Frente a la reconstrucción de Chiapas se impone retomar la vida política, institucional. Frente al deseo vehemente de continuar trabajando, con el apoyo y la generosidad de las instituciones nacionales e internacionales, sin olvidar la fuerza social de las comunidades chiapanecas, la entidad busca situarse en la normalidad legal, apostando por su futuro, así como por su expresión y vocación comunitaria. Si bien es cierto que el odio y el rencor han polarizado a los chiapanecos, provocando tensiones sociales, la jornada electoral que se realizará el próximo domingo representa una verdadera vía de reconciliación y determinación social.
Ciertamente, hay zonas que padecieron el embate de la naturaleza. Hubo víctimas que lamentar, bienes destruidos. Pero también hay voluntad, deseos de imponerse a la tragedia. Por lo mismo, la valoración que en su momento realizó el Consejo Estatal Electoral, donde confluyen todas las fuerzas políticas de la entidad, las que participan en esta tarea cívica, va en razón directa de impulsar la vía democrática, destacar la representatividad de las comunidades por la vía legal, directa y secreta de los comicios y no detener el desarrollo cívico, social y de tolerancia.
Articular esta cruzada político-electoral no expresa insensibilidad ante el dolor y la desgracia. Significa que existe un proyecto de desarrollo, de transformación, que existe la suficiente dinámica cívica y el ánimo suficiente para conjurar la adversidad. Es importante señalar, además, las constantes visitas del presidente Zedillo, cuya disposición para ejercer acciones directas en beneficio de la colectividad, determinan la preocupación del Ejecutivo federal, de su apoyo irrestricto para que las cosas caminen y consolidar la justicia social.
Sacar fuerzas de flaqueza es el primer paso, siempre dentro del estado de derecho que debe prevalecer, a pesar de la devastación. La paz y la reconstrucción gradual se conseguirá, también, mediante el fortalecimiento del estado de derecho y ésta se fundamenta en la legitimación de las autoridades y representantes populares. Por eso es que este proceso se debe observar en su correcta dimensión, como una garantía de solución político-social viable.
Pero no es válido que en virtud de la endeble oferta política de algunos partidos opositores, se pretenda trastocar este proceso. Los forcejeos partidistas, so pretextos de la inconsistencia o vulnerabilidad del estado ante las fuerzas de la naturaleza, no deben detener el proceso electoral. Congruencia, responsabilidad, altura y miras partidistas son capitales. Los ocho municipios descartados momentáneamente de estos comicios, tendrán su oportunidad para ejercer sus derechos cívicos. Los habitantes de estos municipios en desgracia podrán rehacer su vida particular, enfrentar el dolor y salir adelante, con responsabilidad y vocación democrática. Como siempre lo han hecho. La iniciativa política y democrática debe prevalecer en Chiapas.
* Senador de la República