Ridícula y protagónica ha sido la campaña que han emprendido los propietarios de los medios de comunicación contra el fantasma cíclico y recurrente de la ``ley mordaza''.
La estrategia que ha seguido la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) mientras celebra su cumpleaños, ha mostrado su carácter de monopolio cerrado y el control que ejerce de la información en México. Así lo manifestó durante la hora de transmisión amenazante, que se recetó el viernes 9 de octubre, de 16 a 17 horas, al ofrecer un diálogo público entre la clandestina Comisión Ideológica del PRI, llamada CIRT, y el doctor Zedillo. ¿Cuándo diputados o senadores han tenido tiempo y espacio para explicar sus posiciones? ¿Cuándo los ciudadanos, agrupaciones y partidos (salvo el PRI) han gozado de la cobertura que tienen la CIRT y el Consejo Nacional de la Publicidad para propagandizar sus opiniones?
La cobertura del discurso de Emilio Násar utilizó forma como fondo y el medio para decir a todo el país que la CIRT tiene el poder de la comunicación y que es de su propiedad. Así como en ese acto se le prestó el micrófono a Ernesto Zedillo, igual se lo prestan a la sociedad ``para que se exprese'', pero la CIRT se reserva la última palabra en todos los temas y conflictos sociales y políticos.
El esquema es exactamente el mismo de 1968, sólo que ahora el gobierno ya no es el mismo monolito de antes, pero los medios de comunicación electrónica no han cambiado. Hay lo mismo un Zabludovsky para un Díaz Ordaz, que un Javier Alatorre, un Guillermo Ortega y una Lolita de la Vega para un doctor Zedillo, y si no a las pruebas nos remitimos: todos los canales y el contenido en casi todas las estaciones de radio sostienen y defienden la opinión gubernamental sobre Chiapas, el anatocismo, Fobaproa y la integración económica.
La hora de los radiodifusores, convertida en La Hora Nacional, demostró que la privatización es una realidad, ya que esa cobertura ni siquiera se da al informe presidencial.
¿Cuántas concesiones fueron entregadas a la CIRT, luego que le permitió al doctor Zedillo utilizar sus medios por espacio de 13 minutos?
Si en esta ocasión no se reforman las leyes y reglamentos de concesiones y se dan por terminadas las facultades discrecionales del Ejecutivo federal para otorgarlas, se habrá impuesto de nuevo el veto de la CIRT sobre el Congreso, situación que perdura desde hace muchos años y es el motivo por el cual la cúpula propietaria de los medios celebraba alegremente con Zedillo, quien con su presencia ratificó alianza y compromiso entre el poder político y la estructura oligárquica de los medios.
Desde 1968 se ha argumentado que el Congreso no legisla para un grupo, sino para la nación. Sin embargo, en lo que respecta a medios de comunicación, el grupo que representa la CIRT exige en todos los casos una ley de y para ella, aduciendo que representa la libertad de expresión y a la nación entera.
¿Dejarán el PRD, el PAN, PT y PVEM que se imponga de nuevo el veto de este grupúsculo encarnado en 50 familias, que posee más de cien millones de watts y que reclama que el derecho de expresión es único? ¿Cuándo los de la CIRT han procurado que estos derechos sean extensivos a la ciudadanía?
Así como ahora es legal el anatocismo y cobrar intereses sobre intereses; ahora los medios utilizan sus medios para obtener el control de todos los medios. Con esta demostración de fuerza descubrieron su debilidad ética: están en guerra contra la sociedad, la pluralidad y la tolerancia; defienden un gran poder, que no piensan compartir con nadie porque son los mismos mentirosos de siempre.
En La Hora Nacional no se necesitaron máscaras; en su celebración campeó un pensamiento profundo, sintetizado en una palabra que nadie dijo, pero que estuvo presente en el aire y en todo el espectro radial: oink.