Luis Humberto González Ť Jesusa Rodríguez se ha abierto paso en el mundo del espectáculo con honestidad, profesionalismo y una decidida búsqueda del arte. Le preguntamos cómo decidió dedicarse a desarrollar su actividad en los escenarios no comerciales.
``En principio, esto para mí, más que un arte, es un taller mecánico. Lo veo como el trabajo de un albañil que pone ladrillos. Decidí dedicarme al teatro independiente porque desde niña hice teatro en el baño, en mi cama o donde fuera. Cuando entré al mundo del teatro, a lo que era el ambiente artístico, me di cuenta que está profundamente corrompido. Que dependía de los trabajadores sindicalizados, de los tramoyistas anquilosados, de los funcionarios que querían pararse el cuello, de los comerciantes que querían ganar dinero, y que lo último que les importaba era la construcción de ladrillos que se hacía en el escenario'', expresó.
--¿Estudiaste para teatreros y cabareteras?
--Estudié 5 años con Julio Castillo. Tenían unos 23 años. Luego, cuando vi que Julio estaba bajo el yugo de Televisa y esas cosas espantosas, pensé que nunca iba a querer trabajar ahí haciendo telenovelas. Enton-
ces conocí a Liliana Felipe y decidimos abrir un antro de vicio en La Conchita, que fue El Fracaso. Ahí nos dimos cuenta que esa era una alternativa viable.
--¿El antro se llamaba El Fracaso?
--Sí, se llamaba El Fracaso. Hicimos varios Fracasos y nos dimos cuenta que la gente necesitaba un espacio de este tipo. Que se podía hacer un teatro sostenido por el público, sin necesidad de depender, ni de presupuestos oficiales, ni de comerciantes del espectáculo. El público puede sostener la investigación en el escenario.
--¿Cómo le hace Jesusa Rodríguez para recrear y sostener ante el público ese sentido del humor?
--Mira, yo creo que el sentido del humor es una forma de prostituirse sin que se note tanto. En la política se nota más. Yo creo que de alguna u otra forma todos nos prostituimos para sobrevivir. A lo mejor es el extremo, como el filósofo que decía: respirar es pactar con el Estado... Creo que el humor es un instrumento. Para mí sobre todo, un instrumento de revelación. Una manera de ver esta negra realidad de frente. Ver tanta oscuridad te hace también parpadear o cerrar los ojos. Entonces el humor es un canal extraordinario para tratar de entender la realidad y sobrevivir con mis principios. Más que el humor, lo primero para mí, es el afecto''.
--¿La difícil realidad también produce sentido del humor?
--Hemos demostrado la degradación de la tierra en la que habitamos. Es insuperable el humor involuntario que tú ves en las declaraciones de los políticos o de los actores de moda o en los creadores de opinión, como les llaman ahora. Estas gentes que en los medios y noticieros televisivos distorsionan todo. Todo el tiempo hay humor involuntario. Lo vemos en el caso Lengüisky. Ya es de risa loca pensar que si el puro es cubano --entonces-- es enemigo de la patria. ¡Ya no hay moral! Ahora ya nadie puede hacer de su culo un rehilete, como diría hace poco un funcionario.--Desde el principio me decía la gente: ¿pero si tus espectáculos son elitistas? Al fin de cuentas, para sostener un lugar como El Hábito, se tiene que cobrar más de cien pesos por función. Siempre he dicho que, aun cuando el cabaret es una semilla que se esparce, es importante pensar en hacer un buen teatro popular. No se puede hacer teatro popular a lo tonto, pensando que de todas maneras así llegas al público. Yo me tardé casi 20 años en decidirme a hacer teatro popular, callejero. Empecé hace dos años y ahora he logrado hacer una compañía que se llama La Chinga. Está circulando por toda la ciudad. Son un grupo de chavos del Pedregal de Santo Domingo. Jóvenes que se mueven muy bien en la calle, que han vivido en la calle desde niños. Era importante hacer un teatro incluyente, porque si estamos hablando de una realidad excluyente que nos reprime, pues hay que ser congruentes. Poner al servicio de la comunidad que no tiene para comprar un boleto, lo que has aprendido. Toca la fortuna que además, por primera vez, tenemos un gobierno democrático.
--¿Te refieres al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas?
--Por supuesto. Es un gobierno bueno o malo, pero hay que darle un tiempo razonable, hasta que veamos resultados.
--¿Cómo ha recibido la gente de la calle a La Chinga, tu compañía de teatro?
--La gente en la calle, a veces no logra entrar en el asunto porque están acostumbrados a la idiotez que les da Televisa o Televisión Azteca. Les cuesta trabajo un espectáculo que les está haciendo pensar en su realidad o divertirse de sus tragedias. Es el momento en que los intelectuales, los artistas, los científicos, saquen sus experiencias, lo que han aprendido, a una experiencia incluyente.
``Es lo que yo intento hacer. Además de conservar El Hábito como un espacio de trabajo, llevar esta compañía a la calle'', precisó Jesusa Rodríguez.
--¿Cuál es tu idea de país? ¿De este gran país, México, que supuestamente transita hacía la democracia?
--Mi idea actual es un poco aterradora, como el país. Yo creo que vivimos una pesadilla. Es un país secuestrado por un poder absolutamente corrupto. Con un narcogobierno.