La Jornada 12 de octubre de 1998

Indígenas de siete estados crearán un frente común para defender derechos

Angélica Enciso y Blanche Petrich Ť La decisión del Congreso Nacional Indígena (CNI) de dejar las riendas de su conducción en manos de las comunidades y las regiones de los pueblos indios, quedó postergada para el próximo abril, cuando se celebre su quinta asamblea. Después de un fuerte forcejeo de las organizaciones de formato más tradicional por no soltar el mango del sartén, la plenaria optó por una fórmula intermedia: la creación de una comisión nacional provisional con representantes de cinco regiones.

Al continuar ayer la segunda sesión del CNI en la carpa del Zócalo, en otro punto central de la discusión los delegados de las 57 organizaciones asistentes determinaron ``llevar a las comunidades y pueblos'' la convocatoria zapatista de consulta a la sociedad civil sobre la iniciativa de la Cocopa sobre los Acuerdos de San Andrés. Por consenso, las cerca de 60 organizaciones presentes determinaron apoyarla ``definitiva y contundentemente'', porque ``es la voz de los indígenas de todo México'', por el impacto que representa para el país en general y, sobre todo, en las comunidades indígenas.

La reorganización del congreso, sin embargo, fue el tema que demoró las sesiones plenarias, al grado de que los trabajos previstos para ayer quedaron inconclusos, quedando algunas tareas pendientes para este lunes.

Por casi cuatro horas se prolongó la discusión sobre el tema que trató la mesa tres, la renovación y consolidación organizativa del CNI, que suscitó agrias discusiones y arrebatos de micrófono entre quienes buscaban una coordinación nacional al estilo tradicional, los que que- rían una solución intermedia significada en la permanencia provisional de la comisión de seguimiento y quienes deseaban la restructuración total de esta figura.

Aun cuando los representantes hicieron un reconocimiento al trabajo de la comisión de seguimiento, entre cuyos logros señalaron la realización de esta sesión del Congreso, también cuestionaron que hayan quedado muchos aspectos pendientes de trabajar y que las comisiones no hubieran desempeñado sus actividades.

En el ánimo de determinar la forma de conducir la representatividad, los delegados de las llamadas organizaciones nacionales pugnaron para que la propuesta de llevarla a la base indígena en las comunidades y regiones no dejara fuera a las estructuras ya establecidas de sus agrupaciones, que por lo general tienen formas de selección más verticales.

En este sentido intervino el diputado perredista Marcelino Díaz, del Consejo Guerrerense Quinientos Años de Resistencia: ``no es el tiempo de la suplantación; las organizaciones nacionales tienen que ser parte, no sólo un agregado del CNI. Y nuestra reorganización debe tener como fin nuestra proyección para el año 2000, para lograr nuestra libre determinación y autonomía''.

La polémica sobre el EZLN

Otra de las tensiones internas del CNI que se reflejó en los debates es la relación con el EZLN, que algunas agrupaciones como ANIPA pretenden delimitar. El problema fue evidente cuando se abordó la sede para la próxima asamblea. La propuesta de la mesa era Oventic -región autónoma zapatista en los Altos de Chiapas-, aunque también se abrieron otras opciones: Chilapa, Guerrero, Temoaya e Hidalgo, pero al parecer ganó la contrapropuesta de deschiapanequizar los trabajos del CNI y dejar la decisión en manos de la nueva comisión.

La propuesta de que la asamblea de abril se llevara a cabo en Oventic, tenía el propósito -según se explicó en los resolutivos de la mesa- de que los zapatistas pudieran estar presentes en esa reunión; sin embargo el tema no para todos los delegados es prioritario, por lo que se decidió dejarlo pendiente y elegir el lugar de acuerdo a las ``condiciones económicas, políticas y sociales del momento en que deba realizarse''.

Una y otra vez, no obstante, los delegados se pronunciaban por la solidaridad y el apoyo a los zapatistas. Finalmente, Carlos Manzo, zapoteco del Foro Nacional del Istmo, señaló abiertamente esta tensión: ``la gran ausencia'' de esta sesión fue el EZLN, ``que sigue siendo miembro honorario y convocante de este Congreso''. Cuando fue imposible lograr consenso en este punto, la votación optó dejar la decisión en manos de la comisión nacional provisional.

Y cuando la mesa quiso dar por concluido este punto y pasar al siguiente tema, olvidó que se tenían que nombrar los integrantes de la mencionada comisión, figura que la asamblea determinó era la más adecuada en este momento. Ganó la propuesta de Juan Anzaldo, integrante de la de segumiento, de nombrar uno o dos representantes de las cinco regiones: centro, sur, sureste, occidente y de Oaxaca.

Ello ocasionó más molestias entre algunos delegados que incluso pidieron cambiar al coordinador de la mesa, el maya yucateco Guillermo Mai, pero la propuesta se desechó y se pasó al siguiente punto.

Para algunos, la solución intermedia fue satisfactoria: ``Algo se avanzó, señaló Alejandro González, de la Organización India de Derechos Humanos de Oaxaca, pero lleva tiempo reorganizar el CNI desde el trabajo comunitario, estatal y regional. Es lento, sobre todo, porque hay resistencias de algunos representantes nacionales, con estructuras creadas hace años''.

Otros más externaron preocupación porque la decisión clave de reorganizar el CNI ``quedó ambigua'', sin siquiera poder asegurar su resolución en abril. Además de que, consideraron algunos participantes, queda pendiente la forma en que se podrá ``regionalizar'' al congreso y se corre el riesgo de que el espacio, como representación de las comunidades indígenas, desaparezca para convertirse en una agrupación de organizaciones.


Blanche Petrich y Angélica Enciso Ť El veracruzano Julio Atenco, representante de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), una de las organizaciones nacionales que discreparon duramente con las líneas predominantes en el CNI, crítico de los Acuerdos de San Andrés Larrainzar y la iniciativa de la Cocopa, las cuales considera ``mínimas'', sostiene ahora que para el movimiento indígena ``es estratégico lograr que el Congreso de la Unión no legisle sobre la base de la propuesta del gobierno federal, sino de la Cocopa''.

Miembro de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra Zongolica (CROIZ), Atenco señala que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ``abrió puertas'' a una nueva unidad con la quinta Declaración de la Selva, ``donde reconoce que atrás de los acuerdos de San Andrés no está solamente la voluntad y la palabra del EZLN, sino el esfuerzo y la sabiduría del movimiento indígena nacional, dentro de los cuales se encuentra la ANIPA, aunque no nos menciona''. Lo mismo que el señalamiento explícito ``de que el EZ no es la vanguardia, sino parte del movimiento''.

En su grupo se promueve activamente la deschiapanización del CNI. En entrevista, explica los motivos: ``la chiapanización del CNI le hace daño a todos. El gobierno se aprovecha para hacer creer que el problema indio se reduce a cuatro municipios cuando es un problema nacional, uno de los mayores problemas nacionales. Y la sociedad mexicana tiene que descubrir que hay un gran movimiento indio nacional histórico, con más de 500 años''.

No están todos los que son...

-¿Qué significado tiene entonces que el EZLN haya sido el convocante del CNI?

-Reconocemos que la insurgencia armada del 94 abrió un nuevo periodo histórico, hizo visibles a los pueblos indios, sus necesidades y demandas. Lo que no se logró es que se hicieran visibles todos los actores indígenas que están en movimiento, y que éste no se asumiera como interlocutor válido ante el gobierno. Sólo el EZLN fue interlocutor, y a pesar de su importancia, quedó en evidencia la limitación que esto significa, ya que el EZLN no puede hablar por todos los indios del país. Puede ser un símbolo nacional de la lucha de resistencia, pero no puede hablar a nombre de todos los indios. Este movimiento tiene un pensamiento y una palabra propia.

-Esta misma idea está en el discurso oficial. Por ejemplo, el PRI acaba de decir que se debe hacer a un lado al EZLN y proceder ya a legislar en torno a las iniciativas que están en la Cámara...

-Esa no es una confusión entre nosotros. El diálogo de San Andrés tiene la virtud de que llegó a acuerdos, producto a que el EZLN logró sentarse del otro lado de la mesa. Esto es trascendente. Y la opinión del PRI es sesgada y pretende reducir a su mínima expresión lo que se logró en San Andrés.

Nosotros insistimos en que San Andrés ya no es sólo del EZLN, sino de todos.

--Deschiapanizar, ¿no se entiende como una posición antizapatista?

--No. Quedó demostrado que casi todas las acciones del CNI estaban orientadas a la solidaridad con Chiapas. Eso no se niega, pero no se había entendido que el EZLN y los pueblos indios no sólo tienen un cerco militar y una guerra sucia dirigida a las organizaciones indígenas no armadas. Además existe un cerco político que no vamos a romper mientras el CNI no oriente el movimiento indio nacional a establecer el vínculo con la sociedad civil para un nuevo proyecto nacional.

Julio Atenco, uno de los pocos miembros de ANIPA que en esta ocasión participan en el segundo congreso, a diferencia de los grandes contingentes que estuvieron presentes en el primero, celebrado en el Centro Médico en 1996, explica los orígenes de su distanciamiento durante los diálogos de San Andrés en los que ellos participaban como asesores del EZLN. Se queja que durante el Foro de San Cristóbal hubo ``gente no indígena, más zapatista que los zapatistas'', que quiso ``imponer'' formas de organización ajenas a los pueblos. Lamenta también que en esa reunión ``llegaron muchos infiltrados que colocaron a la ANIPA como provocadora de la división del movimiento indígena''.