La Jornada 9 de octubre de 1998

El debate sobre antorchistas y el hermano incómodo devino en amenazas a la funcionaria

Raúl Llanos y Gabriela Romero Ť La estrategia se veía clara, pero salió al revés. Un grupo de ocho dirigentes de la agrupación Antorcha Popular aplaudía, silbaba y lanzaba gritos desde la galería de la Asamblea Legislativa. Se trataba de provocar la desesperación de la secretaria general de Gobierno del DF, Rosario Robles, quien comparecía ante el pleno.

Pero la porra priísta estalló primero.

Ana Luisa Cárdenas, diputada del PRD, le puso la bola: ``Dado que afuera del recinto se encontraba un grupo de manifestantes de Antorcha Popular y hace algunos días se manifestaron en el Zócalo, ¿nos podría informar qué está ocurriendo con dicha organización?''.

La respuesta de la secretaria llegó hasta la galería y la cacharon los antorchistas: ``Me pregunta usted --¡que bueno!-- sobre Antorcha Popular. Todos sabemos su historia; que el hermano incómodo es el padre de Antorcha Campesina y de Antorcha Popular''.

La mecha se prendió y los antorchistas respondieron: ``¡Calumnias! ¡Son mentiras! ¡Represores! ¡Abusa de la tribuna!'' Entonces llenaron de gritos y amenazas el recinto legislativo, por lo que el panista Jesús Galván, presidente de la mesa directiva, llamó al orden: ``Se suplica a los asistentes guardar compostura y silencio''. Pero la flama ya estaba ardiendo. Aun así se les advirtió: ``Señores, si siguen violentando el orden voy a tener que aplicar el reglamento''. Y el ánimo menguó.

La secretaria de Gobierno continuó. ``Quiero proponer, porque creo que se tiene que realizar una investigación exhaustiva, a esta Asamblea Legislativa una comisión de diputados que conjuntamente investigue todo lo relacionado con esta organización''. No pudo continuar, pues los antorchistas arreciaron sus manifestaciones de repudio.

En las curules perredistas el grito era unánime: ``Que los saquen... fuera, fuera... Aplica la ley y que salgan'', exigía iracundo Alfredo Hernández. El presidente de la mesa pidió la lectura del artículo 111: ``Los asistentes que perturben el orden impidiendo el desarrollo normal de la sesión podrán ser desalojados''.

Los ánimos bajaron de nuevo y Rosario Robles prosiguió: ``Tengo como muestra dos pruebas. La primera, un cheque, el número 148-7 del banco Inverlat, que fue expedido el 21 de noviembre de 1997, unos días antes de que el ingeniero Cárdenas tomará posesión, a nombre de Estanislao López López, dirigente de esta organización, por la cantidad de dos millones de pesos a fondo perdido''.

Desde la galería increpó Omar Carreón Abud, líder de Antorcha Popular: ``Tengo los recibos del Invi, no seas mentirosa... Eso es una calumnia... miente''. Luego, la respuesta de los perredistas: ``Llévatelos, Levín, no utilices a la gente pobre; fuera porros y corruptos''.

La sesión se salió de control y el panista Jesús Galván ordenó: ``Se instruye a la oficialía mayor desaloje a estas personas, de conformidad con lo establecido en el artículo 111'', y decretó un receso hasta que la orden se cumpliera.

Personal de resguardo de la ALDF se dirigió a la galería central, pero encontró la puerta cerrada; los antorchistas se rehusaban a salir. Los golpes comenzaron. Uno de los líderes, Pedro Alvarez Martínez, fue sacado a empellones por siete elementos de seguridad, mientras en la calle sus compañeros, en protesta, estrellaron los cristales de la puerta principal del recinto.

A los que faltaban, que se habían parapetado nuevamente tras la puerta, se les advirtió: ``Se salen por las buenas o los sacamos como al otro''. Salieron por su propio pie. En el interior unificaron sus gritos con los de sus compañeros de afuera: ``Gobierno perredista, represor y fascista''. En la sala se reanudó la sesión.

``Tengo también aquí, para concluir este penoso tema --dijo Rosario Robles--, la copia de un cheque, con póliza del 26 de noviembre de 1997, a nombre de la preparatoria General Lázaro Cárdenas por 270 mil pesos; firma de recibido Estanislao López López, y un convenio entre los que firman en él; por parte de esa organización política está el ingeniero Omar Carreón Abud y por la preparatoria el ingeniero Estanislao López López''.

La secretaria de Gobierno presentó otra prueba. Una acta del Comité de Patrimonio Inmobiliario, en la que el 2 de diciembre de 1997, tres días antes de la toma de posesión de Cuauhtémoc Cárdenas, ``se autorizó la desincorporación, a título oneroso, a favor de la organización social Unión Antorchista Trébol AC, del predio ubicado en Guelatao, correspondiente a una superficie de 25 mil metros cuadrados''.

Antes de poner punto final a su intervención, Robles aclaró a los legisladores: ``Sé, señores diputados, señoras diputadas, que estoy poniendo en riesgo mi integridad física y la de mi familia, pero creo que ustedes y el pueblo de México merecen la verdad''.

Como se percibió desde antes que iniciara la comparecencia, el ambiente estaba enrarecido. Y no porque el diputado priísta Ortiz Haro facilitara el acceso a la galería a los antorchistas; tampoco porque su compañero Oscar Levín abandonó la sesión una hora antes de que concluyera; menos aún porque el coordinador de la bancada priísta, Manuel Aguilera, ofreciera su físico para resguardar la integridad de Rosario Robles, ante la posibilidad de que fuera agredida por los integrantes de Antorcha Popular, que ya habían amenazado: ``Te esperamos a la salida''.