Parabienes de Jorge Amado, Carlos Fuentes, Dario Fo, Fernando del Paso y Mario Vargas Llosa
Angel Vargas, Carlos Paul, Mónica Mateos y Yanireth Israde Ť Con el Nobel de Literatura 1998, José Saramago no sólo se ha convertido en el primer autor en lengua portuguesa en obtener tal distinción, sino que su nombre se ha unido al del dramaturgo italiano Dario Fo; con ello, la corriente ideológica de izquierda es galardonada por segundo año consecutivo por la Academia Sueca. Entre los literatos mexicanos, la noticia fue recibida con beneplácito. A continuación, la voz de algunos de ellos:
Ricardo Garibay: lo merece. Lo merece. Lo merece. Ya.
Augusto Monterroso: me parece una magnífica designación y me alegra. Saramago no sólo es una gran escritor sino un hombre de posiciones muy firmes de izquierda en un mundo derechizado y corrupto. El hecho de que la academia haya otorgado el premio a un escritor de izquierda obedece a que, en contra de lo que muchas personas quisieran, la izquierda no está completamente liquidada en el mundo. Que este autor sea de una lengua prima de la nuestra también es motivo que debe alegrarnos.
Fernando del Paso: José Saramago es un espléndido escritor, lo conozco desde hace tiempo, es buen amigo. Me alegra que haya recibido el Nobel, aunque bien sabemos que por cada escritor que se premia se deja de premiar a otros que también lo merecen. Durante la larga vida que ha tenido la Academia Sueca que da los Nobel, han existido diversas tendencias a la hora de optar por los ganadores, como la geriátrica, que consiste en premiar a los viejos antes de que se les vayan, la lingüística y la geográfica. A lo largo de toda esa vida de entrega de premios, por fortuna ha habido muchos buenos escritores que le han dado importancia al Nobel, y no al contrario. La ausencia de escritores como William Faulkner, James Joyce, Emilio Zolá, León Tolstoi, Marcel Proust, Italo Calvino y Jorge Luis Borges, es evidencia de que el Nobel no es garantía de nada. Saramago se suma a esa lista de autores que le dan importancia a dicho premio. ¿Mi libro favorito de él? Sin duda, El evangelio según Jesucristo.
Elena Poniatowska: es una gran alegría y creo que se va a beneficiar mucho a Chiapas y a Marcos (el subcomandante). Claro, pienso esto en función de México. ¡Ojalá regrese (Saramago) pronto a nuestro país!, pues si antes de tener el premio su apoyo moral tenía mucho peso, ahora será máximo, podría influir sobremanera a la solución del conflicto. Que se le haya otorgado el premio a un escritor de izquierda se debe a que la academia siempre ha mostrado una inclinación hacia la izquierda. Hay que recordar que el año pasado el premio recayó en Dario Fo. Tiene gran significado que el máximo premio de la literatura mundial sea otorgado a un autor en lengua portuguesa, pues ayudará a los escritores en ese idioma a considerarse integrados al resto de la literatura del orbe. Siento que no le hayan entregado el Nobel a Fernando Pessoa, pero al concedérselo a Saramago, se le hace justicia a aquél.
Hugo Gutiérrez Vega: este premio tiene dos aspectos: al escritor en sí, que es uno de los grandes escritores del siglo XX, y el segundo a la lengua portuguesa. Los portugueses no habían recibido este premio, entonces están premiando a Camoes, Pessoa, Castelo Blanco, a Drumon de Andrade y a una de las más hermosas lenguas y a una de las más formidables literaturas de este siglo. En el caso de Saramago, creo que aparte de su prosa magistral, está su temática, el alma de Portugal, y yo diría los grandes misterios y problemas del mundo contemporáneo, además de que lo hace con humor, con una enorme inteligencia. Hay un aspecto más, que es su talante moral, su defensa de los derechos humanos y su apoyo a las causas más nobles del mundo actual, como el caso de Chiapas, una de las causas más urgentes de nuestro país.
Rosa Beltrán: me parece un premio muy justo y me alegra mucho por varias razones: en primer lugar por la extraordinaria calidad de la obra de Saramago y su consistencia. Cada uno de sus libros representa un reto distinto, una apuesta a una misma obsesión en distintas formas literarias, desde el último, El año de la muerte de Ricardo Reis hasta Todos los nombres, Saramago siempre es el mismo y a la vez distinto. Como el mago Mandrake, nos da siempre una lección de su filo, siempre tiene algo bajo la manga con qué sorprendernos. Además como persona su integridad, su consistencia en cuanto a sus creencias políticas e ideológicas, me parece que es de elogiarse. El hecho de que estando en nuestro país se haya decidido por ir a Chiapas y dar una visión del México convulsionado, que incluso le valió críticas de parte de colegas escritores, me parece un acto de una valentía profunda, por la cual me alegra también que le hayan otorgado el Nobel.
Juan Villoro: es un premio que repara en parte el largo olvido en que se había tenido a la lengua portuguesa. Las novelas de Saramago transitan por la novela histórica, el realismo mágico, y en años más recientes por la alegoría. Creo que en sus muy distintas variantes de hacer novela Saramago ha renovado la literatura de su idioma y el género mismo, en particular me gusto mucho El año de la muerte de Ricardo Reis, que trata de uno de los heterónimos de Pessoa y que retrata desde la prosa al mayor poeta de la lengua lusitana. También me gusta mucho un libro marginal sin género preciso que se llama Manual de caligrafía y escritura, que es un libro íntimo de un autor que no ha vacilado en abordar temas épicos o históricos. Por toda esta riqueza es un premio por el que todos debemos estar contentos.
Adolfo Castañón: representa no sólo un acto de justicia para la trayectoria de un gran creador (exponente europeo del realismo maravilloso americano), sino un reconocimiento inexplicablemente postergado por la Academia Sueca, a una de las literaturas europeas más ricas y vigorosas: la escritura en portugués. Desde Eca de Queiroz y Fernando Pessoa hasta Agustina Besa-Luis, Antonio Lobo Antunes, Miguel Torga, Edouardo Lourenco y José Bento, entre otros, la creación literaria en idioma portugués se ha afirmado como una de las más sensibles, vigorosas y capaces de innovación. Existen puentes secretos entre el desarrollo de la literatura portuguesa y el de las literaturas latinoamericanas.
Federico Campbell: me ha llenado de felicidad el premio concedido a José Saramago, porque implícitamente significa una presea para otros narradores portugueses del siglo, como Miguel Torga, R. Cardoso Pires y Antonio Lobo Antunes. Lo que me conmueve de Saramago es su fe en sí mismo y en las posibilidades formales del arte de la novela, y también celebro su feliz transición del periodismo -que fue su laboratorio- a la literatura.
Carmen Boullosa: me da muchísima alegría porque es un premio que recibe la literatura portuguesa y un narrador al que respeto y que me cae muy bien. Le pone una medalla más al pecho de Saramago, porque haber hecho enojar al Vaticano con su designación lo ha de tener más que satisfecho y creo que lo felicito más por eso que por el Nobel. Los premios siempre son arbitrarios y son también una fiesta. Hay fiestas sanas que alegran el alma y hay otras siniestras, que causan resaca por mucho tiempo. Esta es una luminosa fiesta a la que me uno con júbilo. El reconocimiento a Saramago, un hombre de izquierda, tiene que ver de alguna manera con el retorno de la izquierda al poder en Europa, con excepción de España y algún otro país. Me da mucha alegría.
Alejandro Rossi: me parece que es un premio justo para las letras portuguesas que no habían sido reconocidas en el ámbito mundial. Considero que José Saramago es un escritor de primer orden y este hecho, unido al reconocimiento de la literatura portuguesa, hace que este premio sea justo. Se trata, en efecto, de un escritor de izquierda, pero no quisiera que las consideraciones políticas intervinieran en premios estrictamente literarios. Hubiera preferido que se otorgara a algún autor en lengua española, pues hay algunos nombres que se manejan desde hace tiempo, pero insisto en me parece muy bueno el reconocimiento a la literatura en lengua portuguesa.
Yanireth Israde, César Güemes y agencias Ť La primera agrupación en celebrar abiertamente el Nobel de Literatura para José Saramago fue la denominada Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil, y por conducto de su coordinador nacional, Joao Pedro Stédile, expresó: ``Nos sentimos igualmente premiados, porque Saramago defiende la causa de la reforma agraria en Portugal, en Brasil y en el mundo entero''. Vale recordar que el prefacio del libro La tierra, con fotos de Sebastio Salgado, realizado por Saramago, destinó sus ganancias para apoyar la lucha del MST, trabajos que apoyó también Chico Buarque.
El presidente de Portugal, Jorge Sampaio, agradeció a Saramago la satisfacción colectiva que provocó en su país la noticia del premio y resaltó la intervención del escritor en el proceso social que siguió al derrocamiento del régimen salazarista en abril de 1974 y desembocó en la llamada Revolución de los claveles.
Carlos Cavalhas, secretario general del Partido Comunista Portugués, en el que milita el novelista, comentó que ``la decisión de la Academia Sueca marcó este jueves como un gran día'' para los militantes de esa organización política.
Cuantiosas han sido las reacciones de la cultura internacional en torno del hecho. Si comenzamos por los escritores españoles, Francisco Umbral acotó: ``Saramago ha contribuido con su obra a una literatura moral y ética, capaz de un profundo ejercicio crítico sobre la realidad de las sociedades actuales, en términos sobrios y con una precisión absoluta''. Juan Eslava Galán sostuvo que ``es una noticia de la que debemos congratularnos todos los pueblos ibéricos''.
Reconocer a un eterno luchador
Desde Managua, Sergio Ramírez señaló que el lusitano ``representa dos elementos: la identidad de la cultura portuguesa y la modernidad de esa literatura; es un gran renovador y transformador del lenguaje, como se aprecia en sus diferentes novelas en las que menciona las desigualdades de la humanidad''.
En San José de Costa Rica, José León Sánchez consideró que el premio ``es un acierto porque fue reconocido un hombre de ascendencia humilde, no de los santos intocables de la literatura, un hombre que ha luchado toda su vida. Un obrero''.
Jorge Amado, en un comunicado desde Salvador de Bahía, Brasil, dijo: ``Si alguien se merecía el Nobel, ése es Saramago''.
Alvaro Mutis, desde Santafé de Bogotá, Colombia, expresó: ``Estoy feliz, es el acto de justicia más pleno y admirable que puedo recordar del Nobel (...) Ya se estaba convirtiendo en una obsesión que estaban dejando de lado a un escritor del tamaño de la humanidad (...) Saramago tiene ya la condición de clásico''.
Mario Vargas Llosa, en Madrid, consideró que la decisión de la Academia Sueca es ``muy justa, tanto por la persona de Saramago como porque también se ha dado por fin un Nobel a un escritor en lengua portuguesa''.
Dario Fo, en Milán, apuntó: ``Es un honor compartir un premio con Saramago. Estoy muy contento, ya que ha luchado por su país, o mejor dicho por la libertad y contra el fascismo. Es un gran escritor, un poeta, y sobre todo ha demostrado fuerza en la lucha contra la injusticia de los potentes contra los débiles''.
Saramago fue varias veces candidato al premio, pero en los últimos años ``ha vivido con mucha serenidad, con mucha tranquilidad las decisiones de la Academia Sueca'', destacó la esposa del escritor, Pilar del Río, quien habló desde Lanzarote, España. La periodista española, compañera sentimental y traductora del escritor portugués añadió que a su marido no le preocuba ya si ganaba o no el Nobel, y ni siquiera recordaba que se entregaba este jueves.
Del Río definió a Saramago como ``un hombre solidario y muy compasivo, que siempre está al lado de los que sufren y en contra de los que hacen sufrir''.
``Es una persona muy íntegra, de una sola palabra, de una sola pieza, un hombre coherente y de una gran cultura que no ha ido dejando huecos en su formación'', añadió.
``Muchas veces le han dicho que obras como El evangelio según Jesucristo le iban a perjudicar o le pedían que no siguiera insistiendo en que es comunista, pero José ha tenido muy en cuenta que él no renunciaría a lo que es por el Nobel ni por nada.''
Finalmente, apuntó que la obra de Saramago sería la misma con Nobel o sin Nobel, ``como la de otros grandes escritores que no lo han recibido''.
Carlos Fuentes
Antes que nada expreso mi gran alegría de que un amigo tan querido y admirado haya obtenido el Premio Nobel de Literatura; por primera vez se le otorga a un escritor de lengua portuguesa, que es una gran lengua europea, hablada por 250 millones de personas. Es importante, porque es la lengua no sólo de escritores portugueses como Fernando Pessoa y el propio Saramago, sino de grandes autores del continente americano, como los brasileños Jorge Amado y Nélida Piñón.
Este es un premio a una literatura exigente, en este mundo de literatura light que no le pide nada a la mente y a la imaginación de los lectores. José Saramago es una autor que le exige constantemente al lector que su imaginación esté alerta para involucrarlo en la creación literaria. Pero déjeme decir algo más, José Saramago se merece dos premios Nobel, el de Literatura y el de la Paz, porque fue muy valerosa su actitud al venir a México, después de lo acontecido en Acteal. No hay que olvidar que visitó nuestro país, como un valiente gesto simbólico contra la xenofobia y chovinismo que entonces permeaban nuestro ambiente. No hay que olvidar su defensa de los derechos humanos indígenas. Por eso, para mí, este premio de literatura también debería ser un Premio Nobel de la Paz para José Saramago.
Angel Vargas Ť Según contó Sergio Pitol, en el transcurso del presente siglo la Academia Sueca ha dado ``sorpresas notables'' en el momento de designar al merecedor del Nobel de Literatura, como fue el caso de León Tolstoi, a quien se le quitó prácticamente de las manos ante las presiones de la Iglesia ortodoxa y del gobierno zarista rusos.
``Después tuvimos a Pérez Galdós -prosiguió-, quien también estuvo a punto de ganar el Nobel pero un artículo virulento de L'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano, lo descalificó absolutamente y lo consideró enemigo de la Iglesia, de la paz social. La academia tuvo que dar marcha atrás''.
Pitol refirió estos hechos a propósito de la designación de José Saramago como Nobel de Literatura 1998, noticia que recibió con gran entusiasmo y alegría, porque ``ha sido el escritor a quien más ratos de gusto, de placer, le debo''.
Entrevistado vía telefónica, consideró que no todas las voces se unen a la alegría por el acontecimiento: ``Ahora, algunas personas deben estar de luto; aquellas que descalificaron a José Saramago cuando, en su reciente estancia en México, visitó Chiapas'' y pugnó por la pronta solución del conflicto.
Descartó, asimismo, que la postura de izquierda del autor lusitano haya tenido influencia alguna en la decisión de los académicos, pues cada vez que se le da el premio a un autor comprometido con una causa, sus adversarios dicen que la Academia Sueca es parcial, que se deja llevar por simpatías ideológicas y por presiones.
Pitol estimó que éste resulta un reconocimiento tardío para la literatura portuguesa, que resulta ``justísimo'' para Saramago. ``Esperemos que el Nobel sea un preámbulo y que la literatura en lengua portuguesa sea reconocida en el mundo como se lo merece'', concluyó.
Raquel Peguero, enviada, Guanajuato, Gto., 8 de octubre Ť Para Carlos Monsiváis, José Saramago es un ``escritor congruente'' con su posición política que, en su obra, está ``trascendida en una novelística muy ambiciosa y muy lograda''. Clásico ``a su manera'', dijo, Saramago ``merece ampliamente el premio Nobel; lo que esta vez, como en muchos otros casos, amerita al premio más que al autor''.
Al final de una conferencia que impartió sobre la figura de José Alfredo Jiménez, en el contexto del Cervantino, Monsiváis dijo brevemente que le dio ``mucho gusto personal'' el Nobel otorgado al autor de Historias del cerco de Lisboa: ``Lo sentí un reconocimiento literario muy justo. Es un escritor muy importante, que trabaja en una lengua que hasta ahora no ha obtenido el aprecio debido y ha sido marginada, pese a escritores como Guimaraes Rosa, Jorge Amado y los muy variados poetas brasileños, sobre todo''.
Para el escritor mexicano, este premio ``atrae la atención sobre la fuerza de la actual literatura en portugués y más específicamente sobre una obra narrativa de primer orden, compleja, variada, problemática, que no puede reducirse, como pretenden algunos, a las posiciones políticas del autor, que encuentro muy congruentes, pero están trascendidas en una novelística muy ambiciosa y muy lograda en La muerte de Ricardo Reis y El evangelio según Jesucristo''.
Monsiváis explicó que esta última obra le atrae más que cualquiera otra de su producción, ``como reto, desafío de un tema tan trillado y tan imposible de resolver sin cursilería'', por lo que consideró ese es el gran triunfo de esa novela. Acotó que, sin embargo, todas sus obras presentan a un escritor que sigue un ritmo narrativo propio y no se deja desviar por las modas.