La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó por mayoría que las leyes que rigen los contratos hipotecarios no prohíben la capitalización ni el cobro de intereses sobre intereses. La sesión, que se desarrolló en un ambiente de tensión, tuvo que suspenderse por las protestas de barzonistas dentro del pleno y la resolución provocó llantos y lamentos entre el contingente de deudores que esperaban a las afueras de la Corte.
Al dar su fallo los ministros se sujetaron a la ley, pero la ley en los momentos críticos que vivimos deja a millares de personas a punto de perder irremediablemente su escaso patrimonio. La ley en estas condiciones es una afrenta a la pobreza de gran número de mexicanos.
Indigna que mientras se pretende que el Fobaproa y otros mecanismos creados para resolver el problema de la cartera vencida sean puestos al servicio de los cuentahabientes millonarios, en cambio a los pequeños deudores, con la bendición de la Suprema Corte, se les aplica todo el peso de la ley, cobrándoles intereses sobre intereses.
No cabe duda que la justicia fue y sigue siendo la espantosa y lúbrica ramera que Orozco se atrevió a pintar en el muro de la Suprema Corte.