La Jornada 27 de octubre de 1998

Expresar la soledad del hombre, afán de mi pintura: Widmann

Merry Mac Masters Ť En la era de la comunicación ``rápida'', con sus influencias ``muy marcadas'', ser artista ``informado'' a veces interfiere con la honestidad de un resultado. El pintor Bruno Widmann (Montevideo, 1930) siempre ha sido ``independiente'' al trabajar. Suele alimentarse de sus obras anteriores que, como sugiere, son ``un parto de los propios partos'', ya que considera la manera de lograr algo lo más ``auténtico'' posible. De cualquier modo no puede divorciarse de los basamentos de la ``muy sólida'' escuela uruguaya de pintura, sustentada en el constructivismo de Joaquín Torres García, y que deviene ``marcapaso'' en las artes plásticas.

De la tradición pictórica de su país, Widmann dice: ``tenemos ciertas características comunes. Primero, la paleta baja. Por lo general, los grises, los ocres, las tierras y los colores cálidos predominan en nuestras obras. Yo, por lo menos, le dí participación al negro como un color más. Hay una cosa matérica y otra donde aún no está demasiado estructurada, pero las capas de pintura son densas y el resultado es sólido, serio, sobrio y hasta ascético. También hay un ordenamiento que en muchos está bastante marcado, que puede ser con elementos rectos o irregulares, con dibujos lineales en semicírculos, esféricos, buscando ritmos''.

Widmann comenzó trabajando con un pintor italiano radicado en Uruguay. Complementó sus estudios en Turín y Peruggia, Italia. Luego siguió la escuela catalana. Ultimamente se ha interesado por el nuevo expresionismo alemán. Si a partir de los años noventa su obra pictórica ha experimentado un cambio, asegura que eso suele suceder cada doce o 15 años motivado por una búsqueda con base en ``líneas anteriores''. Dentro de esas ``idas y vueltas'', el entrevistado retomó elementos de sus pinturas ``negras'', de 1972 al 74, de índole abstracta, agregándoles ``simbologías figurativas''.

Preocupación por la persona

Una preocupación por el ser humano se infiere de los cuadros de Widmann: ``Trato de manifestar la incomunicación del hombre actual, a veces ubicándolo aislado pero en tremendas confusiones donde, si bien está hacinado con grupos de personas, no hay un intercambio o entendimiento. Esa soledad el hombre la siente, la vive, la lleva consigo. Esto no quiere decir que hay que manifestarlo de manera angustiante, al contrario, hay momentos llenos de ironías, de sátiras, de situaciones que ocurren en la vida cotidiana. Todo esto se trata de representar, a veces en forma bastante simplificada o en contextos más o menos abstractos, en un hábitat de texturas, de superficies, de bajos tonos, pero con gran riqueza cromática''.

Así como el hombre queda ``minimizado'' en los cuadros de Widmann, también tiene sus ``macro representaciones'' mediante grandes cabezas, es decir, ``elementos pensantes'', que por momentos se confunden. Pero eso es sólo un ``artilugio'' plástico del artista para ``mezclar la cabeza humana con lo que podría ser un canto rodado''.

(Bruno Widmann. Espectros y acrobacias incluye 41 pinturas en acrílico, que el jueves 29, a las 19:30 horas, será inaugurada en el Museo de Arte Moderno.)