La Jornada lunes 26 de octubre de 1998

PAIS VASCO: ¿HACIA LA PAZ?

Las elecciones efectuadas ayer en el País Vasco -las primeras tras la tregua unilateral declarada por ETA el pasado 16 de septiembre- resultan esperanzadoras para esa región autonómica no sólo por el ambiente de paz en que se llevaron a cabo, sino también por la composición parlamentaria surgida de ellas.

Los primeros factores son claramente indicativos de una voluntad de los vascos de resolver sus asuntos de manera pacífica e institucional. La elección de diputados, por su parte, indica un refrendo mayoritario de la ciudadanía a las formaciones políticas que reivindican -en diferentes intensidades y a diversos ritmos-- la causa nacionalista, empezando por el gobernante Partido Nacionalista Vasco (PNV) y por la pro etarra Herri Batasuna, que en esta ocasión se presentó a los comicios en el marco de la coalición Euskal Herritarrok.

En este campo, apoyado por el partido nacional Izquierda Unida, en el que se ubica también la organización Eusko Alkartasuna, podría gestarse un entendimiento orientado a reforzar la Declaración de Estella, que busca llevar la autonomía vasca más allá del Estatuto de Guernika que actualmente la define y delimita.

Esta perspectiva debe contrastarse con el poco respaldo con que cuenta entre la población vasca la causa independentista, según encuestas divulgadas recientemente, así como con la alta votación lograda, a pesar de todo, por las listas de los partidos españolistas, es decir, el Popular -gobernante en Madrid- y el Socialista Obrero Español.

Lo más importante, con todo, es la posibilidad de que el mapa político surgido de los comicios de ayer permita impulsar en el País Vasco un proceso de negociación entre todas las fuerzas políticas representadas en el Legebiltzarra -parlamento-, las autoridades madrileñas y los etarras, es decir, un diálogo orientado a buscar la cancelación definitiva de la violencia política y el terrorismo, así como de las causas que generan tales fenómenos. Es tiempo de que el conflicto se encauce por un camino de paz semejante al que recorre actualmente Irlanda del Norte.