Antonio Gershenson
1968: pasado y presente

Lo más importante del movimiento de 1968 hoy, a 30 años, tal vez no sea el detalle o la anécdota de lo que sucedió en tal o cual momento. Un análisis que vaya un poco más al fondo concluirá que lo más relevante es el efecto, la huella de esos sucesos. A 30 años, lo que tiene más peso no es la represión, la matanza, sino el avance democrático que -pese a todo- se ha podido abrir paso.

Aunque hubo movimientos anteriores que de alguna manera fueron abriendo camino para el 68, fue ése el momento de la irrupción masiva, no sólo de estudiantes, sino de sectores importantes del pueblo en general. La huella fue tal, que sobre esa base pudieron llevarse a cabo, unos años después, movimientos sindicales democratizadores importantes y luego, las primeras reformas políticas.

Otro momento importante en este proceso fue la elección presidencial de 1988. En ella, cayó, por un lado, la hegemonía casi absoluta de un partido de Estado. Por otro, cayó la legitimidad de un régimen que avanzaba rápidamente hacia su propia decadencia. Y en la actualidad, una Cámara de Diputados donde el partido en el gobierno federal es minoría, es ya un cuadro de cambios de fondo. Pero no sólo eso, sino que de los habitantes de la capital federal y de las capitales de los estados, sólo entre uno y dos de cada diez están gobernados localmente por el PRI. Vivimos una pluralidad política que obliga a dar salidas negociadas a muchos problemas. Las soluciones autoritarias quedan cada vez más confinadas.

En ese contexto, el paralelismo que a veces se traza entre la matanza de Tlatelolco y las ocurridas recientemente en Chiapas y Guerrero, es superficial. Sí, una y otras fueron asesinatos colectivos, pero Tlatelolco frenó, por un tiempo, el proceso democratizador, lo cual no es cierto para Acteal, Aguas Blancas y demás crímenes masivos recientes.

Lo decisivo hoy, no son esas matanzas ni la represión, en general. Avanzamos con firmeza por un camino que sigue incluyendo elecciones multitudinarias, locales y federales, cuyos resultados están a la vista. Las irregularidades en determinados estados están teniendo elevados costos políticos para sus ejecutores y para quienes las toleran.

También jugará un papel muy importante la próxima elección nacional del año 2000. No sólo será una muy competida; por esa misma razón podemos esperar una participación multitudinaria de los ciudadanos. En algunos sentidos y para algunos casos, ese proceso ya inició, y ya hay algunos precandidatos recorriendo el país. Por su lado, la polémica pública sobre el Fobaproa está sacando a la calle la discusión y en un momento dado, la decisión de cuestiones económicas importantes que antes se resolvían a puerta cerrada. Sea cual sea la decisión de quienes lo hayan aprobado o rechazado, pesará a favor o en contra, en las próximas elecciones locales y federales.