GALERIA Ť Susan Pick

Educación sexual, educación para la vida

El embarazo en la adolescencia, el uso de drogas, la violencia, la deserción escolar y otros problemas que afectan a un número importante de la población joven de México tienen un origen multifactorial, en el cual predominan aspectos como la permanencia de creencias erróneas y la carencia de habilidades que favorecen el desarrollo personal y la comunicación.

Susan Pick, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y presidenta del Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población, AC, se ha dedicado durante los últimos 25 años al estudio de esos problemas desde una perspectiva psicosocial.

``Nuestros primeros estudios sobre el tema se orientaron a conocer cuál era el efecto de la educación sobre la conducta sexual y reproductiva, y encontramos que dar información sobre la sexualidad por sí sola significaba muy pocos cambios en las conductas de las personas, ya que éstas sólo mejoraban su conocimiento. Entonces, ¿qué teníamos que hacer para dar educación sexual en lugar de sólo proporcionar información?

``Encontramos que la educación sexual se tenía que dar en un marco más amplio -que actualmente se conoce como habilidades para la vida-, en el que se incluye la comunicación en la familia, la autoestima, la toma de decisiones más responsables y tener roles sexuales igualitarios que, entre otros factores, eran los que realmente hacían la diferencia en cuanto a conductas de prevención.''

Entre algunos resultados obtenidos, explica la investigadora, se registró que dar información sobre sexualidad en la adolescencia no tenía efecto en la edad de inicio de las relaciones sexuales, pero aumentaba el uso de anticonceptivos al empezar una vida sexual.

``De ahí surgió la idea de desarrollar un programa para edades cada vez más y más tempranas. Ahora tenemos un programa desde prescolar hasta tercero de secundaria llamado Yo quiero, yo puedo, para niños y niñas, y otros para adolescentes y padres.''

En los resultados de los componentes de evaluación de los programas registrados en niños de quinto y sexto grados se observó, por ejemplo, que en habilidades relacionadas con comunicación, como expresar lo que sienten, el porcentaje aumentó de 59.6 a 66.7; en expresar sus dudas, de 32.2 a 45.6; en toma de decisiones y responsabilidad, de 33.7 a 57.3; en actitudes responsables y conocimientos relacionados con la sexualidad, de 38.2 a 89.9, y sobre si los niños pueden realizar las mismas actividades que las niñas, de 50 a 77.5 por ciento.

``¿Cuál es la idea de todos estos programas que salieron de la investigación? Fortalecer las habilidades para la vida en términos de fomentar una forma de decisiones responsables, lo que es muy importante en países como el nuestro, donde lo que tradicionalmente fomentamos es la obediencia, en lugar de una toma de decisiones pensada, crítica y responsable.''

Susan Pick, quien obtuvo el grado de doctora en psicología social por la universidad de Londres, y el Premio Universidad Autónoma de México en Ciencias Sociales, explica que de manera general se educa al individuo con base en el miedo.

``En varios estudios cualitativos que se han hecho en torno a normas sobre sexualidad y a la comunicación generacional, se encontró que la palabra más usada para dar educación sexual es ¡aguas!: ¡aguas con los hombres porque te quieren usar! ¡Aguas con las mujeres porque te quieren manipular! ¡Aguas con los anticonceptivos porque no sirven! ¡Aguas si no tienes pareja porque nadie te va a querer! ¡Aguas si tienes, porque te va a controlar!

``Entonces, hemos basado nuestra educación en factores externos y en las amenazas. Sin embargo, ahora los programas educativos y de promoción de salud se dirigen cada vez más a fomentar la iniciativa, la creatividad y el pensamiento analítico, de manera que se puedan tener relaciones interpersonales más sanas y más constructivas, y podamos desarrollarnos como país y como personas en forma más madura''. (Mirna Servín) (Fotos: Guillermo Sologuren)

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