La Jornada 9 de octubre de 1998

Otorgan al escritor lusitano el Nobel de Literatura

Renato Ravelo y agencias Ť José Saramago ganó este jueves el Premio Nobel de Literatura 1998. Es el primer escritor en lengua portuguesa que obtiene el galardón que otorga la Academia Sueca, y se le dio en palabras textuales, ``porque sus parábolas sustentadas por la imaginación, la compasión y la ironía continuamente nos premiten aprehender de nuevo la realidad ilusoria''. A Saramago se le otorga ese reconocimiento a los 75 años, cuando está por cumplir tres décadas en el Partido Comunista Portugués, al que no ha renunciado del todo e incluso continúa apoyando con los derechos de sus obras.

El galardón que consiste en 7.6 millones de coronas (985 mil doláres), se le otorga al hombre que nació un 16 de noviembre de 1922, en la aldea de Ribatejo, Azhinaga, en el centro de Portugal, y de una familia campesina; al adolescente que la mala situación económica obligó a abandonar los estudios al terminar la secundaria y aprender mecánica, al militante de la Revolución de los claveles, pero sobre todo al escritor maduro que en palabras de Carlos Fuentes ``merecería también el Nobel de la Paz'' por su compromiso intelectual con las causas populares, que es también el impío que turbó el sueño del Vaticano: ``él fue marxista'', publicó L'Observatore.

El presidente de Portugal, Jorge Sampaio, declaró: ``es la consagración defintiva del portugués en la persona de una artesano y un creador de obra universal''.

``Soy más visible, más audible. Voy a aprovechar la ocasión para seguir diciendo lo que he dicho siempre'', reporta France Press que dijo Saramago desde Frankfurt, al enterarse de la decisión de la Academia Sueca y agregó: ``es como si le dan a uno un golpe en la cabeza, pero no lo suficientemente fuerte como para hacerle caer.''

Saramago es el cuarto europeo que obtiene de manera consecutiva el Nobel de Literatura. Le antecedieron el italiano Dario Fo (quien también fue impugnado por el Vaticano), la poeta polaca Wislawa Symborska y el irlandés Seamus Heaney. Dos escritores de lengua portuguesa habían aspirado anteriormente al galardón: el ya fallecido Miguel Torga y el brasileño Jorge Amado. El portugués ocupa el quinto lugar entre las lenguas más habladas del mundo.

Invocar una tradición radical

El de Saramago es un premio, dijo Sture Allen, secretario permanente de la Academia: ``al prosista de origen obrero que alcanzó el éxito como escritor de primera línea cuando cumplió los 60 años y desde entonces ha gozado de una gran atención y ha sido traducido frecuentemente. A pesar de su independencia, Saramago invoca la tradición de una manera que en el actual estado de cosas puede ser descrita como radical''.

La vida de Saramago ha estado marcada por la polémica que genera un radicalismo por lo social sin ortodoxias, surgido de la experiencia personal de la injusticia. Al dejar la escuela, Saramago trabaja en diferentes oficios. Su primer actividad fue como obrero metalúrgico. Pasó por la administración pública, ingresó a la actividad editorial y periodística, en la que se desempeñó en el Diario de Noticias de Lisboa como editor y redactor.

Militante del partido comunista desde 1969, participó en 1974 en la Revolución de los claveles, y al siguiente año tuvo que abandonar su empleo en el periódico. Etapa de revueltas, de acusaciones en contra de Saramago a quien se le llegó a calificar por su radicalismo estalinista. A partir de este momento, Saramago sobrevive de sus traducciones, trabaja en las obras de teatro, publica crónicas, cuentos y su novela Manual de caligrafía y pintura, que escribió en 1977.

Es hasta 1980, con la publicación del libro Levantando do chao, en el que se relata una rebelión de los pobres de Alentejo, localidad oriental portuguesa, que el escritor lusitano recibe el Premio de la Ciudad de Lisboa. De hecho, el libro se basa en su propia experiencia.

Saramago conoce el éxito en 1982 con Memorial del convento. Casi 35 años habían pasado desde que escribiera, en 1947, Terra de pecado su primera novela. Y en este lapso, la fama pública había sido dominada por la militancia más que por la propuesta literaria. Memorial sería descrito por Fellini -fanático de las imágenes exuberantes- como una de las obras más interesantes que leyó en su vida: es la fantasía de dos amantes que tratan de escapar de la inquisición en una máquina voladora, y de hecho en 1990 bajo el título Baltasar y Blimunda fue estrenada en la Scala de Milán. En Europa, se le comparó con Gabriel García Márquez y ``su realismo mágico''

Saramago ha negado la influencia del Nobel colombiano: ``la literatura europea no necesita pedirle al realismo mágico ni a la fantasía latinoamericanos. Cualquier país puede tener sus raíces de realismo mágico'', declaró en una entrevista a la agencia Reuters.

No es la única obra de Saramago en la que acude a la magia, ya que en La balsa de piedra (1986), recurre al imaginario de que la península ibérica se desprende del resto de Europa. Sin embargo, en su caso las razones estéticas respondieron más a la construcción de una alegoría, que a la búsqueda de un realismo mágico. En La muerte de Ricardo Reis (1984), se trata la historia surrealista de un médico poeta, pero nuevamente la razón social se impone como detonador, porque el marco es el ascenso del fascismo en 1936. Refiere Reuters:

``La historia del cerco de Lisboa (1989) es una novela sobre una novela, en la cual el lector de pruebas inserta la palabra `no', cambiando el curso de los acontecimientos históricos y proporcionando a Saramago motivo para su originalidad y delicia narrativa''.

Acertar en el lado humano

Hombre polémico, crítico de la izquierda y la derecha, Saramago aspira a lograr acertar en el lado humano, más que en el marco ideológico. Con El evangelio según Jesucristo (1991), suscitó molestias severas en algunos sectores de la Iglesia católica al presentar un lado que no ponderaba lo divino. Pero, también, ciertos sectores de izquierda se desconcertaron.

Con esa obra incomodó a los comunistas, ``admiradores incondicionales y jamás desinteresados de Saramago, quien sigue publicando sus libros a través de la casa de edición Caminho, del PCP, asegurando así la sobrevivencia financiera de la empresa'', refiere en un cable sobre la difícil relación del escritor con Portugal, Nicole Guardiola de Notimex.

Su vida política, intensa en cuanto a posiciones (estuvo en Chiapas en momentos en que la matanza de Acteal aún rondaba de muerte el estado), no necesariamente encaja en la del poder que se ejerce en un puesto. Brevemente participó en el concejo municipal luego de ser elegido en la boleta del partido comunista.

Su relación con Portugal tampoco es de una sola cara. Si bien desde 1993 radica en Lanzarote, islas Canarias, con su esposa Pilar del Río, quien también es su principal traductora, reivindica en cuanto puede su origen:

``Primero soy portugués, segundo soy ibérico, y sólo en tercer lugar y cuando me da la gana, soy europeo.''

Saramago no nada más convoca polémica: es considerado un canario ilustre y también es hijo adoptivo del pueblo granadino de Castril, en Andalucía del sur, lugar de nacimiento de su esposa.

En México, también Saramago dejó una suerte de huella fraternal, en Chiapas, en Ciudad Universitaria, en Guadalajara.

Autor de unas 18 novelas, ganador del Premio Camoens que es el máximo reconocimiento literario portugués, el penúltimo premio Nobel del siglo que termina es un obrero, periodista, literato autodidacta que denuncia la injusticia, se proclama cuando no lo recomiendan las modas y escribe alegorías que punzan donde duele la civilización, que ahora lo proclama.