La Jornada 3 de octubre de 1998

Los mártires en letras de oro, en el recinto donde Díaz Ordaz asumió la responsabilidad

Juan Antonio Zúñiga M. y Gabriela Romero S. Ť En punto de las 12:52 horas del 2 de octubre de 1998, los coordinadores de las cinco fracciones partidistas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal develaron una placa en letras de oro con la leyenda ``Mártires del Movimiento Estudiantil de 1968'', en el mismo recinto de Allende y Donceles donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz tomó posesión de su cargo -el primero de diciembre de 1964- y en el que asumió la responsabilidad total del masivo asesinato de jóvenes el 2 de octubre de 1968.

En una sesión solemne que contó con la asistencia del primer gobernante electo de la ciudad de México, presidida por la diputada perredista Angeles Correa Lucio -una joven de 27 años- los vientos de la historia de México dieron una nueva significación a este recinto, inaugurado por Porfirio Díaz dos meses antes de su renuncia en 1911, mismo lugar donde Francisco I. Madero rindió protesta como Presidente ante un Congreso disuelto, tras el asesinato del mandatario por Victoriano Huerta.

El mismo edificio donde también se fincó la estructura presidencialista y corporativa del sistema político mexicano, que escuchó el aplauso unánime que le tributó la diputación priísta al mandatario Díaz Ordaz aquel primero de septiembre de 1969 cuando afirmó: ``el único responsable del 2 de octubre soy yo y como tal asumo la responsabilidad'', ayer vibró con el grito legendario ``¡Dos de octubre no se olvida!''.

Como si aquí confluyeran los días y los Díaz, ni Porfirio Díaz ni Díaz Ordaz tienen su nombre en oro dentro de este histórico recinto.