La Jornada 5 de octubre de 1998

No habrá devaluación ni ajuste fiscal, dice el gobierno para calmar temores

Stella Calloni, enviada, Brasilia, 4 de octubre Ť El presidente número 35 de Brasil enfrentará uno de los periodos más difíciles después de elecciones denunciadas como irregulares y sujetas a los dicatados de la economía mundial, cuando la agitación de los mercados emergentes amenaza con destruir lo realizado en los últimos cuatro años.

La crisis desafía la débil estabilidad lograda a un precio muy alto. Nadie duda de que se acentuará la polarización sobre el rumbo que el país debe tomar para salir del pantano y mantener su soberanía.

Estas diferencias estarán dentro y fuera del gobierno. Los analistas hablan de ``una realidad sombría'' y los economistas no dudan en mencionar a 1999 como un ``año oscuro''. Brasil se ha convertido en un virtual test para los organismo financieros internacionales. Mientras el país tiembla, nadie olvida aquí ni la sonrisa de Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ni de los funcionarios de Washington cuando dicen que están esperando que Brasil pida ayuda. ``Son como buitres'', sostuvo un comentarista radial.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y Estados Unidos saben que esta es la gran oportunidad de doblar a Brasil definitivamente, y no quieren perderla. Las terroríficas predicciones sobre el futuro del país, si no pide la ayuda, se concretaron con las declaraciones de Michael Mussa, el jefe de economistas del FMI, quien al hablar sobre el problema que significa la tasa de cambio brasileña, sugirió que ellos ``no pueden decir a ese país que devalúe su moneda'' -lo que de hecho significa que es lo desean-, y transformaron el último tramo electoral en una pesadilla. Durante mucho tiempo el presidente argentino Carlos Menem intentó que Brasil -además de seguir su modelo económico- aceptara sujetarse totalmente al FMI. Ahora se sabe por qué: se impulsó un juego de diplomacias, guerras, amenazas terroristas en ciudad del Este, Paraguay, pues la garantía que el FMI podría obtener de Brasil para su paquete de ``ayuda'' es nada menos que la concesión de la represa Itaipú (allí situada), que le generaría 5 mil millones de dólares, y de las empresas eléctricas estatales cuya privatización aumentaría la ganancia a 25 mil millones de dólares, entre otros. Sin descontar que nadie descarta que se pueda poner como garantía la empresa Petrobras, como se hizo en México con Pemex.

Para convencer a los inversores de la ``buena disposición'' hacia el paquete de ayuda, el país debería recortar gastos en una cifra que oscila entre los 17 mil y 25 mil millones de dólares en 1999, lo que quintuplicaría los recientes recortes. Ahora todo son especulaciones. ¿Existe una negociación secreta con el FMI para la creación de un fondo de emergencia? El pasado 21 de septiembre el periódico Jornal do Brasil mencionó que esto estaba ocurriendo con el ministro de Economía argentino, Roque Fernández, y de la Casa Blanca.

El ministro de Economía brasileño, Pedro Malán, confirmó en su momento que negociaciones en este sentido se habían iniciado el 17 de agosto, y se dijo que un pre-entendimiento fue firmado el 3 de septiembre.

El presidente Fernando Henrique Cardoso sostuvo entonces que ``su gobierno no quiere recibir la ayuda tradicional del FMI'', sino que la instancia cree un fondo de emergencia que de alguna manera ampare a su país y a otros.

Muchos esperan que el acuerdo quede en estos términos, pero hay quienes, en cambio, están ``espantados'' con la idea de lo que pueda venir después de la ofensiva fondomonetarista, que muchos no vacilan en calificar como ``burdo chantaje''. Analistas locales hablan de la tragedia que puede significar esto por el desempleo que se abatirá sobre Brasil. Sin embargo, todos estos dichos y predicciones se ven agravados por análisis mucho menos comedidos y más cercanos a la amarga realidad que vive al país.

El próximo gobierno pagará las consecuencias de la privatización

El periodista Paulo Cannabrava, investigador y consultor de importantes empresas, sostiene que ``es un juego de trampas el hablar que Brasil se resiste al FMI''. En realidad, dice, se está siguiendo la política del Fondo desde 1990. ``Como consecuencia, de 1991 hasta 1998 recaudaron 67.98 mil millones de dólares en las privatizaciones federales y estatales, lo que representa 25 por ciento de la deuda en este año. En este tiempo la deuda de la unión federal creció desde diciembre de 1991, que era de 20.67 mil millones de dólares, a 281.49 mil millones en 1994, y a 283.33 millones en 1998. Es decir, aumentó en 244 mil millones''.

Añadió que los intereses ya altos de 29 por ciento que se pagaban, treparon casi 50 por ciento después de la última crisis. ``Ni siquiera Rusia hizo esto'', comentó Cannabrava y se preguntó: ``¿Cuánto deberá gastar el gobierno el próximo año para cubrir los intereses? Nada menos que entre 75 y 80 mil millones de dólares. ¿Acaso el FMI podrá cubrir esto?''.

La situación se cierra en un círculo de acero en torno al país y nada de esto se explica con claridad a la población que camina a ciegas. El mensaje del oficialismo y sus aliados es fatalista. Debemos seguir con esto aunque cueste la vida y el futuro de millones.

Y esto es lo que crea todos los temores aquí. En sus principios el plan Real significó acceder al consumo para miles de brasileños, pero este año la realidad los tocó a fondo. Nadie sabe cuánto tendrá que pagar de su deuda. La estabilidad de precios no resolvía el tema del empleo, la salud, la educación y la vivienda. El gobierno de Cardoso gasta en salud sólo 2.1 por ciento del producto interno bruto, e incluso Antonio Ermirio de Moraes, dueño de Votorantim, el mayor conglomerado empresarial de Brasil, dijo en julio pasado al diario Clarín que sin educación ni salud, Brasil no dejará de ser un país del Tercer Mundo.

Si a esto se agrega lo que sucedió con las privatizaciones, Cannabrava opinó que ``el escándalo del silencio y la mentira se hacen más pesados aún. Vender la empresa minera más grande del mundo, como es Vale do Río Doce, o rematarla como sucedió en realidad, es como si Estados Unidos vendiera la NASA'', e indicó que la minera era nada menos de la mayor compradora de la empresa privada local. El consultor agregó que lo que se pagó por la misma no es ni la cuarta parte de su valor, ``y menos de su valor social y su valor para el país. Si se compara lo recaudado con lo que se paga de intereses de la deuda, se ve que se ha tirado todo a la basura''.

Si Petrobras no ha sido vendida hasta ahora es porque es un tema tabú y además toca ciertos estratos militares que nunca acordarían con esto. Vale Rio Doce junto con Petrobras financiaban todas las investigaciones universitarias en el país, y hay que estimar lo que eso significa en una nación que era un alto vendedor de tecnología en algunos ramos.

Asimismo, señala el investigador, Brasil tenía una política de sustitución de importaciones que llevó al país a un nivel de desarrollo que lo colocó en su momento como la séptima potencia del mundo. Ahora la situán como la novena o décima.

``Teníamos una industria de autopartes muy sólida -comentó-: 95 por ciento era producción nacional, y ahora sólo 5 por ciento lo es, y el resto hay que comprarlo a las trasnacionales, y esto es, nada más y nada menos, que el origen de 17 por ciento del desempleo, que en verdad es una realidad trágica.

``Las grandes empresas sostenían a su vez a las pequeñas y además ahora el crédito está atado a servicios y no a producción. Si vemos lo sucedido en la privatización de la telefónica Embratel, ahora tenemos que las financiadoras obligan a comprar componentes a Japón, Finlandia, o a recurrir a la prestación de servicios de Israel, por ejemplo,'' .

El cuadro que describe Cannabravas está avalado por cifras y estudios concretos que se ocultaron cuidadosamente en todo este proceso, sostiene el analista, y recuerda que hace poco el presidente Cardoso prometía la creación de 7 millones y medio de empleos. Mañana comenzará a develarse la realidad.