La Jornada 22 de octubre de 1998

Luciérnaga reúne lo que la Iglesia romana separó: Baste

César Güemes #164; Cien títulos en diez años. Todos dedicados a varias áreas de disciplinas humanitarias. Desde la tanatología, diríamos el brazo fuerte de la empresa, hasta el análisis junguiano. A partir de ahora entra en vigor el acuerdo entre editorial Océano, de México, y Luciérnaga, de España, para dar a conocer prácticamente en bloque toda la producción libresca de esta última. La conversación es con Pilar Baste, creadora de Luciérnaga, de paso por nuestro país.

-¿A qué necesidad responde toda una colección dedicada en buena parte a la tanatología?

-La idea de que era importante ocuparnos de la muerte fue el motivo de fundar la editorial. Saber que existían una serie de temas que no se tocaban en España, pero que eran frecuentados en otros países me llamó la atención. Quise ver si era posible pasar al castellano esos trabajos. Lo primero fue publicar un volumen dedicado a la manera en que los médicos debían tratar a los enfermos terminales. Y en seguida continuamos con los trabajos de Elisabeth Kübler-Ross, en los que habla de sus experiencias de 25 años en hospitales.

Pasar de la vida a la muerte

-Es un asunto serio, pues, diríamos casi documental.

-Bueno, el ejemplo de Ross es muy claro. Doctora ella, suiza, cuando llega a trabajar a Nueva York la envían a la sala de enfermos terminales. Desde luego esto debió serle al principio muy frustrante porque los médicos estudian para sanar personas y no para auxiliar a que éstas mueran. Pero tomó el puesto. Es en América donde comenzó a profundizar sobre el tema, a tomar notas respecto de lo que le sucedía a los moribundos y encontró puntos en común.

``Ross, proveniente de una nación racional y basada en la estadística como es Suiza, hizo sus propias tablas y llegó a varias conclusiones muy interesantes sobre el paso de la vida a la muerte. Y otro tanto hizo con aquellos enfermos que luego de pasar por un coma se recuperaban.''

-Para formar una colección como la que dirige, ¿es preciso ser médico, incluso con alguna especialización?

-No, lo que hace falta es tener buenos amigos dentro del ámbito de los libros para saber cuáles obras son funcionales. En Francia, Alemania e Italia he encontrado gran colaboración, más que competencia.

-¿Hay algún tinte de religiosidad en la serie?

-Ahí es donde nos perdemos en la Babel de las palabras. Luciérnaga se dedica a reunir lo que la Iglesia romana separó y que Grecia y Egipto concebían como un todo.

-¿Cómo se hace para que una línea de libros como la suya no suene a dinero?

-Puedo garantizar que todo lo que he pasado al castellano son obras que en su país de origen cuentan con una credibilidad absoluta. Soy madre de familia y con mis hijos acudía a misa.

``Es cierto que ellos me acompañaban pero nadie comulgaba, como se dice en España, con ruedas de molino. De modo que pensé en la generación siguiente, en lo que les iba a dejar con mi trabajo y encontré esta alternativa.''

-Una buena cantidad de títulos de la colección se enmarcan dentro del rubro de psicología de Jung. ¿Persiste la obra de Jung en Europa?, ¿se sigue?

-Y en qué forma. Lo que pasa es que en España, en particular, no era posible conocer y mucho menos aplicar el trabajo de Jung. Hay sólo cuatro siquiatras junguianos en toda España.

-¿Por qué en la España progresista de la actualidad no le dan cabida a un pensamiento que incluso ya ni siquiera es contemporáneo?

-Porque la otra medicina se ocupó de no dejar entrar a Jung. Era demasiado peligroso que alguien pudiera hacer su camino solo, ¿dónde se quedarían entonces todas las recetas y todos los fármacos? La sicología de Jung habla del trabajo personal para analizarse a sí mismo, no se depende de nadie, ni del terapeuta. Y lo que pasa es que a la medicina tradicional eso no le gusta nada. Con Jung o se leen sus obras o se empieza con Marie-Louise von Franz, su más cercana discípula, y se pone uno a trabajar en soledad.

-Podemos concluir que le va bien con Luciérnaga.

-Eso es lo chocante. No somos una editorial comercial, todo está hecho por profesionales, pero nos va bien. Muy bien.