La Jornada 26 de octubre de 1998

Se integraría un nuevo esquema de cooperación más eficiente, señala

Roberto Garduño, enviado, Cartagena, Colombia, 25 de octubre Ť Los responsables del combate al tráfico de drogas de la Unión Europea propondrán este lunes a sus homólogos de América Latina una estrategia alternativa a la de la oficina estadunidense Drug Enforcement Agency (DEA), para detectar ``con mejores resultados'' los vínculos entre los cárteles que operan en el continente americano y las mafias rusa, italiana, así como sus conexiones con la triada china y los yakuza de Japón, que durante los últimos meses se han especializado en lavar dinero producto del narcotráfico.

A partir de hoy, reunidos en esta ciudad, los encargados de combatir a los grupos que trafican con estupefacientes en América estudiarán nuevas formas de cooperación y acciones ajenas a las agencias estadunidenses (DEA, FBI y CIA), en lo que se considera aquí como la creación de un nuevo esquema policiaco para enfrentar a las organizaciones dedicadas al tráfico de estupefacientes.

De esa forma se dará respuesta, desde ahora, al proceso de certificación que el gobierno de Estados Unidos ha utilizado en los últimos años para calificar las acciones que terceros países con problemas de narcotráfico emprenden para aniquilarlo.

Al comenzar, este lunes, las Jornadas de Intercambio de Enlace de la Unión Europea con América Latina para el combate al tráfico de drogas y el lavado de dinero, a propuesta del gobierno británico, los organizadores informaron a este diario que los representantes de Suiza, España, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Holanda y Portugal presentarán una ``estrategia paralela'' a la que mantiene la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas del gobierno de Washington a través de la DEA, para ``eficientar'' la lucha antinarcóticos.

La mayor preocupación de los asistentes al encuentro -que se desarrollará a puerta cerrada, hasta el jueves próximo, en la sede de la Casa España de este puerto- redundará en los vínculos, documentados, entre las mafias rusa e italiana con los cárteles colombianos de Medellín y Cali y los mexicanos de Juárez y Tijuana. Dicha colaboración, según se informó a La Jornada, es ``patente'' en relación con las operaciones de y blanqueo del dinero que se obtiene por la distribución y venta de estupefacientes en Estados Unidos y Europa.

Por lo que hace a la participación de los delincuentes rusos e italianos, éstos se dedican a establecer contactos financieros y bancarios que sirven de filtro a ``fuertes cantidades de dinero'' de los narcotraficantes de Colombia y México. Es más, se dijo, las mafias ``ya han comenzado'' a distribuir grandes cantidades de cocaína, heroína y metanfetaminas en países europeos.

Y en torno a las organizaciones delictivas de China y Japón, las naciones europeas y latinoamericanas establecerán un mecanismo de cooperación que detecte, señale y combata a esos grupos que dominan el tráfico de los cargamentos de heroí-na que llegan a Estados Unidos, vía Centroamérica y el Caribe, y al viejo continente a través de Paquistán, Rusia y los países de Europa Oriental.

El mecanismo de colaboración que incluiría, entre otros, a México, Colombia, Guatemala, Cuba, Puerto Rico, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela, Ecuador, Panamá y Costa Rica, fincará una política multinacional para combatir la creciente presencia de las organizaciones delictivas internacionales en el subcontinente, enfrentar la elaboración de precursores químicos y acelerar la cooperación para garantizar el castigo a los narcotraficantes que sea exigido por las autoridades de otras naciones.

A la reunión en Cartagena no se tiene prevista la asistencia del general Barry McCaffrey, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas. El titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS), Mariano Herrán, llegará a Colombia el miércoles próximo, una vez que termine la visita del zar antidrogas a México.

Desmantelar cárteles, la prioridad

La globalización de las actividades relacionadas con el tráfico de drogas provoca que 200 millones de personas en el mundo abusen del consumo de estupefacientes -se concluye en un estudio que realizó la Interpol a petición de su director Raymond Kendall-. Al año se producen 5 mil toneladas de opio, 450 de heroína, 800 de cocaína y un número no cuantificado de mariguana, pero cuya producción, tan sólo en 1997, ascendió a 3 mil 500 toneladas.

Para los encargados del combate a las drogas en Europa, el aumento del consumo, además de sonar alarmante, es de ``extrema preocupación'', dijeron los organizadores de las jornadas. Tan sólo en aquel continente, durante 1970 se consumieron 54 kilogramos de heroína, mientras que en 1997 ese fenómeno se multiplicó hasta alcanzar las 10 toneladas. Lo mismo ocurrió con la cocaína, que hace 21 años alcanzó un consumo de un kilo 109 gramos -según reportes de la Interpol- y apenas al año pasado los usuarios consumieron 39 toneladas.

En la reunión, una de la peticiones de los representantes de las naciones europeas será establecer una estrategia ``urgente'' para desmantelar los cárteles colombianos y mexicanos de la cocaína; las triadas con base en Hong Kong y Taiwán; los yakuza, en Japón; la Cosa Nostra, en Sicilia y Nueva York, y las mafias de Rusia (cuyas ramas ya se han detectado en Colombia, Centroamérica y México).

La petición de los encargados de enfrentar a esos grupos en Europa se fundamentará en que ya trabajan en estrecha colaboración -según reportes de las agencias de inteligencia- porque ahora ``se prestan'' rutas, comparten mercados, ofrecen nuevas drogas a un mercado en crecimiento y hacen uso de nuevas tecnologías de comunicación como sofisticados radares y hasta submarinos.

Uno de los argumentos de los enviados europeos se fundamentará en que la política antidrogas del gobierno de Estados Unidos se traza del lado de la oferta y la demanda, donde el consumo se encuentra constantemente en crecimiento, pero establece una estrategia de mano dura contra otros países: la certificación, que ubica a naciones como México y Colombia en situación de víctimas.

Ese proceso consiste en que el gobierno de Washington -su presidencia, el Congreso, el Departamento de Estado y la DEA, entre otras instancias- evalúan la lucha de otras naciones contra el tráfico de drogas, para apoyarlos financieramente, con programas de capacitación de los cuerpos policiacos, tecnología y comunicaciones.

Para los asistentes a las jornadas, México es un claro ejemplo de las presiones extraterritoriales, por lo que se pretende implantar nuevos mecanismos de combate a los narcotraficantes.