La Jornada 26 de octubre de 1998

AL PRI LE URGE CAMBIAR

Elena Gallegos Ť Elba Esther Gordillo habla de la urgente democratización del PRI; dice que es necesario que ese partido discuta la elección de su dirigencia, porque necesita un liderazgo representativo para conducir el proceso hacia el 2000. Lamenta que, en su momento, los priístas no hayan sabido tomarle la palabra al presidente Ernesto Zedillo cuando éste les ofreció una ``sana distancia''.

Como dirigente del sector popular, la profesora Gordillo se permite un largo análisis del panorama político y de su partido. Externa su preocupación en torno a lo que ocurrió en algunos procesos estatales: ``Si el Presidente tomó una decisión democrática de respeto a su partido -la de no intervenir en la selección de candidatos-, sería inadmisible que los gobernadores no actúen en consecuencia, y que en lugar de un gran elector tengamos treinta y tantos''.

Su carrera como activista política comenzó en Ciudad Nezahualcóyotl, donde formó parte de una corriente magisterial disidente. Después se unió a Vanguardia Revolucionaria, facción sindical que encabezaba el potosino Carlos Jonguitud Barrios y que en 1972 echó del SNTE a Manuel Sánchez Vite. Dieciocho años más tarde, jugaría un papel decisivo en el fin de la era de Jonguitud y Vanguardia. Eran los comienzos del salinismo.

Jonguitud, el sentido institucional

-Desde el tiempo que ha pasado, ¿cómo se ve en el SNTE de Jonguitud, a quien fue cercana?

-En esencia soy la misma en cuanto a principios; me siento muy orgullosa de ser alguien que se hizo a sí misma. Sigo siendo aquella que cree que hay que hacer transformaciones. Hoy me siento más libre de lo que fui entonces. Sí, hay cosas de esa Elba que no me gustaban.

-¿Por ejemplo?

-Mis miedos, aunque había razones para que existieran. Venía de un movimiento disidente. Muchos de mis compañeros habían perdido la vida. Otros pasaron por un proceso de cooptación. En el 72 me sumé convencida a la oferta de transformación del gremio. Con el maestro Jonguitud se escribe una parte de mi historia. En realidad, venía de un movimiento democrático y disidente que quería el cambio del sindicato, convencida de posiciones ideológicas, no como se ha dicho de las líneas trotskas y radicales, pero sí más apegadas a la izquierda.

-¿Qué aprendió de Jonguitud sobre lo que se debe y no se debe hacer en política?

-La gran lección de mi vida fue que un país, una institución, un partido, un grupo social, no pueden estar bajo la sombra de una persona. El primer deber que se tiene es dejar que crezcan los relevos generacionales. Si el maestro le hubiera dado cauce a eso, hubiese visto cómo se concretaban muchos de sus sueños personales.

-¿Su destino hubiera sido distinto?

-Sí. Hubo otras lecciones: cuando uno transita en esto, debe hacerlo con un margen importante de confianza en los demás. Cuando un líder relega, corre riesgos, eso es indiscutible. Siento que esos hombres concentraron de tal manera el poder, aun sin quererlo, y lo usaron en forma tan autoritaria y arbitraria que congelaron la creatividad de los que venían detrás y que les eran leales. La inclusión es fundamental. También supe entonces que no iba a ser nada fácil, no lo es, participar como mujer en política.

-¿Eso la marcó?

-Me ayudó en mi formación. Lo que me gustó mucho de él -y aquí se cierra este capítulo en la conversación- fue su sentido institucional. Era o es, hace mucho que no lo veo, un hombre muy institucional. Me gustaba la propiedad con la que manejaba sus relaciones con el poder.

Nueva institucionalidad democrática

A la maestra Gordillo -según comenta- le encanta leer. Eco y Bobbio ocupan un lugar preponderante en su biblioteca. Califica de ``muy saludable'' en su vida su encuentro con el grupo San Angel, su amistad con Carlos Fuentes y la posibilidad de dialogar con Enrique Krauze. Dice que en verdad admira a Lorenzo Meyer.

Enseguida entra en la conversación aquel cuestionado discurso con el que la senadora Gordillo -entonces diputada- respondió el quinto Informe de Gobierno de Miguel de la Madrid, cuando su partido vivía las vísperas del destape:

-El México en el que contesté el quinto Informe no es el mismo de hoy. No estuve a la altura de lo que el Congreso, los legisladores, requerían. Pero fui útil... ¡útil! -Elba Esther Gordillo imprime especial intensidad a las palabras que quiere remarcar-, cuidé la formas. Fui la primera mujer que contestó un informe en pleno proceso de sucesión presidencial. Por el escenario, todos los grupos le daban una lectura al hecho de que yo fuese la que diera la respuesta. Se preguntaban con qué precandidato estaba, por dónde venía. No estaba con niguno. ¡Francamente no estuve bien!

Once años después, en la ceremonia en la que se rindió homenaje a José Angel Conchello y se entregó a su familia la Medalla Belisario Domínguez, Gordillo hizo un discurso, frente a otro presidente, que levantó polvaredas. Las críticas por los conceptos empleados provinieron también de priístas.

-¿Por qué ese discurso? Es producto de una historia. Soy producto de la evolución de mi propio país. Soy parte de un sistema que, lo aceptemos o no, está en transición. Esa es mi verdad, mis convicciones. México cambió. Estamos frente a otra realidad y si este país ha cambiado, tendremos qué discutir, pero no qué cargo nos toca, sino discutir las ideas para construir.

``Las formas, los usos y las costumbres antiguos de hacer política ya no son válidos, no responden a lo que la sociedad necesita. Hay que pensar en la nueva institucionalidad democrática. Debatir es comprometerse, y no podemos dejar eso suelto ni en manos de posicionamientos sólo de grupo, patrimonialistas o puramente ideológicos. Requerimos consensos.

``Todos tenemos que construir los nuevos paradigmas y partir de que unidad ya no es uniformidad, que lealtad no es igual a subordinación y que disciplina no significa `acata y ya'. En el sexenio anterior, alguien me dijo una vez: `Las decisiones de gobierno no se discuten, se acatan', y contesté: `Sí, ¡en gobiernos autoritarios!'

``Hoy hablamos de democracia. Asumamos entonces otro de los principios democráticos: que las mayorías ganan pero las minorías tienen sus espacios y su derecho a participar en la toma de decisiones. ¿En el PRI qué debemos hacer? Generar espacios de amplia discusión en los que los priístas nos expresemos, dirimamos los asuntos, alcancemos una posición, quizá algunos no coincidamos con la mayoría y nos sumemos todos a ella.''

-En muchos sectores de la sociedad no se imaginan que pueda haber una transición a la democracia con el PRI. ¿Qué caminos debe seguir su partido para sobrevivir en ese nuevo contexto?

-Aceptar, primero, que la viabilidad de México está en consolidar un régimen de partidos fuertes. Mi partido debe asumirse como partido dispuesto a competir. Sé que no gusta eso, pero no es lo mismo cuando éramos el partido en el gobierno y cuando el gobierno todo, sus programas, su obra, fortalecía y sustentaba de facto la acción del partido.

``Hoy es al revés. Debemos entender que no hay gobierno sin partido y que el partido necesita recomponer el tejido social, ser interlocutor eficaz con el gobierno, porque su compromiso y su responsabilidad son con la sociedad.''

Sin cambio no habrá destino para el PRI

El tema le apasiona. Se le nota en los gestos, en la voz. ``¿Qué necesita hacer el PRI en su relación con el gobierno? ¡Redefinirla!, con transparencia y claridad. Cuando al inicio de su gobierno el presidente Zedillo convocaba a la `sana distancia', creo que con una congruencia ético-política nos estaba expresando su voluntad republicana y democrática. A lo mejor por lo de la democracia no suprimos leer. ¡Le debimos haber tomado la palabra!''

-Pero no se la tomaron.

-No se la supimos tomar. ¿Por qué el discurso en el Senado? Porque creo en lo que ha estado diciendo el Presidente, porque estoy convencida de que es demócrata y republicano. Entonces, hay que actuar en consecuencia. El puede tener opinión, discutir con el PRI, reflexionar el partido que quiere con el PRI, lo que no se daría en esquemas tradicionales de un partido que pareciera más la gerencia de administración del gobierno.

-Hay muchos priístas que quieren cambiar para seguir siendo hegemónicos, ¿cómo impide eso que el PRI se inserte en la realidad y sea un partido?

-Si no entendemos que ese cambio lo tenemos que asumir no habrá destino. El cambio para vivir. El PRI en el que he militado cumplió una etapa con eficacia y compromiso. El juicio histórico le será favorable. ¿Dónde está el quiebre... la duda? En saber si el PRI puede visualizar el futuro y atreverse a conducir el cambio. ¡Claro que hay resistencias, y muy fuertes! No es un problema de dinos contra tecnócratas. Es más de burocracias, de visión, de proyecto de país: una cuestión de fondo.

-En esa necesidad de cambio, ¿cómo le pesan al PRI escándalos como el de Salinas?

-¡Mucho... Muchísimo! Pero hay que ver también cómo afectan a otros partidos de oposición las negociaciones políticas que tuvieron con el régimen anterior. Hay que hacer política con ética. Me apena deveras la satanización al ex presidente. ¿Qué pasa con muchos de quienes lo hacen? Yo los vi entonces en la simulación, en la incondicionalidad, pensando qué les iba a tocar. Eso nos ha dañado.

La democratización, esencial

Gordillo cuenta cómo fue su relación con Salinas como lideresa del SNTE. Dice que tuvieron fuertes intercambios. Asegura que vivió situaciones ``duras'', pero que el sindicato defendió una nueva posición y un nuevo discurso frente al gobierno: ``No más subordinación sino corresponsabilidad''. Afirma que siempre reconocerá al ex presidente su voluntad para escuchar y su disposición ``a que cuando teníamos razón, nos la diera''.

-¿Hablaba de falta de ética en la política?

-Hay una grave, lamentable erosión en la política. No podemos seguir permitiendo eso. Hay que reivindicarla. Los que nos decimos políticos debemos modificar, refrescar el discurso, comprometernos con las ideas, comunicarnos mejor con la gente para construir ese nuevo andamiaje.

-¿Se corre el riesgo de que se impongan las líneas duras de los partidos?

-Será responsabilidad de todos los sectores evitarlo. Cualquier grupo tiene autoritarismos, la izquierda y la derecha. Vengan de donde vengan, nos pueden generar un estado lamentable si no tenemos sabiduría, serenidad y responsabilidad para reflexionar en los temas como el país lo exige.

-El Presidente ofreció que se cortaría el dedo, pero ya hay priístas que quieren que se lo vuelva a pegar.

-La democratización del PRI -señala luego de enumerar las condiciones que ese partido debe reunir para el 2000- es esencial, y antes de ver las reglas para la elección del candidato o al mismo tiempo, hay que discutir la elección de la dirigencia en todos los niveles. Necesitamos dirigentes que realmente representen a las bases y que éstas les den legitimidad para conducir un proceso. Eso es clave y no en razón de quién va o cómo.

``Me preocupa también que si el Presidente tomó una decisión democrática, los gobernadores no actúen en consecuencia, tomen posicionamientos delicados y nos encontremos mañana en una pulverización, una balcanización, un desorden.''

-¿Se refiere a lo que ha ocurrido en los procesos de elección de candidatos?

-Han sido llamadas de atención. El mecanismo de consulta es bueno, es un aporte ¡muy, muy valioso! de la actual dirección, pero hay que estar muy pendientes de no trasladar formas y usos ya caducos al terreno regional, como la influencia de los gobernadores en las decisiones para los procesos estatales y municipales.

-Que a cambio de un gran elector...

-Sí, que a cambio de uno tengamos treinta y tantos electores. Eso no es democrático y no ayudaría a la construcción. Aquí me parece medular que creamos en la palabra del Presidente. Si revisamos su discurso, nunca dijo: `me lavo las manos y háganle como quieran'. El Presidente va a tener participación en la discusión del método para la selección del candidato. Hay que definir cómo, y eso será parte de la nueva relación.

Soñar sin eludir la realidad

-La formación de corrientes y los autodestapes de priístas para la grande, como lo hizo Bartlett, ¿inciden o no en la democratización del PRI?

-Aceptemos que estamos en una transición y que en ésta se generan movimientos, fenómenos, actitudes inéditas. El escenario es totalmente inédito. Frente a él es natural que se den posicionamientos que no debemos satanizar. No me preocupa que fulano o mengano quieran ser candidatos a la Presidencia, me preocupa más el manejo de los tiempos políticos.

-¿Su partido se está quedando atrás en el debate del modelo económico que se da en el mundo?

-Mi partido y los demás. Si revisas a los otros te preguntas igual: ¿dónde está la oferta? No. Es la mutua descalificación, el amarillismo, el escándalo.

Sin embargo y a modo de despedida, dice que ve con optimismo el futuro: ``Tenemos derecho a soñar sin eludir la realidad, ¿no?''