La Jornada 9 de octubre de 1998

Investigarán si procede destituir a Bill Clinton

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 8 de octubre Ť El Congreso estadunidense votó hoy a favor de proceder con una investigación formal sobre la posible destitución del presidente, mecanismo que sólo se ha usado otras dos veces en la historia de Estados Unidos.

Como se esperaba, la Cámara de Representantes aprobó por 258 votos contra 176 una resolución para comenzar un proceso de investigación amplio y sin límites para determinar si existen las bases para recomendar la destitución de Bill Clinton.

Una iniciativa, promovida por la minoría demócrata para limitar el alcance y la duración de la averiguación formal, fue derrotada por los republicanos.

La medida aprobada establece que el Comité Judicial de la Cámara ``está autorizado y dirigido a investigar plena y completamente si existen suficientes bases para que la Cámara de Representantes ejerza su poder constitucional para destituir a William Jefferson Clinton, presidente de Estados Unidos de América''.

La bancada demócrata --206 curules-- tuvo 31 disidentes que votaron con la mayoría republicana.

Decenas de legisladores participaron en un debate a veces apasionado sobre la resolución del proceso de destitución.

``Subversión de la Constitución'', calificó uno, y otro sostuvo que sería una falta a la Constitución no proceder con la investigación, ya que las acusaciones son ``perjurio y obstrucción de justicia''.

Duros intercambios: ``El presidente traicionó a su esposa, no al paísÉ Dios nos ayude si esto avanzaÉ a una inquisición estadunidense''.

Otro legislador más exclamó: ``Esto no se trata de si el presidente traicionó a su esposa, sino si cometió una violación, el perjurio, y si esa conducta ilegal constituye una base para su destitución''.

``El asunto es si la verdad importa'', preguntó otro.

Día sombrío

Los legisladores republicanos insisten en que este proceso --que controlan en virtud de su mayoría en el Congreso-- es justo y bipartidista.

Pero todos los legisladores del partido conservador, en la oposición, admitieron que este fue ``un día sombrío'' y un momento ``histórico'' y ``triste'', al intentar no expresar su triunfo o regocijo sobre la crisis del presidente demócrata.

Los demócratas insisten en que sólo 15 por ciento de sus representantes votó a favor del impeachment, lo que comprueba que la medida goza del apoyo sólo del otro partido, y que obviamente es parte de una maniobra partidista.

Al mismo tiempo, comentaristas señalaron que 85 por ciento de los representantes que votó en contra no lo hizo por lealtad a Clinton --en todos los discursos fue condenado el comportamiento personal del presidente--, y más bien fue una expresión de oposición a lo que perciben como un proceso diseñado injustamente.

Aunque ninguno de los demócratas sostuvo que no había mérito en las acusaciones del informe del fiscal independiente Kenneth Starr, insistieron en que éstas no llegan al alto nivel de lo que establece la Constitución como delitos que requieren una destitución.

En manos de Dios

Para la Casa Blanca, la pesadilla ya era noticia anunciada: Clinton y sus asesores respondieron al reiterar que el presidente está centrado en ``el negocio de gobernar''.

El mandatario se limitó a decir que el asunto ahora está en manos del pueblo, y en las de Dios.

``Esto está más allá de mi controlÉ Yo estoy trabajando para el pueblo estadunidenseÉ Confío en el pueblo estadunidense, que casi siempre tiene la razón'', afirmó, y añadió: ``En definitiva ahora todo está en manos de Dios''.

Antes de que este asunto, en términos políticos, quede en manos de Dios, estará en las manos de los estadunidenses el 3 de noviembre, cuando se celebren las elecciones legislativas.

Los resultados de estos comicios, en los que estará en juego la totalidad de la Cámara de Representantes, una tercera parte del Senado y varias gubernaturas, serán muy cuidadosamente analizados por los estrategas políticos de ambos partidos para medir hasta dónde hay apoyo para continuar con este proceso.

Pese a todo, la Casa Blanca insistió en que el proceso estuvo ``inyectado con política'' y quedó lejos de las promesas de un proceso justo y bipartidista, pero se mostró dispuesta a cooperar con la Cámara.

Los próximos pasos

Como señaló el representante demócrata Lee Hamilton, hay ahora tres posibilidades: la destitución, la renuncia o la censura del presidente, y ``ninguna de ellas es buena'' para Estados Unidos.

Hamilton, como otros congresistas, considera que llegará un momento en donde se pueda llegar a un acuerdo entre la legislatura y la Casa Blanca, que resultaría en una condena oficial de la conducta personal del presidente.

Pero una primera etapa --la investigación formal de las acusaciones contra el presidente Bill Clinton en torno a un posible perjurio, obstrucción de justicia y abuso de poder-- la empezará el Comité Judicial la semana entrante.

Habrá reuniones con los abogados del lado republicano y demócrata, se establecerán las líneas de investigación, incluyendo si se convoca a audiencias, cuáles testigos serán convocados ante el comité y la fórmula para definir constitucionalmente qué tan graves son las violaciones.

El republicano Henry Hyde, presidente del Comité Judicial, informó hoy que no convocará a audiencias hasta después de las elecciones legislativas.

Aún esta por determinarse si el Comité llamará a Monica Lewinsky, a la secretaria del presidente, Betty Currie, al propio fiscal Starr u otras figuras del escándalo.

Aunque Hyde insistió en que desea que el proceso de investigación sea lo más ágil y rápido posible, Washington enfrenta semanas, meses o tal vez hasta dos años de debates sobre la relación sexual del presidente con una joven becaria en la Casa Blanca.

Esto podría llevar al país a una crisis constitucional de una magnitud vivida sólo en dos ocasiones previas: en 1868 (el proceso de destitución del presidente Andrew Johnson) y en 1974 (el caso Watergate de Richard Nixon) .

El proceso

Este proceso formal, según la ley y los antecedentes legales, procede de la siguiente manera:

--El Comité Judicial evalúa la pruebas, celebra audiencias, investiga y debate si las acusaciones son suficientemente graves como para recomendar la destitución del presidente. Si la decisión es ésa, se redactarán ``artículos de destitución'' que serán enviados al pleno de la Cámara.

--La Cámara de Representantes, que adopta un papel de fiscal, debate la recomendación y la somete a votación y se requiere de una minoría simple para aprobarla. Luego, se envía la resolución de des- titución al Senado.

--El proceso de destitución, en ese momento, se convierte en juicio político. El Senado funciona como jurado, y lo preside el jefe de la Suprema Corte. El proceso concluye con una votación en el Senado donde, para destituir al presidente, se requieren 67 votos de los cien miembros.

Por el momento, hay suficientes demócratas en el Senado para bloquear un voto a favor de la destitución.

Lo aprobado este jueves sólo fue el paso formal inicial para realizar una investigación sobre las pruebas.

La consecuencia es, para el futuro inmediato, que se garantiza que el debate en Washington continuará girando en torno a un escándalo sexual en la Casa Blanca, tema que podría acompañar a este país hasta el fin del siglo.