Falleció Germán List Arzubide, último de los poetas estridentistas
Angel Vargas Siempre del lado de la irreverencia, del juego contrario a lo establecido, Germán List Arzubide, a sus 100 años 139 días de vida, deja inconclusa su pretensión de ser ``hombre de tres siglos''. En el mediodía del sábado pasado, el último poeta estridentista falleció en un hospital del Seguro Social de esta ciudad, al cual arribó a mediados de semana aquejado por un cuadro de anemia y atrofia muscular.
¿Qué será ahora de su autobiografía, aquella que prometió escribir cuando se sintiera ``viejo''? No tuvo tiempo de sentir esa etapa de la vida. Empero, con motivo de un homenaje que le brindó en mayo pasado el Partido del Trabajo, List Arzubide recreó pasajes de su existencia, la cual siempre estuvo apegada a las causas de los desprotegidos y del arte.
Nacido en Puebla el 31 de mayo de 1898, en los últimos meses el poeta ya sentía cercano el umbral de la eternidad, situación que no mermaba su inseparable sentido del humor: ``Quiero morir sonriendo, como pienso hacer pronto, pues no tengo intenciones de seguir abusando de la vida, y menos cuando los doctores le han quitado su chiste prohibiéndome el alcohol y las mujeres''.
Según contó el 15 de mayo pasado, desde su infancia estuvo al lado de la lucha contra las injusticias del régimen: ``En mi casa, como en todo México, al principio del siglo se conspiraba. Existía, generalizadamente, el ansia, la ilusión de ser libres, de, finalmente, lograr echar al opresor (Porfirio Díaz) e iniciar una vida donde los humanos tienen derechos''.
El estallido de la revolución marcó sin duda alguna la vida futura de List Arzubide, pues fue en esa etapa donde se conjuntaron su posición política y el arte. El niño Germán fue apresado por vez primera al arengar a sus compañeros de la secundaria sobre las razones de Francisco I. Madero.
El primer poema lo escribió en la cárcel
``En la cárcel, fastidiado por el carcelero, quien sádicamente se burlaba de mí, escribo mi primer poema con una tiza en la pared: Amo a las sombras/ si pensaste acaso/ que iba a sufrir en este triste pozo/ sin chiste se quedó tu castigazo/ y me río de ti en el calabozo/ Si te acercas un poco irás mirando/ que en lugar de llorar me estoy riendo/ y al meditar tu chasco estoy gozando/al contrario de ti que estás ardiendo/ Por lo visto el castigo no da miedo/ y esto a mí me ha tenido sin cuidado/ y al descubrir mis versos verás ledo/ que entre los dos no fui yo el castigado''.
Combatiente directo en la lucha revolucionaria bajo las órdenes del coronel Gabriel Rojano, List Arzubide estudió en la Escuela Normal de Puebla (1913) y en el Colegio del estado, hoy Universidad Autónoma de Puebla. En esa época, combinó sus estudios con colaboraciones para el periódico La Opinión.
Durante la presidencia de Venustiano Carranza, el poeta vivió en la ciudad de México. A los 20 años regresó a su estado natal para fundar, al lado de Miguel Aguillón y Salvador Gallardo, la revista literaria Vinci, la cual, poco tiempo después, cedió su lugar a otra publicación, Ser.
A finales de los años veinte, el autor de Esquina (1925) y ¡Mueran los gachupines! definió indudablemente su futuro, con su adhesión al Movimiento Estridentista, comandado por el veracruzano Manuel Maples Arce.
Sin duda, se trataba de una corriente hecha a su medida, pues -señala Vicente Quirarte- ``era el movimiento que introducía de manera evidente la vanguardia a nuestro país (...) El estridentismo recurrió al manifiesto para dar a conocer su planteamiento, donde a la violencia verbal se alían la irreverencia patriótica y el buen humor: `arriba el mole de guajolote. Apagaremos el Sol de un sombrerazo', son algunos de los axiomas de sus credo.''
Consigna de ese movimiento fue la crítica contra las autoridades y de los gobiernos capitales, situación que provocó que la obra de List Arzubide, al igual que la del resto de los estridentistas, fuera relegada y poco reconocida durante mucho tiempo por instituciones oficiales .
Fue sólo en últimas fechas que las creaciones del ``tiemponauta'' obtuvieron el reconocimiento de las autoridades. En 1997, de manos del presidente Zedillo recibió el Premio Nacional de Arte en el rubro de Literatura; además, en ese mismo año, el Instituto Nacional de Bellas Artes realizó el Homenaje al Estridentismo en la Presencia de Germán List Arzubide, cuyo acto central fue la develación de un monumento al estridentismo en el Bosque de Chapultepec.
Sus ideas revolucionarias y su oposición a las normas establecidas contrarias a su sentido de justicia hicieron de ese personaje un perseguido político. Por esa razón tuvo que estar exiliado en la ex Unión Soviética, de la cual regresó a México durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.
Autor de Plebe; Emiliano Zapata, exaltación geográfica, El movimiento estridentista, historia literaria, Tres comedias revolucionarias, entre una vasta obra que, pese a las dificultades, logró publicar, List Arzubide, en el homenaje citado, hizo el balance de su vida:
``Militar en la oposición sincera es muy amargo (...) Se es opositor por hambre o por dignidad, cuando ya no se puede soportar el abuso y la opresión; se es abyecto sólo por dinero. Hay quienes se evidencian dejando herencias en millones de dólares, cuando yo sólo dejaré mis cuatro trajes. Mi casita de la (colonia) del Periodista la pagué en abonos, sin concesiones, y la perdí en abonos cuando para viajar tuve que empeñarla y luego no pude soportar los intereses
Ahora esas palabras se convirtieron en su testamento. Su compromiso de ser hombre de ``tres siglos (nació en el XIX, vivió en el XX y pretendía llegar al XXI) fue burlado por una figura más irreverente que él: la muerte.