sus trabajos y los de Trini sin conocerlas personalmente.