Pablo Gómez
Acuerdo de las oposiciones

El PRD ha propuesto al PAN un acuerdo general. Acción Nacional no responde con claridad sino que busca otras salidas y, quizá, lo piensa. La propuesta de acuerdo tiene como eje, naturalmente, el tema del Fobaproa, pero se extiende a toda la agenda político-legislativa. Para el gobierno, el asunto de la crisis bancaria es fundamental, pues busca que el Congreso avale operaciones ilegales realizadas para salvar a unos cinco bancos supervivientes, más otros tres resucitados y vendidos a inversionistas extranjeros.

La cuestión central, para el Presidente, es que los pagarés firmados por la Secretaría de Hacienda conserven plena validez, así sea que se canjeen por otros de igual valor, es decir, sigan siendo deuda pública. Para el PRD, la salida de la crisis bancaria tiene que llevar a revertir hacia los bancos la cartera vencida hoy en manos del Fobaproa, con el propósito de que los bancos vivos paguen sus propios quebrantos a través de los años y sin que el fisco tenga que asumir, directa o indirectamente, los costos del mal manejo del crédito privado.

El PAN, por su parte, ha dicho que no admite, por ilegales, los pagarés del Fobaproa, pero acepta en principio posibles salidas que podrían, eventualmente, transformar dichas obligaciones en otro papel gubernamental, sin modificar en esencia la operación de compra de cartera por parte del gobierno mediante instrumentos de deuda pública. El PRD le propone al PAN que, con la participación del PT y del PVEM, se busque una solución digna al asunto de Fobaproa, evitando la legalización disfrazada de las operaciones ilegales realizadas por el gobierno. Además, propone que toda la agenda financiera y política se unifique y que, al dar solución al asunto de Fobaproa --incluido el apoyo a los pequeños deudores-- se logren reformas económicas y políticas.

La idea consiste en que la unificación de criterios y propuestas de la oposición obligaría al Presidente a aceptar una gran plataforma de reformas, pues el camino de las negociaciones parciales no parece conducir sino a la reducción del alcance de los cambios. La tesis del acuerdo opositor no es nueva, pero nunca se ha realizado más que en la instalación de la Cámara de Diputados, en agosto-septiembre de 1997.

Existen en el PAN numerosos diputados y otros dirigentes claramente partidarios del acuerdo de las oposiciones, pero hasta hoy prevalece la idea de que los tres partidos principales del país deben negociar toda la agenda, sin la presión que significaría para el gobierno el pacto previo de los partidos diferentes al oficial. Para el gobierno, no existe duda alguna que el espacio más cómodo es negociar sin una convergencia opositora previamente pactada. La posibilidad y necesidad de un acuerdo suficiente entre las oposiciones se deriva del carácter del poder, es decir, de la inviabilidad de una reforma democrática del Estado a partir de la fuerza hegemónica dentro de éste, o sea, lo que se conoce como PRI. Pero en el PAN existe desde hace ya muchos años la tesis del ``aterrizaje planeado'', es decir, del desplazamiento paulatino del partido oficial, sin correr el riesgo de que una brusca crisis del oficialismo, provocada por la unidad de las oposiciones, pudiera llevar al PRD a una posición política de mayor fuerza.

Esta tesis ha resultado falsa, pues el ``aterrizaje planeado'' no es más que una forma de dar oxígeno al viejo sistema, mientras que el PRD se ha levantado de los golpes infringidos por el PRI, y también por el PAN, hasta el punto de que en la última elección federal fue el único partido, de los tres principales, que logró un avance de tal manera significativo que dejó al PRI en minoría en la Cámara de Diputados. Si las oposiciones no buscan un acuerdo general, de muy poco habrá servido arrebatar al PRI la mayoría absoluta en una de las cámaras del Congreso, aunque el Presidente tenga que seguir haciendo algunas concesiones al PAN para lograr su apoyo legislativo. El problema al que se enfrenta Acción Nacional es que sus convergencias exclusivamente con el PRI le deslava su carácter de oposición en un país donde un solo partido ha gobernado durante muchos años y ha construido un Estado corrupto. En este marco, el asunto del Fobaproa es crucial, pues en éste se expresa una vez más el carácter del priísmo: violación de la ley, corrupción, impunidad, arbitrariedad y representación de intereses minoritarios.

En los próximos días, el PAN tendrá que definir un camino, o mejor dicho, decidir si continúa por donde ha transitado hasta ahora --los pasos perdidos de las exclusivas convergencias con el PRI-- o busca una solución basada en pactos del conjunto de la oposición, como sería lógico en un país como México que requiere un nuevo sistema político.