Amalia Rivera Ť Si bien el estilo de las comedias de los hermanos Farrelly ha sido descrito por los críticos como de ``mal gusto, desaliñado, loco, descabellado y hasta vulgar'', las carcajadas que han inundado los cines desde Australia hasta Chile durante la proyección de Loco por Mary (There's somethings about Mary), indican que esta nueva manera de hacer comedia tiene aceptación y provoca lo más difícil en tiempos de globalización: risa.
En sólo tres días la cinta producida por la Twentieth Century Fox ha recaudado 2 millones 301 mil 757 dólares, desbancando a Rescatando al soldado Ryan, y a Arma Mortal 4. El éxito obedece al buen guión de Ed Decter y John Strauss, dos veteranos de la televisión, y al cuidado en la elección de los protagonistas de esta historia en la que todos compiten por ganarse el amor de Mary.
Cameron Díaz, la ex modelo de Elite, que usted mejor recordará como contricante de Julia Roberts en La boda de mi mejor amigo, logra una Mary irresistible; Ben Stiller, experimentado actor, escritor y director protagoniza al gran perdedor, Ted; y Mat Dillon, quien aquí debuta en comedia y que usted habrá visto en Criaturas salvajes, crea un patán inmejorable.
En esta tercera película, los Farrelly vuelven a usar las fórmulas de éxito ya probado en Una pareja de idiotas (Dumb and Dumber) y Kingpin, como sería la aparición inesperada de estrellas deportivas pero también hay innovaciones acertadas como el flashback y la intervención de Jonathan Richman, pionero del rock alternativo, quien a manera de coro griego lamenta los pesares de Ted, un perdedor adorable cuyo personaje resulta muy universal. Hablar de sus vicisitudes sería vender la trama de esta comedia de los 90 al nuevo estilo hollywoodense, que hoy se estrena y cumple bien su objetivo: hacer reír.