Cuando se difundió que José Saramago ganó el Nobel de Literatura, los medios estadunidenses no ocultaron su sorpresa ante el hecho de que ``un comunista'' obtuviera el premio. Los Angeles Times, The New York Times, Washington Post... y varios noticieros decidieron que este acontecimiento era clave para describir al autor portugués. Wall Street Journal publicó un artículo y lo anunció en su primera plana como ``Otro comunista gana el Nobel''. ``Lo hicieron de nuevo'', empieza el texto, el cual señala que un año después de otorgarle el premio a Darío Fo, la Academia Sueca ``continuó su curso de nostalgia izquierdista, dándole el honor a José Saramago, un novelista portugués y miembro no arrepentido del Partido Comunista de esa nación''. ¿No que ya terminó la guerra fría?
La inquilina se va
El complejo de edificios-hoteles conocido como Watergate ha sido sede de las crisis políticas del país en el siglo. Esta semana se informó que la figura central en la tragicomedia que amenaza la presidencia de Clinton abandonará su residencia en el histórico edificio: Monica Lewinsky anunció a sus vecinos que se mudará. Hace 25 años, en ese mismo complejo, un grupo de ``agentes'' contratados por la Casa Blanca durante la presidencia de Richard Nixon, intentó ingresar ilícitamente a oficinas rentadas por el Partido Demócrata, hecho que, después de intentar encubrirlo, condujo a la destitución del propio Nixon, evento histórico conocido como Watergate. ¿Estará embrujado el lugar?
Paradójico aumento
Linda Tripp, quien grabó las conversaciones personales que sostuvo con Monica Lewinsky, las cuales provocaron la investigación de la relación sexual con el presidente Clinton, recibió un aumento salarial. Tripp trabaja todavía en la oficina de asuntos públicos del Pentágono, donde ahora ganará 90 mil 767 dólares anuales, un incremento de poco mas de 2 mil dólares al año. Nadie en el Pentágono describió los particulares de la chamba ni el porqué del incremento. Paradojas de la democracia estadunidense: una empleada del poder ejecutivo puede amenazar la carrera del presidente y no sufrir las consecuencias.
Como anticipó Masiosare, Antorcha Popular ha sacado todas las armas en su guerra en el DF. Y la denuncia de la secretaria de Gobierno, Rosario Robles, le dio un empujoncito a este grupo que nunca se ha preocupado por su imagen. Mientras más beligerantes aparezcamos, mejor, es la divisa de sus líderes.
En una inserción publicada el viernes, ironiza sobre ``los feroces y criminales antorchistas''. Las denuncias sobre sus métodos violentos están en cientos de notas de prensa y en los informes de organismos de derechos humanos.
Antorcha también dice: ``rechazamos, por injuriosa, la insinuación de que nos manipulan los dirigentes priístas capitalinos''.
Hay que conceder. El 8 de octubre, cuando la secretaria de gobierno se disponía a abandonar la Asamblea Legislativa, el ex regente Manuel Aguilera se paró en la puerta e hizo la seña de ``abran paso'' a los antorchistas que bloqueaban la salida. Acto seguido, un orador de Antorcha arengó: ``Hagamos una valla...'' Cierto, no los manipulan, sólo les ordenan.
Ahora sí, nadie está seguro. El pasado viernes se supo que la familia Herrera Buendía pagó 650 mil pesos de rescate por la liberación de Hugo, subdirector del Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Odapas) de Chimalhuacán, México.
El caso bien podría sumarse a 94% de delitos que, según las alentadoras cifras del Secretario de Gobernación, quedan impunes, de no ser por los antecedentes de la familia ahora víctima.
La madre del plagiado y luego liberado es nada menos que Guadalupe Buendía Torres, La Loba, quien pasó de humilde lideresa de colonos a temible cacique.
En 1993 estuvo presa luego de un enfrentamiento armado en el que murió el hijo de una de sus lugartenientes. Y a lo largo de los años, La Loba ha acumulado una gran cantidad de denuncias por desalojos, invasiones y agresiones contra quienes han cuestionado su dominio. La Loba ha ganado batallas a grupos tan poderosos como Antorcha Popular, debido a que su grupo cuenta, incluso, con armas largas.
Hace unos años, el PRD sugería a sus militantes: ``Si se le encuentra, se recomienda ni mirarla''.
Hoy, gracias a la transición política, La Loba es directora del Odapas; su marido, el tesorero; su hijo, el subdirector, y por si algo faltara, su sobrino trabaja de alcalde de Chimalhuacán.
El corazón aprisionado por divertículos. Tres tumores en la próstata. La garganta inundada de ganglios. Un espasmo cerebral. Los padecimientos de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, no lo dejan vivir en paz. Pero su delicado estado de salud no conmueve a nadie.
Hace unas semanas, La Quina debió regresar al hospital en Cuernavaca, luego de su tercer ataque de angina de pecho. Su esposa acudió a la oficina de Francisco Labastida. No la atendió el secretario de Gobernación, sino su secretario particular.
-Para morirse, en cualquier lugar y en cualquier momento.
-No me conteste eso, respete mis canas y mi edad. Vengo aquí para exigirles que permitan que regrese a Ciudad Madero.
-Señora, eso no se puede hasta después del 25 de octubre (día de las elecciones estatales en Tamaulipas).
Al final, funcionarios de la SG ofrecieron a la familia trasladar a La Quina a un hospital militar en la ciudad de México. Su médico se opuso terminantemente, porque -dijo- el ex líder petrolero no resistiría la descompensación. Con todo y sus males, La Quina tuvo la energía para pedir a su hijo que regresara a Tamaulipas a seguir con su campaña por la gubernatura: ``Que no regrese el salinato'', le dijo.