Fabrizio León, enviado, Buenos Aires, Argentina Ť Con una inversión inicial de 5 millones de dólares, Tv Azteca adquirió los derechos de transmisión y parte de la producción de la teleserie Chiquititas a Televisión Federal de Argentina (Telefe) y que se transmitirá a mediados de noviembre próximo en horario estelar.
Chiquititas ha causado gran revuelo en Argentina y Brasil y ahora sus productores acaban de firmar un contrato con Columbia Pictures para producir la película, y con Disney Chanel para hacer la serie. Es una telecomedia infantil y se adereza con un show musical que se presenta los fines de semana en el teatro Rex de Buenos Aires, en la famosa avenida Corrientes, con llenos totales y la venta de todo tipo de souvenirs, así como el CD con las melodías y los posters con el elenco. Todo un negocio, fundado en la pobre cartelera que para los niños existe en la pantalla y en el teatro, aunque un negocio con un buen argumento y una producción muy cuidada, al grado que una de las condiciones para la coproducción con otras televisoras es que ésta se haga en los estudios de Telefe, quienes instalaron una pequeña ciudad de fantasía en sus estudios donde los actores argentinos, brasileños y ahora los mexicanos, comparten foro, escuela y vivienda.
Telefe se encarga de hacer los castings en cada país y luego se lleva a los actores, en su mayoría niños, a vivir a Buenos Aires junto con algún familiar y ahí les proporciona vivienda, escuela y alimentos y un salario mensual de 3 a 8 mil dólares mensuales, según su papel.
Un éxito combinado en la historia llena de música y mensajes de amor y solidaridad entre el mundo de los adultos y la fantasía de los niños, donde los protagonistas son el tiempo y el sueño.
Obra original de Patricia Bever y con producción de Cris Morena, esta serie aborda una historia de unos niños huérfanos que viven en el hogar ``Rincón Luz'', una casa propiedad del empresario Ramiro Morán y que ahí guarda ``el más terrible secreto de su familia''. Una de las niñas (Milli) del orfanatorio es nieta de él, de una relación de su hija y un sirviente, pero les hizo creer que la niña había muerto y ahora funda esa casa para que no le falta nada. La niña trae un prendedor con la palabra Volveré impresa y esto será un eje de la historia, porque la niña esperará a sus padres. El hijo del empresario (Martín) se hace cargo de la casa y se enamora de Belén (como una maestra y guía), quien es la que se hace cargo de los niños y niñas (Chiquititas) y junto a ellos hacen de la casa un recurso de sueños y espacios, que en algún momento se asemejan a los pasajes de Alicia en el país de las maravillas, aunque no llega a tanto.
La iluminación y los efectos especiales, así como cierta frescura de los niños y el amor dulzón de los actores adultos hacen la mezcla para que esta comedia tenga atentos a los niños y se identifiquen con una música pegajosa y coreografiada.
Patricia Bever, escritora de la historia, y ex maestra de jardín de niños, habla de sus influencias y dice.`Tenemos gran respeto por los niños y queremos mostrar que los verdaderos valores no son los que nos muestran. No es feliz un chico por tener sólo una familia o tener algo material. No es sólo el querer tener; me propuse escalar eso y pensar en no sólo tener, sino en el ser. Hay una conducción de un adulto, pero que no los manipula, sino que los respeta. Una actitud diferente de los adultos con los niños. Es una historia donde la fantasía mejora la realidad. Yo quiero desterrar lo predeterminado. El destino uno lo hace''.