La Jornada 17 de octubre de 1998

Tropas y artillería hacia los Altos y la Lacandona

Hermann Bellinghausen, enviado, Tuxtla Gutiérrez, Chis., 16 de octubre Ť Sin que exista confirmación oficial al respecto, observadores diversos en la zona -incluido este enviado- han podido percatarse de un hecho irrefutable: se están efectuando intensos movimientos de tropas de combate y artillería hacia la zona de conflicto.

Convoyes continuos salen de esta ciudad hacia la región de los Altos, donde decenas de Hummers y camiones de cinco toneladas trasladan centenares de efectivos. Más tarde, estos convoyes regresan vacíos, diariamente.

Sólo entre ayer y hoy, este enviado vio el tránsito de un millar de efectivos del Ejército federal rumbo a San Cristóbal de las Casas, y de por lo menos diez bazukas de largo alcance similares a las empleadas en el ataque de Chavajeval y Unión Progreso, hace unos meses.

El tráfico de vehículos militares congestiona la Carretera Panamericana, sobre todo en el trayecto Tuxtla Gutiérrez-Rancho Nuevo.

Al mismo tiempo, en los puntos más conflictivos de los Altos y la selva Lacandona, los desplazamientos y reacomodos de tropa y artillería son constantes. San Quintín, Taniperla, La Garrucha, Guadalupe Tepeyac, Altamirano y Ocosingo, así como San Andrés, Chenalhó y Pantelhó, son escenarios de esta movilización.

A la vez, siguen los vuelos de helicópteros y aviones sobre las comunidades zapatistas y los cinco Aguascalientes.

Signos alarmantes

Bajo la aparente calma en el horizonte después de las elecciones, se larva una nueva escalada de violencia institucional. Al menos eso indican algunos signos y síntomas. Además, claro, del engrosamiento del cerco militar a las comunidades rebeldes.

Los resultados electorales, abiertamente celebrados por el gobernador interino y sustituto Roberto Albores Guillén como un triunfo personal, han volcado la geografía municipal chiapaneca a un esquema que favorece a los grupos paramilitares del PRI, en particular el MIRA.

Como se sabe, dicho grupo -fomentado por dirigentes priístas y de la ARIC oficial- tiene uno de sus epicentros en la cañada de Taniperla, pero se extiende a otras partes de Ocosingo, Oxchuc, Altamirano y los alrededores de Chilón.

Justamente estos cuatro municipios, ahora gobernados por la oposición perredista, regresan a manos del PRI.

Con una votación en todo el estado que no alcanzó 30 por ciento del padrón electoral, el PRI recuperó Sitalá y ganó una vez más todos los municipios constitucionales de la región tzotzil, donde el abstencionismo osciló entre 65 y 80 por ciento, y donde existe una numerosa base de apoyo del EZLN.

No obstante, el PRI no recuperó la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez, donde el candidato priísta era amigo de Albores y recibió el apoyo periodístico e institucional más amplio que se haya visto en años. También perdió el tricolor los municipios circundantes a la capital, todos panistas: Alcalá, Berriozábal y Suchiapa.

Eso no impidió al gobierno instalar un gran retrato del gobernador Albores en las afueras de Chiapa de Corzo, donde se le ve muy sonriente, casi enfático. A su lado se mencionan algunos logros numéricos de su gestión de menos de un año. Hace muchos gobernadores que no se veía tanto énfasis en la figura personal del mandatario estatal. También es el primero en años que asegura ir ``ganando''.

Simultáneamente, según testimonios de indígenas y observadores de derechos humanos, la tensión dentro de las comunidades, y las acciones de grupos armados y entrenados de filiación priísta, van en aumento.

En Taniperla, la situación es especialmente grave. Las amenazas contra las familias zapatistas y perredistas son continuas. Muchos hombres viven ocultos en la montaña para salvar su vida. El hostigamiento a los campesinos por parte de la Seguridad Pública es constante.

Dos observadores comentaron hoy, por separado, que en Taniperla se vive un ambiente de provocación ``muy parecido'' al que imperaba en Chenalhó el año pasado, durante la ofensiva paramilitar que hizo huir a 10 mil personas de sus comunidades y culminó en la masacre de Acteal. También los municipios de la zona norte fueron ganados por el PRI: Huitiupán, Simojovel, Tila, Sabanilla y Salto de Agua, lugares donde opera Desarrollo, Paz y Justicia, otra organización señalada como paramilitar.

El júbilo alborista tiene que ver, quizás, con este fortalecimiento territorial de la contrainsurgencia. Todos los municipios que comprende la masiva ocupación del Ejército federal fueron ganados por el PRI. Los paramilitares son gobierno. No sería la primera vez que quien decide en Chiapas sintiera que es momento de actuar ``en nombre del estado de derecho''.

Por otro lado, quizás en previsión de futuros e incómodos observadores internacionales en la región, se ha establecido un absoluto control de ingresos de extranjeros a la capital chiapaneca en el aeropuerto y las estaciones de autobuses. Así, en todas las terminales de llegada y salida se encuentran agentes del Instituto Nacional de Migración levantando listas de todos los extranjeros que llegan y salen por Tuxtla Gutiérrez.