La Jornada 3 de octubre de 1998

VIGENCIA MULTIPLE DEL CHE

Stella Calloni, enviada, Sao Paulo, 2 de octubre Ť A sólo 48 horas de los comicios, el clima electoral dista mucho de parecerse al de 1994: llamados a silencio los partidos contendientes, los militantes tratan de captar el voto casa por casa, ya que la elección finalmente la decidirán los indecisos, aunque los últimos datos ubicaban a Fernando Henrique Cardoso con una intención de voto de entre 46 y 47 por ciento.

Pero lo que está sucediendo en Sao Paulo, donde la candidata de la mayor oposición --Unión del Pueblo--, Marta Suplicy, aumentaba sus posibilidades en las últimas horas, crea ciertas esperanzas de llevar al gobierno a una segunda vuelta, periodo en el cual no habrá posibilidad de rehuir el debate, como sucedió ahora.

Al cerrar su campaña en Río de Janeiro, el candidato de la Unión del Pueblo y líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inacio Lula da Silva, definió sin ambages las características de esta campaña como la de ``mayor injerencia extranjera'', y enumeró las acciones y dichos del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial, del gobierno de Estados Unidos, de Argentina y otros en favor de Cardoso.

Asimismo, se mostró en contra del esquema del ``Brasil brillante'' que transmitía la mayoría de los medios que le negaron espacio.

Carlos Menem fue uno de los arietes externos más duros contra Lula, y ya en julio pasado el columnista Elio Gaspari, del Folha de Sao Paulo, escribió que ``Menem no nació ayer y sabe que Lula no defiende la maxidevaluación'', y que la consideración del mandatario argentino de que Lula destruiría el Mercosur estaba ``destinada a engrosar la lista de brujerías que se pretende atribuir al candidato del PT''.

Ahora resulta interminable la serie de notas en distintas revistas que enumeran los beneficios de futuros ajustes, la ``necesidad para Brasil'' de que sea Cardoso el ganador, los infiernos que sobrevendrían si sucediera lo contrario y exponen un panorama tremendista: ``O el caos y la recesión, o los ajustes, y para eso sólo se puede contar con el presidente''.

Fue lo que planteó sin vueltas el presidente del Tribunal Superior Electoral, Ilmar Galvao, quien hoy consideró ``indispensable'' que gane Cardoso, lo que en otras circunstancias hubiera determinado su alejamiento del cargo.

Esto movió a Lula y a Ciro Gomes, quien figura en el tercer lugar de las preferencias electorales, a advertir que el funcionario debía renunciar por expresarse en favor de Cardoso, lo que no sucedió.

``Esto, así como la intromisión extranjera abierta, que se parece a un chantaje sobre una población profundamente asustada por la crisis económica, así como la casi orquestada campaña de prensa para ignorar el mensaje de la oposición, es lamentable e invalida a la democracia brasileña'', sostienen los hombres de campaña de Lula.

Por su parte, el filósofo Renato Jaime Riberiro, de la Univesidad de Sao Paulo, analizó esta situación: ``En este caso la disputa se ha transformado en un referéndum de quien es más o menos preparado para asumir el poder'' o para enfrentar una crisis que pende como una espada sobre el cuello de los brasileños.

Advirtió que esta campaña ha sido particularmente manipulada, ya que ``ha habido, por ejemplo, muy poco o nada de espacio para quienes tienen que decir algo contra las privatizaciones'', mientras el presidente y sus acciones llenan páginas.

En referencia a Lula, el filósofo declaró a la revista Istoe que no es que el petista haya tenido dificultades, sino que ha habido sabotaje contra él, hay un bloqueo para impedir que su discurso se difunda y evitar la competencia, y así simplemente se afirma que Lula es incompetente.

En entrevistas realizadas por La Jornada en calles de Sao Paulo, hubo respuestas tales como ``nos dicen que no hay otro camino y que si no votamos por Cardoso será el caos'', y hay quienes sostenían que ``Lula no puede gobernar porque los que nacimos pobres no estamos preparados para esto''.

La propaganda general trató de mostrar a Lula como ignorante, ``sin clase'', y frente a él se exponía el pasado intelectual de Cardoso, pero fundamentalmente que la ``salvación ante la crisis'' vendría del exterior sólo si continuaba en el cargo.

También se ha hablado de cambios en Brasil, que determinan que un sector que pesa ha pasado a tener un estilo de vida de ``clase media'' con viajes de vacaciones al extranjero, y se destaca la estabilidad de los últimos años y el acceso al consumo, con un alto costo para la industria local por las importaciones baratas y otros aspectos que no pueden ser ignorados.

La red O'Globo maneja 60 por ciento del poder mediático en una población con un alto porcentaje que no sabe leer, y ``es el medio casi único y durante meses han tenido un discurso único'', sostienen los hombres del PT.

Dos días antes de las elecciones, Michel Camdessus, director gerente del FMI, dijo que ``Brasil sólo precisa decir qué es lo que espera de nosotros'', que es como decir ``el amigo Fernando Henrique Cardoso puede pedir lo que necesite''.

Nadie oficialmente quiere hablar de la recesión --que ya está en el país--, y se calcula que este año la renta per cápita deberá caer 0.39 por ciento.

Los periódicos destacan este viernes las previsiones de Paul Krugman, del Massachusetts Institut of Technology de Estados Unidos, que anuncia una ``recesión terrible'' para Brasil.

Y su colega Rudiger Dornsbusch sostiene que no sólo será la recesión sino que tendrá que desvalorizarse el real, pero el mensaje es claro: ``Sólo Cardoso puede salvarnos o al menos capear el temporal''.


Stella Calloni, enviada, Sao Paulo, 2 de octubre Ť Con un contundente ``sí a la globalización, pero no a la exclusión'', el presidente Fernando Henrique Cardoso trató de calmar los ánimos en la fuerte lucha que se libra en Brasil por el temor a que los organismos financieros internacionales obliguen finalmente a este país a aceptar un endeudamiento mayor al actual.

Hasta en estilo de broma ligera se dice que ``la crisis parece inventada para quebrar las voluntades de algunos países, entre ellos Brasil''.

Los últimos momentos de la campaña fueron muy especiales al acrecentarse la idea generalizada --y esto puso de alguna manera en aprietos al mandatario brasileño-- de que Brasilia no debe endeudarse más y hay serias divergencias por las privatizaciones recientes.

En medio de la que fue calificada como la campaña más corta y despolitizada --al ser convertida en ``una carrera sofocante contra la crisis'' con las bolsas en caída y la desconfianza en el futuro--, quedó fuera la brillante forma de debate político que Brasil ofrecía en otro tiempo y que diferenciaba a este país de otros en la región.

El papel de los medios ya no podrá ser ignorado, no sólo por el apoyo dado al gobierno, sino por el hecho de que una cantidad de aspirantes a gubernaturas a nivel oficial son dueños a su vez de medios que inciden en sus propios estados.

No hubo debates entre los candidatos, porque el presidente no aceptó y porque no hubo interés de los medios, en tanto que la poderosa cadena O'Globo, en su defensa y ante las denuncias de parcialidad y que sólo divulgaba datos y actos del gobierno, afirmó que difunde información ``según los intereses que tengan para el pueblo''.

En cuanto a la oposición, se estima que Luiz Inacio Lula da Silva divulgó muy tarde el paquete pensado para enfrentar la crisis con ocho medidas de emergencia, que sólo unos días antes hubiera tenido un efecto más fuerte sobre los indecisos.

Ni el oficialismo ni la oposición lograron las cifras de asistentes que se propusieron para los cierres de campaña; en algunos casos la lluvia desfavoreció los actos, pero en realidad hubo una visible baja en el entusiasmo de los brasileños en relación al 94.

``Sólo unos días después de que los contendientes más importantes anunciaran sus estrategias, la crisis los atropelló en el camino'', señaló Nelson de Sa en el diario Folha de Sao Paulo.

Desde el oficialismo se trataba de mostrar la crisis como un ``mal internacional'' y desde la oposición como una ``responsabilidad del presidente'', pero quizá muchos esperaban los matices.

Cardoso trató de evitar un reconocimiento de la situación mientras pudo hacerlo, pero ``cuando lo hizo trató de centrarlo en un tema internacional con muy poco reconocimiento de las propias falencias'', señaló otro analista.

Hubo mucho juego a las escondidas, es el resumen de quienes recuerdan que el ministro de Hacienda, Pedro Malán, ha tratado de ocultar cualquier tipo de negociación con el Fondo Monetario Internacional, para no oscurecer la campaña de Cardoso.

Así, hubo tantos mensajes cruzados que existe confusión a la hora de consultar sobre este tema: por una parte al gobierno lo favorece ante la angustia general y el apoyo de afuera, pero por la otra no es bien visto otro endeudamiento.

Paul Krugman, del Massachussetts Institut of Technology, puso el dedo en la llaga al señalar que ``Brasil no es como Estados Unidos, país en donde los efectos económicos de un ajuste fiscal pueden ser compensados con una política monetaria más floja (tasas bajas)''.

Brasil deberá cortar el déficit fiscal para 3 o 4 por ciento, dijo, así como mantener su tasa en los niveles actuales para evitar una fuga de capitales, pero en la realidad eso significa una recesión terrible.

Lentamente el real ha ido perdiendo puntos frente al dólar y en estas horas por un dólar dan un real con 26 centavos; hace sólo un tiempo era casi al revés, y el temor económico se expande con la posibilidad de una devaluación, a pesar de que Cardoso sostuvo que defenderá el real y que la oposición, también desde distintos ángulos y con otras propuestas, sabe que la estabilidad es hoy por hoy un valor para la gente.

Este día, el presidente del Banco Central, Gustavo Franco, también aseguró, en Nueva York, que Brasil defenderá su régimen cambiario y hace todo lo necesario para lograr ese objetivo.

Pero el otro Brasil parece estar muy lejano: Joao Pedro Stédile, dirigente del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), dijo a La Jornada que ``estamos en un momento crítico para Brasil, y no se debe solamente hablar de lo económico en estos términos sino mirar al país verdadero''.

Añadió que el país está al borde de aumentar la dependencia del capital financiero internacional, y puede quedar en una situación donde sólo los ricos, las élites, impongan sus puntos de vista, que no consideran al país real.

Stédile sostuvo que el modelo actual y el que se piensa --con ajustes mayores en una sociedad con inmensos bolsones de pobreza-- no será una solución, pues 2 millones de asalariados agrícolas perdieron sus trabajos ampliando gravemente el cuadro de los millones sin tierra, además de que casi medio millón de propietarios pequeños perdieron sus tierras.

Según Stédile, no se puede construir una nación sólo para algunos y menos un país como Brasil con su tan postergada deuda social, ni toda su potencialidad puede ser entregada al capital financiero externo, a la especulación, al egoísmo y voracidad de los dueños locales del poder.

``Estamos caminando al borde del abismo, apenas conteniendo los estallidos. Es un problema de todos porque todos perdemos'', dijo.

Stédile piensa que abrumados por las noticias económicas, los brasileños no están registrando los sucesos en su gravedad, cuando se anuncia un nuevo salto en el desempleo, ya abultado, y los líderes rurales advierten sobre situaciones incontrolables.