La Jornada 19 de octubre de 1998

El fallo de la Corte sobre el anatocismo marcará la elección de su presidente

Jesús Aranda Ť La controvertida decisión de la Suprema Corte que legalizó la capitalización de intereses sobre intereses jugará su papel en la próxima elección del presidente de la Suprema Corte -la primera semana de enero de 1999-, al perfilar como los candidatos más visibles a los ministros Humberto Ortiz Mayagoitia y Juan Díaz Romero, quienes de acuerdo con comentarios de sus compañeros tienen las mayores posibilidades.

Ese proceso de selección, en el cual no se espera ninguna fractura al interior del máximo tribunal -sea quien fuera el próximo presidente-, enfrenta un problema inédito para esta Corte integrada en diciembre de 1994: recuperar la credibilidad y confianza perdida en gran parte por el fallo sobre el anatocismo.

En privado, los ministros reconocen que la decisión mayoritaria de ocho votos contra tres fue jurídicamente inapelable, aunque aceptan que no cumplió con las expectativas que había puesto en la sociedad en un fallo justo a favor de los millones de deudores que vieron cómo su deuda se multiplicaba a raíz de la crisis económica de diciembre de 1994.

Paradójicamente, la actitud de dos ministros, Juventino V. Castro y Castro, así como la de su compañero Juan Díaz Romero, provocaron reacciones diversas en el pleno, aunque ellos hicieron junto con Juan Silva Meza y Humberto Román Palacios planteamientos que podrían haber favorecido a los deudores.

En el caso de Castro y Castro, ``casualmente'' corrieron rumores la semana pasada en el sentido de que estaba ``decepcionado'' porque no se aceptaron sus propuestas -la ilegalidad de que los bancos apliquen la tasa líder y su postura en contra del anatocismo, principalmente-. En columnas periodísticas se filtró el rumor de que de acuerdo con funcionarios de la Suprema Corte aquello tenía una sola lectura: ``quitar a Juventino V. Castro de la lista de presidenciables''.

Incluso, hay quien señala que de una manera velada el ministro Castro ha sido blanco de críticas de sus compañeros, quienes incluso estiman que parte de la ``mala imagen'' que tiene la Corte actualmente se debe su conocida postura en contra del pleno.

A pesar de que Castro había señalado desde meses antes su postura en el sentido de que no aspiraba a la presidencia del máximo tribunal -debido a que el pasado 16 cumplió 80 años y considera que su momento ya pasó-, este ministro ha sido el único al que se le ha atacado abiertamente.

En este contexto, hay quien recuerda que cuando se dieron a conocer cintas grabadas en las que el actual presidente de la Corte, José Vicente Aguinaco Alemán, platicaba con hijo Fabián Aguinaco sobre problemas en este tribunal, aquél se refirió a Castro como un ``trompudo''.

Asimismo, hace unas semanas, cuando Aguinaco Alemán dijo a La Jornada el ``perfil'' de quien consideraba debía sucederlo, comentó entre otras cosas que debía ser ``prudente y con una amplia carrera en el Poder Judicial''. De inmediato muchos pensaron que esos atributos iban dirigidos a ``descalificar'' a Castro.

Esta actitud contrasta con la aceptación general que tiene el ministro Juan Díaz Romero, quien a raíz de que propuso ante el pleno, en la reciente controversia sobre el anatocismo, la necesidad de aplicar la ``teoría de la imprevisión'', en la que se incluyera un programa concreto de apoyo a los deudores cuyos créditos se hubieran multiplicado a raíz de la devaluación de 1994.

Díaz Romero trató infructuosamente que el pleno aprobara un programa mediante el cual los deudores pagaran a los bancos los intereses que las instituciones habían a su vez pagado a los ahorradores de diciembre de 1994 a la fecha, más un punto porcentual, lo cual daría un respiro a los deudores, pero que también iría en contra de la ``cultura del no pago''.

La actitud de Díaz Romero -a pesar de ir en contra de la del pleno, el cual rechazó su iniciativa-, dejó un buen sabor de boca a sus compañeros, sobre todo porque a éste lo consideran como un gran jurista, con dotes de administrador y, sobre todo, que goza de prestigio al interior de la judicatura.

Díaz Romero y su compañero Mariano Azuela Güitrón son los únicos sobrevivientes de la reforma al Poder Judicial de la Federación de 1994.

Nacido el 5 de diciembre de 1930 en Putla, Oaxaca, Díaz fue maestro de primaria y después de titularse como licenciado en derecho recorrió toda la carrera judicial, desde secretario de juzgado.

Por otra parte, a decir de los ministros, Guillermo Iberio Ortiz Mayagoitia podría contender también por la presidencia de la Corte. En los plenos públicos es notoria su capacidad para ``centrar'' las discusiones y emitir opiniones jurídicas que generalmente son bien aceptadas.

Ortiz Mayagoitia, nacido el 10 de febrero de 1941 en Misantla, Veracruz, ha recorrido también toda la estructura del Poder Judicial de la Federación, a partir de que fue secretario de acuerdos de un juzgado de primera instancia.

De acuerdo con los propios ministros, si bien se espera una votación dividida para elegir al presidente de la Corte, al interior de ese tribunal se piensa que no hay razones para provocar una fractura, y que, en dado caso, podrían optar por una tercera opción, en la que tendrían oportunidad Azuela Güitrón y Genaro David Góngora Pimentel.