BIENVENIDA EN PORTUGAL
Rosa Elvira Vargas, enviada, y agencias, Oporto, 16 de octubre Ť Los gobernantes iberoamericanos exhortarán este fin de semana a Estados Unidos a poner fin al embargo económico contra Cuba y urgirán a las potencias industrializadas a adoptar medidas eficaces en favor de la estabilidad y la transparencia en los vapuleados mercados internacionales.
Los cancilleres de los 21 países que participan en esta ciudad en la VIII Cumbre Iberoamericana concluyeron este viernes el texto de lo que será la Declaración de Oporto, y además aprobaron una declaración de apoyo incondicional al proceso de paz en Colombia, que será presentada a los mandatarios y será paralela al documento oficial del encuentro.
La mayoría de los jefes de Estado y de gobierno de Iberoamérica arribaron a Oporto durante esta jornada para asistir a la conferencia de dos días de duración --sábado y domingo--, pero el presidente cubano, Fidel Castro, se llevó el día.
Su llegada a esta ciudad causó revuelo y la atención de sectores políticos portugueses y de la prensa.
A su arribo al aeropuerto de Oporto, Castro --vestido con su tradicional uniforme verde olivo-- atrajo la atención y comenzó a bromear con los periodistas.
Habló de literatura, de la crisis mundial --el mundo, dijo, está llegando ``al fin de este orden económico mundial'' y Cuba será el único país no capitalista en la Cumbre Iberoamericana--, y rindió homenaje al nuevo premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago, con quien, dijo, espera reunirse.
El escritor se encuentra también en Oporto, donde este sábado integrará una marcha organizada por los comunistas portugueses para ofrecerle la bienvenida al gobernante cubano.
Pero no todo son flores para el régimen cubano: el jefe del gobierno conservador español, José María Aznar, señaló que una Cuba no integrada a la comunidad de países democráticos no será motivo de preocupación en Oporto.
Pero la isla está presente también en las discusiones de los gobernantes iberoamericanos: el borrador de la Declaración de Oporto se pronuncia porque el gobierno de Estados Unidos ponga fin a sus leyes destinadas a endurecer el embargo comercial contra Cuba, en conformidad con las recientes resoluciones de la Organización de Naciones Unidas en ese sentido, y particularmente insta a Washington a poner fin a la ley Helms-Burton.
``Los países iberoamericanos --indica la declaración-- rechazamos enérgicamente la aplicación extraterritorial de leyes nacionales y de operaciones encubiertas que violan las leyes y ordenamientos de terceros países, así como procesos coercitivos unilaterales que constituyen un obstáculo a la cooperación entre los estados''.
No obstante, el documento de Oporto también envía un mensaje a Cuba al insistir en el compromiso regional sobre fortalecimiento de las instituciones democráticas, el pluralismo político, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, que Castro debería firmar o modificar el domingo.
El canciller colombiano, Guillermo Fernández de Soto, expresó por su parte su satisfacción de que sus colegas hayan aprobado una declaración de apoyo incon- dicional al proceso de paz en su país, al considerar que será muy importante para lograr sustanciales avances en un proceso que será largo y difícil.
Los cancilleres, en lo que se considera como la cita preparatoria de la Cumbre Iberoamericana, también incluyen en su proyecto de declaración final temas como el de la globalización y las relaciones de América Latina con Europa.
Fuentes diplomáticas indicaron que se trata de un documento sin retórica y más compacto que los de anteriores reuniones.
En el texto los ministros de las 21 naciones de América Latina más España y Portugal, repudiarán a los ``especuladores financieros'' que propagaron un ``alarmismo artificial'' en los mercados internacionales, por lo que presentarán una visión común sobre la crisis financiera mundial, al considerar la fuga masiva de capitales de Brasil.
El ministro del Exterior de Portugal, Jaime Gama, adelantó que la sesión de Oporto puede marcar una revolución de las cumbres, instituidas en 1991, pues se concentrará temáticamente y se proyecta crear una secretaría general de cooperación de carácter permanente, con lo que se convertirá en una verdadera organización.
Al margen de los llamados de la conferencia a las siete potencias más ricas del mundo en cuanto a la adopción de medidas más eficaces en los mercados financieros, a estrechar la cooperación internacional y a que se actúe con voluntad política, países como Argentina, Brasil y México se aprestaban a discutir la situación de sus economías en la región.
Portugal hizo saber que esperaba que de la Cumbre Iberoamericana se pueda incidir en los organismos financieros internacionales para que controlen la crisis mundial, y España dijo que expondrá su visión sobre los efectos de la globalización en la región, el diseño de la cooperación futura y la actual crisis financiera.
Del whisky al oporto
Las elegantes limusinas inglesas se transformaron apenas un poco, dos horas después, en un austero y frío autobús que trasladó, desde el avión TP-01 de la Fuerza Aérea Mexicana a las salas del aeropuerto, al presidente Ernesto Zedillo a su llegada a Oporto, procedente de Londres, para asistir a la VIII Cumbre Iberoamericana.
Luego de cuatro días en Inglaterra, donde cubrió una apretada agenda en la que incluyó entrevistas con el primer ministro Tony Blair y la reina Isabel II, el presidente mexicano arribó a la capital del norte de Portugal, donde fue recibido por un representante del protocolo portugués y el embajador mexicano en este país europeo, Carlos Almada.
Para esta noche, la agenda oficial no marcó actividad pública alguna y para este sábado tiene programado reunirse con Manuel Marín, vicepresidente de la Unión Europea, y luego almorzará con el rey Juan Carlos y con el jefe del gobierno español, José María Aznar.
Por la tarde, Zedillo sostendrá un encuentro trilateral con sus colegas Carlos Menem, de Argentina, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil.
Asimismo, estará presente en una recepción que ofrece el presidente portugués, Jorge Branco Sampaio, y en el Palacio de la Boisa, con el resto de los dignatarios, será investido como miembro de la Cofradía del Vino de Oporto, en la que recibirá --y tendrá que colocarse-- un sombrero negro de copa con una larga cinta del mismo color, una capa de granate orlada con cinta negra y un distintivo con el emblema de esa organización.