Guillermo Almeyra
Italia: ¿Ù ahora qué?

Refundación Comunista acaba de escindirse. El jefe histórico de la tendencia estalinista y prosoviética en el ex Partido Comunista Italiano, Armando Cossutta, y presidente de RC quedó en minoría en la Secretaría, en la Dirección Nacional, en el Comité Político (Comité Central), en el partido todo y decidió pasar con armas y bagajes al campo gubernamental. Es la primera vez que de un partido comunista se va el ala estalinista, acusando a la mayoría de estar influida por el trotskismo, ``enemigo histórico del movimiento obrero''. Cossutta, como es lógico, tiene en su contra a los jóvenes y a los sindicalistas de RC, así como a la mayoría del partido y de sus electores pero, como toda derecha de un partido obrero, tiene la mayoría de los diputados (21 contra 13) y muchos concejeros municipales o regionales, es decir, la gente que ve la política como carrera (y no como militancia o servicio) y que no considera posible actuar fuera del aparato del Estado, pues se da como objetivo estar en el gobierno, no construir un poder alternativo.

RC, que apoyaba al gobierno de centro izquierda formando parte de la mayoría parlamentaria pero no integrándolo, queda ahora en la oposición y casi seguramente el grupo de Cossutta será recompensado con puestos en el gobierno negociados por los que, tan estalinistas como él en su concepción de la política, disolvieron hace años el Partido Comunista y se declararon liberal-socialistas. En efecto, Massimo D'Alema, líder de los ahora llamados demócratas de izquierda, en plena crisis del gobierno, estaba tranquilo en Buenos Aires y se declaraba seguro de que aquél no caería, poniendo así en evidencia sus lazos con Cossutta y sus esfuerzos por romper o aislar a RC. El grupo de Cossutta votará pues la moción de confianza al gobierno con el argumento (que comparten los DS) de que no hay que dejar que el electorado vote porque tendría mayoría la oposición y de que, para ganar algún apoyo en la derecha, hay que moderar aún más la política (¡o sea, hacer la política de la derecha pero en nombre de la izquierda para mantener a ésta en el gobierno y evitar que lo tome la derecha!). Ahora el gobierno podrá revivir si consigue diputados en la derecha sea comprándolos, sea negociando con el ex presidente Francesco Cossiga, que estuvo ligado a la CIA y es derechista, su ingreso en la mayoría, lo cual haría que el gobierno de centro pasase a ser un gobierno de centroderecha. Hay que aclarar que, de todos modos, al terminar la actual Legislatura habrá que ir a elecciones generales. De modo que RC, al romper hoy con la mayoría, no sólo deja de hacerse cómplice de los neoliberales sino que también queda como única oposición de izquierda. O sea, pierde diputados, prebendas, influencia en los medios, pero posiblemente preservará lo fundamental de su influjo en su electorado (aunque la escisión desmoralice a algunos sectores) y sus militantes activos (aunque pierda un grupo de viejos estalinistas), y puede empezar una tarea de refundación teórica que el peso del grupo Cossutta impedía.

Por otra parte, la alianza del estalinista Cossutta con D'Alema sobre la base de una política ultramoderada desnuda el carácter del PDS, estalinista en sus métodos y liberal-socialista en su política, y repite la historia del movimiento obrero. O sea, la ruptura entre un ala que se apoya en los movimientos sociales, que busca cambiar las relaciones de fuerza y la sociedad, y otra, con peso en las instituciones, que piensa en cambio en llegar al gobierno y no en el doble poder necesario para cambiar no la mayoría gubernamental sino el carácter del Estado mismo. Ahora existe, por supuesto, el peligro de que RC, que está siendo violentamente atacada, se aísle de mucha gente honesta pero despolitizada por el viejo Partido Comunista. Hay también el peligro de que ese partido, que suma sindicalistas revolucionarios, luxemburguistas, comunistas de izquierda, trotskistas, cristianos socialistas, pueda caer en el verbalismo ultrarradical y en una disputa por la dirección entre esos grupos, en vez de hacer una discusión programática unificadora en su próximo Congreso.

Pero la evolución hacia la política de muchos Centros Sociales que se resistían a tener lazos estables con RC, así como las luchas obreras contra la política del gobierno, podrían ayudar a quienes ven en esta escisión una depuración para crear un partido más democrático y programáticamente más sólido.

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