Abogarían izquierdistas chilenos por el ex dictador; invocan razones humanitarias
Reuters, Ap, Afp y Dpa, Santiago, 24 de octubre Ť La izquierda reformista chilena, que fue ferozmente perseguida y reprimida por la dictadura militar, se manifestó dispuesta hoy a abogar por la liberación de Augusto Pinochet, mientras la derecha logró unificarse al culminar una multitudinaria protesta en favor del ex dictador.
Ricardo Lagos, el precandidato socialista y quien aparece como el principal aspirante de la coalición gobernante, reconoció que existe la posibilidad de emprender gestiones internacionales afines desde la izquierda para lograr la liberación de Pinochet, aunque dijo que tendrían que ser privadas para evitar exponerse al fracaso.
Lagos, quien iba a viajar a Europa a reunirse con el primer ministro británico Tony Blair, pero debió cancelar su salida en vista de un juicio político a que quiere someterlo la derecha, mencionó la posibilidad de que su ``amigo'' el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso pudiera interceder ante el gobierno inglés.
Conocido como un acérrimo adversario de Pinochet (fue uno de los detenidos durante el fallido atentado de 1986 contra el ex dictador), el precandidato presidencial dijo que es conocida su opinión ``sobre el general que nos hizo sufrir mucho, pero hoy el país quiere mirar hacia adelante''.
El Partido Socialista también expresó su aceptación de que se invoquen ``razones humanitarias'' para conseguir la libertad de Pinochet, aunque dijo que el militar debe colaborar con los tribunales para determinar el paradero de los cientos de detenidos desaparecidos de la dictadura.
El senador socialista Carlos Ominami estimó que las consideraciones humanitarias no deben impedir las acciones legales contra Pinochet ante los crímenes que cometió y por lo cuales lo quiere juzgar la justicia española, y agregó que ``siempre estamos dispuestos a hacer gestos y consideraciones humanitarias''.
La opción ``humanitaria'' ha sido manejado por el canciller José Miguel Insulza, quien dijo que no se descartaba esa posibilidad porque ``tenemos que saber en qué instancia y en qué momento se puede plantear esa alternativa que, como yo digo, el gobierno nunca ha descartado''.
Pero la dirigente del Partido Comunista, Gladys Marín, deploró los argumentos ``humanitarios'' y aseveró que ``si se tienen que esgrimir razones humanitarias, lo primero que el gobierno tendría que esgrimir es que Pinochet responda dónde están los detenidos desaparecidos y que se le someta a un juicio''.
Ante un eventual retorno del ex dictador a Chile, entonces aumentará la presión para que los tribunales chilenos lo sometan a juicio, agregó la dirigente --cuyo partido fue uno de los más golpeados por el pinochetismo y prácticamente exterminado--, al término de una pequeña protesta de sus militantes en apoyo a la detención del anciano ex militar.
Isabel Allende, la hija del derrocado presidente Salvador Allende, denunció ``la poca convicción democrática'' de la derecha chilena, al señalar que así lo ha demostrado con las violentas manifestaciones efectuadas por los partidarios de Pinochet, pues ha reaccionado como ``animal herido'' y de modo ``visceral y epidémico''.
Mientras, la multitudinaria manifestación pro Pinochet, que aglutinó a unas 20 mil personas, terminó en violentos enfrentamientos con la policía y con un saldo de al menos 20 detenidos.
La violencia comenzó cuando manifestantes intentaron ir hacia la zona de las embajadas de Gran Bretaña y España y fueron repelidos por la policía.
La protesta fue organizada por los partidos de la derecha pinochetista, Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente, y tuvo lugar en la acomodada zona de Las Condes, donde los oradores principales fueron los precandidatos a la presidencia de esos sectores, el alcalde Joaquín Lavín y el ex senador Sebastián Piñera.
Mientras Piñera aludió al respeto a la soberanía, valores, libertad y dignidad de Chile, Lavín obtuvo mayores aplausos y atacó fuertemente a los socialistas chilenos y, en especial, a Ricardo Lagos, y aseveró que su país no quiere tener otro presidente de esa tendencia como el extinto Allende.
Mientras se exhibían en la protesta consignas anticomunistas y de justificación a las masacres de la dictadura, partidarios de Pinochet anunciaron que pedirán la intervención del papa Juan Pablo II para lograr la liberación de su líder, y un grupo llamado Chilenos por Chile pidió a británicos y españoles que condenen el arresto.
Asimismo, fuentes de la Universidad Católica estimaron que el caso de Pinochet podría incidir en que las fuerzas armadas chilenas impongan un boicot a los equipos de defensa británicos, ya que los militares tienen gran influencia en las adquisiciones y el Reino Unido es uno de los abastecedores más importantes.