Cuando la sequía era más intensa, hasta por el ``agua mala'' se pelearon los habitantes de la Huasteca potosina. En una marcha hacia la capital del estado (a la que llamaron ``por la sed y el hambre'') cerca de cien personas llevaban muestras contaminadas del vital líquido. ``Eso es lo que tienen para consumo'', aseguró el diputado local Oscar Hernández, por lo que no deben extrañar los brotes de enfermedades intestinales entre la población de varias comunidades.
En la ciudad de Tlaxcala se tuvo que racionar el servicio de agua potable porque el nivel de captación de los mantos acuíferos disminuyó notablemente este año, mientras la demanda aumentó debido al calor. El agua se proporcionó solamente durante seis horas.
En Morelia, el racionamiento de agua duró meses. A las 350 colonias que existen en la capital michoacana el servicio se les entregó ``por tandas'', a determinadas horas por el abatimiento de los pozos y porque la presa Cointzio, que surte el 20 por ciento de la demanda, redujo su nivel notablemente. Muchas colonias dejaron de recibir el líquido varios días. La gente lo adquiría donde podía y a un precio que contrastaba con los bajos ingresos familiares. Mientras tanto, en la zona urbana de Culiacán se recortó cuatro y cinco horas por día el abasto de agua potable. Peor le fue a diez mil habitantes del medio rural que carecen virtualmente de servicio.
En Guamuchil, también en Sinaloa, pidieron ayuda federal para perforar nuevos pozos en doce comunidades donde las fuentes naturales de abasto estaban a punto de agotarse.
Como la escasez más severa de su historia califican en Taxco lo que sucedió con el agua de marzo a junio. Los ríos, presas y manantiales, que abastecen del vital elemento a 200 mil habitantes, disminuyeron su caudal en más del 40 por ciento. En Huejutla, Hidalgo, donde los calores hicieron que la temperatura fuera superior a los 40 grados, la mayoría de los ríos de la región prácticamente se secaron durante abril y mayo. Los indígenas de la comunidad de Barrio Alto se reunieron en la plaza principal y oraron para que ``Dios haga llover'' y así no murieran sus animales ni se secaran sus cosechas. No tuvieron respuesta.
El vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez, en Sonora, estuvo tan seco que alguien propuso regarlo para evitar tolvaneras que afectaran a la población de Hermosillo. A mediados de año, la presa estuvo al 2 por ciento de su capacidad lo que incidió en el abasto de agua de la capital sonorense. Para evitar lo peor, las autoridades pusieron en funcionamiento 50 pozos. Pero el agua ni así alcanza para satisfacer las necesidades de todos y hay racionamiento, algo que bien conoce la población pues precisamente hace un año se distribuyó agua ocho horas al día como parte de una estrategia para ahorrar líquido. En el mayor lago de México, Chapala, también hubo un descenso notable de su nivel, lo que obligó a racionar el servicio de agua de Guadalajara.
Cuando en los ochenta se construyó la presa El Cuchillo, el gobernador de Nuevo León sostuvo que era la obra magna que resolvería el problema de agua potable que sufría Monterrey, la capital del estado. Pero este año los habitantes de dicha ciudad se quejaron y protestaron por la falta de agua, máxime que, reiteradamente, el director de la empresa responsable de proporcionar el vital líquido, Jesús Hinojosa, sostuvo que aunque no lloviera estaba garantizado el suministro de agua este año, el venidero y durante las 24 horas del día. Con tan alegres cuentas, nadie puso en marcha una estrategia para ahorrar el líquido, pero siguió el despilfarro. Este y la falta de previsión también perjudicaron a cientos de labriegos tamaulipecos que para sus siembras tienen derecho a recibir líquido de El Cuchillo.
En los últimos meses, los huracanes trajeron tanta agua a la mayor parte del territorio nacional, que seguramente muchos olvidaron los tiempos de sequía. Incluyendo, por supuesto, a uno que otro alto funcionario. Ojalá me equivoque: el sector público estudia desde hace rato las medidas para que en 1999 la falta de agua, los incendios, las altas temperaturas no causen las tragedias que apenas ayer lamentábamos.