La Jornada 20 de octubre de 1998

Las drogas, aliadas para vivir con dignidad: Escohotado

César Güemes/ II y última Ť Un científico del placer. No un gurú. Un escritor. No; un santón. Un ensayista del renacimiento con los pies puestos en el siglo XXI. Antonio Escohotado causará revuelo hoy cuando se presente, a las 10 horas, en el primer Encuentro Iberoamericano de la Juventud (Palacio Mundial de las Ferias, Lafragua 4). Antes, conversa disfrutando un guacamole con totopos que refresca con una mexicana combinación de su tequila favorito y una cerveza helada.

-La droga de diseño, de la cual se dice que no crea adicción y que ofrece un mínimo daño a la salud, ¿funciona, finalmente?

-Ese es un campo extraordinario. Vengo de una reunión en Amsterdam en donde nos dimos cita viejos amigos, y en la que estuvieron los grandes químicos de la revolución farmacológica. Es impresionante la cantidad de nuevas sustancias. Claro, la penetración de los fármacos es lenta. Recuerda que la LSD se descubre en los años cuarenta y empezó a interesar a mitad de los sesenta. Los nuevos compuestos quizá no tarden tanto como la LSD en hacerse legendarios, pero lo serán. Y no sólo es eso, sino que la llamada mariguana de interiores ha revolucionado prácticamente el cultivo y el uso. Se trata de un producto fuera de serie, con una potencia sin igual, que permite al cultivador una cosecha automatizada con la tecnología idónea. Ya sea para automantenerse o para vender. Entonces, todos los viejos esquemas de que las drogas aparecen en un sitio, hay que trasladarlas allá y acaban bajo el dominio de poderosas mafias infiltradas en el aparato represor, se han ido al garete porque las personas cultivan en el interior de garajes, en su casa. Eso sin hablar de los laboratorios clandestinos grandes.

Incontrolable, el mercado

``Hasta hace poco el poder político o policial infiltraba agentes dobles para enterarse del movimiento de los productos y, por su parte, las grandes bandas criminales infiltraban a los suyos en los aparatos institucionales. Todo eso para tener el control del mercado. Pero el mercado ya no se puede controlar, entre otras cosas porque han aparecido heroínas y cocaínas de diseño muy interesante que revolucionarán al viejo mercado. O sea, las antiguas drogas van a tener análogos muy potentes, más baratos y sobre todo perfectamente descentralizables. La producción de drogas lleva un altísimo ritmo de descentralización en los más recientes diez años. Y esto cambia completamente las cosas. Podrá seguir diciendo la señora mayor en España, a la que llamamos La Maruja, `ay, mi pobre hijo, que está destruido por la droga', pero es que ya nada es como era antes. La droga ya no puede estar relacionada con la corrupción institucional de un país y las grandes bandas, desde luego que no porque la realidad nos habla de una producción y un uso atomizado.''

-En el terreno de la persona, de la microhistoria, ¿de qué forma considera que ha evolucionado el uso de las drogas?

-Es ahora muchísimo menos temerario de lo que era hace 20 años. Ten en cuenta que hubo el movimiento nuestro de los años sesenta, luego la reacción Reagan-Thatcher, muy dura, y como herencia de la rebelión abortada que nos correspondió, se cambiaron las drogas. Esto es, nuestra oferta estaba constituida por cáñamo, LSD, sexo libre, libertarismo en política, y eso se convirtió en la imagen del ejecutivo con su maleta que consumía kilos de cocaína y aspiraba a mandar sobre los demás. O sea, se creó una situación completamente dispar. Las drogas que habían sido interesantes hace 30 años, básicamente la heroína y la cocaína, regresaron. Los años ochenta y principios de los noventa han sido el reino de estas dos sustancias. Y sobre todo bajo un uso irracional de ellas. Por otro lado, me parece que el efecto principal de la prohibición ha sido el aprendizaje.

-¿Qué hace interesantes hoy a algunas sustancias sobre otras?

-Su farmacodinámica. Las anfetaminas son un fármaco utilísimo. Todo piloto de avión, todo guardagujas que custodia el paso del tren, cualquier persona que quiera superar el cansancio de la responsabilidad que se tome dos tequilas o seis cafés, lo superará mucho más incoordinadamente y con menos capacidad que si toma una dosis razonable de anfetamina. El inconveniente es su efecto demasiado prolongado. Entonces, lo que hay que hacer es crear una anfetamina que mantenga la vigilia una hora y pase su efecto. Ahora hacemos ingeniería farmacológica para superar los posibles problemas. Y eso sin contar con sustancias que en otro campo proponen curar el sadismo y el masoquismo, además de incrementar sanamente el rendimiento sexual. Las drogas están para servirnos de ellas. Estamos hablando de cosas muy concretas, de purificar las medicinas para hacerlas más afines a lo que necesitamos. Eso es un tremendo cambio si se combina con la descentralización. Las drogas ya no son para nada objetos semidivinos. Si una molécula hace daño, pues se le cambia lo que se desea y adelante. Esto quiere decir que se ha secularizado del todo la sicoactividad y para bien.

-Le pregunto por último lo básico, ¿a qué obedece la necesidad de allegarse sustancias externas para comprender la existencia?

-A que vivir dignamente es una tarea complicada y las drogas son algunas de las aliadas principales para ello. Vivir con conocimiento y sin renunciar a esas emociones que nos enorgullecen tanto: la generosidad de ánimo, la bondad, el amor.