El Correo Ilustrado

La Jornada lunes 5 de octubre de 1998

Protesta por la negativa a liberar a presos en Tuxtla Gutiérrez

Señora directora: Considero necesario expresar mi indignación ante la negativa del juez primero del ramo penal, con sede en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para otorgar libertad a nueve ciudadanos que continúan siendo procesados a raíz del operativo de disolución del municipio autónomo Ricardo Flores Magón.

Es inadmisible que continúe una política de criminalización de la justa inconformidad y rebeldía que se expresa en la organización de diversos pueblos indígenas, así como que se mantenga bajo proceso judicial y en prisión a cientos de mexicanos que han sostenido una actitud digna en la lucha por la libertad, justicia y democracia.

En nuestro país no se podrá hablar de transición a la democracia mientras continúen en las cárceles de prisioneros por motivos políticos.

Asimismo, manifiesto mi solidaridad con los profesores de Oaxaca, Guerrero y el Distrito Federal que han iniciado una huelga de hambre en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, de Chilpancingo, Guerrero, en demanda de la presentación con vida del profesor Gregorio Alfonso Alvarado López, quien ha cumplido dos años desde que fue detenido y desaparecido por integrantes de alguna fuerza de seguridad gubernamental.

Me uno a la exigencia de la presentación con vida de este luchador social.

Atentamente

Diputado federal Benito Mirón Lince, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.


Acerca del auditorio universitario Justo Sierra

Señora directora: Ruego a usted incluir en El Correo Ilustrado los comentarios a la nota de Francisco Pérez Arce Ibarra, publicada el viernes 25 de septiembre en el diario La Jornada.

Varias actividades académicas y culturales son organizadas en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, destacando entre las más recientes las conmemorativas del 30 aniversario del movimiento del 68. Las autoridades universitarias siempre se han referido a dicho espacio por su nombre oficial, en tanto diversos grupos estudiantiles -desde 1968- distinguen al auditorio con el nombre Che Guevara.

Y es que, como lo reconoce el mismo Francisco Pérez Arce, ``no se trata de restarle méritos'' a uno de los personajes más notables de la cultura de nuestro país a principios de este siglo, como lo fue el ministro de Instrucción Pública porfirista, ilustre promotor y fundador de la Universidad Nacional en 1910, de quien contabilizó, además, que 57 calles tan sólo de la ciudad de México llevan su nombre y que -contradictoriamente a ese argumento-, en su opinión, bastaba con que una sola de ellas lo tuviera. Tampoco se trata de confrontarlo con el ya mítico nombre del Che Guevara, a quien le tocó vivir contextos distintos y tiempos más recientes, que llevaron inclusive su nombre e imagen a límites inusitados de la mercadotecnia. Seguramente en Cuba decenas de calles y otros tantos edificios públicos adoptaron su nombre, sin que por ello tengamos que ``restarle méritos'' o asumir una posición chovinista.

Sólo el paso del tiempo va poniendo las cosas en su lugar, de forma ponderada, por lo que resulta estéril toda confrontación relativa a los nombres de personajes históricos cuyos méritos y cualidades no están a discusión, para que así se le denomine a un espacio físico universitario.

Sin lugar a dudas, y algunos miembros de mi familia compartirán esta opinión, he llegado a creer que Justo Sierra, estudioso de nuestra historia y preocupado por una América unida frente a la potencia estadunidense, hubiese admirado la figura del Che Guevara, con quien compartiría seguramente ideales y, por ende, se sentiría honrado de que ese auditorio universitario llevase su nombre, ciertamente como un referente histórico más próximo a las actuales generaciones.

Beatriz Barros Horcasitas.


Le negaron apoyo para proyecto sobre cine y literatura

Señora directora: En relación con el artículo de Hugo Aboites, publicado en La Jornada el pasado 31 de agosto, quisiera señalar que no todos los mexicanos tenemos tanta suerte como Sergio Aguayo, cuya queja contra el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue atendida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En respuesta a la convocatoria del Programa de Estancias Sabáticas en el Extranjero del Conacyt, hace un año solicité apoyo para realizar un proyecto de investigación denominado El cine y la literatura latinoamericana, para lo cual la Universidad Veracruzana ya me había concedido un año sabático.

De acuerdo con un texto que me envió el doctor Marcial Bonilla, mi solicitud fue rechazada con este argumento: ``El plan de trabajo presentado no se ubica en ninguna de las áreas que apoya la Dirección Adjunta de Investigación Científica''.

En vano traté de hacerle ver al doctor Jaime Martuscelli que esa respuesta era absurda, ya que la dependencia a su cargo apoya proyectos de ciencias sociales y humanidades y que mi proyecto se ubicaba en estas áreas. (Se trataba de analizar la adaptación a la pantalla y a veces también a otras culturas de algunas novelas y relatos latinoamericanos.)

Tuve que recurrir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero sólo recibí como respuesta un documento en el cual se hacían consideraciones que poco tenían que ver con el asunto, el cual se daba por terminado.

Solicité que se reabriera el expediente (CNDH-121-97-VER-7121), señalando que lo único que tenía que averiguar la CNDH era si un proyecto de investigación sobre cine y literatura se ubicaba o no dentro de las ciencias sociales y las humanidades, pues de ser así se había cometido una arbitrariedad y se habían violado mis derechos.

De acuerdo con un oficio firmado por el director general encargado del despacho de la primera visitaduría, licenciado Jorge Luis Arenas Hernández, ``este organismo nacional considera que la respuesta que le fue proporcionada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)... es clara y precisa y responde a su inquietud''.

En otras palabras, para la CNDH, lo que diga Martuscelli está bien dicho. Si dice que los estudios literarios no forman parte de las humanidades, así es, y si dice que la leche está buena, hay que tomársela, aunque ya sepamos que es radiactiva.

Le agradecería, en fin, que publique mi carta en El Correo Ilustrado. A lo mejor la doctora Mireille Roccatti se da por enterada.

Juan José Barrientos, doctor en Letras.


Reflexiona sobre los préstamos y la usura

Señora directora: Mucho agradeceré la publicación de lo siguiente:

En estos tiempos difíciles de confusión y duda, quiero contribuir con una pequeña reflexión que creo puede ayudar a que nos quede más claro, a todos, en qué puede residir el problema de los deudores; y para tal efecto quiero transcribir la definición de la palabra usura, que en el diccionario dice textualmente: ``Préstamo concedido a un interés muy superior al legalmente establecido. En algunas legislaciones se considera delito, y se contempla tanto la usura habitual del prestamista, como la usura encubierta que aparece en algunos contratos y obligaciones. Interés abusivo en un préstamo. Beneficio abusivo que se obtiene de algo. Sinónimo: avaricia''.

De la definición anterior podemos afirmar que sí existen en las leyes mexicanas el establecimiento de reglas claras para el cobro de intereses, y que podemos estar tranquilos porque la usura en México es un delito, según las leyes vigentes.

Y reflexionar sobre las restructuras que ofrecen a los deudores, que nos recuerdan más a un viejo agiotista, mismo que al obligar a firmarle pagarés adicionales al original, lo hace a sabiendas de que tarde o temprano se va ha apropiar el bien en prenda y ha quedarse con el dinero que se le ha pagado. Y no con el fin de brindar un nuevo apoyo al deudor para conservar su bien.

Que la usura puede ser habitual o encubierta es claro, ¿no? Estamos en espera no de una condonación de deudas, ni de la declaración de ilegalidad de los créditos, sino más bien de un acto de equilibrio. ¡Un acto de justicia, pues!

Sabemos que en México el engaño, la impunidad y el encubrimiento no forman parte del espíritu de nuestras leyes.

No queremos que apliquen una ``política no escrita de las ex amantes'', que dice que la que accedió ayer a mis discretas pretensiones tiene derecho a una nueva oportunidad y perdón, la que no, aplíquenle el reglamento que autoricé hoy.

En la solución de este problema el gobierno y las sociedades anónimas que prestaron no sólo deben tomar en cuenta a los deudores reestructurados y al corriente, sino también a los que queriendo pagar no han podido, por obvias razones, y no por eso son mexicanos de segunda que no alcanzan justicia en un problema que rebasó a todos.

El rescate carretero, el ADE, el Udi, el Fobaproa y demás desastres nacionales sientan un precedente jurídico de procedimientos a lo dicho en el párrafo anterior; se puede cuando se quiere, y de esto esperamos solución para salvar a todos. Señores, volteen para abajo. ¿Qué tanto es tantito? Más por un México sin violencia.

Antonio Huertas.


Se queja de trabajos inconclusos en Iztacalco

Señora directora: Ruego a usted le dé un espacio al siguiente asunto:

En el mes de julio se presentó en la colonia Reforma Iztaccíhuatl (en la calle Playa Tecolutla) una brigada de trabajadores del Distrito Federal para hacer trabajos de cambio de tuberías, mejorar la presión del agua y corregir fugas. Se hizo el cambio, pero sin que hasta el momento (1o. de octubre) hayan enviado personal a terminar trabajos de aplanado dentro de las casas y repavimentación; la calle está llena de baches y hondonados, agrandando con ello el problema de las frecuentes lluvias.

Me he dirigido a diferentes instancias, tanto con autoridades del Distrito Federal como a la Delegación Iztacalco, sin que nadie me sepa contestar quién o quiénes se harán cargo de concluirlos.

Por los vecinos de la Calle Playa Tecolutla, Bertha Elsey Mendez Miró.