La Jornada 2 de octubre de 1998

Conciencia social, mejor que excelencia académica: Cristina Barros en el homenaje al rector

María Esther Ibarra Ť En medio de una protesta estudiantil, al principio con pancartas y luego con gritos de repudio contra el rector Francisco Barnés de Castro, en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se rindió homenaje póstumo a Javier Barros Sierra, cuya hija, Cristina Barros Valero, afirmó que no es la llamada ``excelencia académica'' la que hará al país más democrático y justo, sino la conciencia social de quienes egresen de las universidades.

Dijo que ``para ello hay que formar estudiantes en la democracia y darles la palabra y escucharlos con atención, al igual que a todas aquellas voces que tanto tienen que decir''.

Un aplauso interrumpió la lectura de su discurso, que pronunció ante la presencia -entre otros- de cuatro ex rectores que sucedieron en el cargo a su padre. Ahí estaban Pablo González Casanova, Guillermo Soberón Acevedo, Octavio Rivero Serrano y José Sarukhán Kermez, quien en su rectorado tuvo como eje principal la llamada excelencia académica.

La sucesión presidencial ``indujo jugadas'': Solana

A su vez, Fernando Solana Morales, senador priísta y ex colaborador de Barros Sierra, tras señalar que el 68 mexicano fue ``ni más ni menos que un movimiento contra el autoritarismo'', aseveró que la ``lucha por la sucesión presidencial indujo jugadas y maniobras de varios aspirantes que le restaron al gobierno la apertura y coordinación que hubiese sido necesaria para un manejo adecuado de la situación''. Aseguró que Barros Sierra desarticuló algunos grupos de porros, que el gobierno de ese entonces sostenía con sueldo, teniendo ``la pretensión de controlar desde afuera a la población estudiantil y recibir información confidencial'' de la UNAM.

En tanto, el intelectual Henrique González Casanova, al hacer un amplio recuento de la trayectoria de Barros Sierra y de sus principales acciones académicas para transformar a la UNAM, indicó que el llamado que hizo al diálogo no sólo fue al Presidente de la República, sino a todos aquellos que tenían alguna responsabilidad en el poder. Cerró su alocución afirmando que ``Barros Sierra es un héroe nacional''.

Enrique Leff, ex líder del Consejo Nacional de Huelga (CNH) por la Facultad de Química, destacó que Barros Sierra fue ``consciente del valor educativo de la disidencia como uno de los valores fundamentales que habría de romper con la cultura autoritaria de esos tiempos''. Asentó que los valores que sostuvo el ex rector, su defensa de la autonomía, la discrepancia y el diálogo, ``siguen vivos como el sentido más fuerte de la Universidad y la sociedad''.

Ultimo orador, el rector Barnés de Castro rememoró varios de los discurso de Barros Sierra, de quien dijo que es de los pocos hombres que resisten la prueba del tiempo. ``Su figura como rector, destacada en su momento, ahora se convierte en paradigma de integridad y congruencia. Recordar su rectorado significa retomar la senda del fortalecimiento de la Universidad''.

Sin embargo, nadie fue tan ovacionada como Cristina Barros, por un discurso en el que prefirió dejar a la intimidad la semblanza de su padre y el papel que tuvo en los hechos del 68, pues -acotó- ``a tres décadas de distancia son más y más las voces que desde distintas ideologías se suman para reconocer su actitud nacionalista, valiente y digna ante aquellos sucesos''. Manifestó que su padre fue siempre fiel a sí mismo y nunca permitió que ``lo sedujera el poder''.

Luego de agradecer que por primera vez en 30 años la institución rinda homenaje de manera oficial a quien fuera su rector de 1966 a 1970, aseveró que en este periodo la autonomía universitaria y la existencia misma de la UNAM estuvieron seriamente amenazadas, y que con su actitud, el ex rector supo preservarlas.

La Universidad y el México rural

En tono siempre afable, Barros Valero se refirió a la vigencia de las reflexiones de su padre. En este sentido, dijo que es ``indispensable que la Universidad se acerque mucho más al México rural, al México indio, pero con la actitud de quien reconoce que no todo el saber se genera en las instituciones de enseñanza superior ni en las ciudades. Muchas veces, los hombres del campo tienen importantes lecciones que darnos por su conocimiento del hombre, de caminos alternativos para atender los problemas de salud o soluciones para un desarrollo sustentable''.

Por ello, agregó, la actual realidad nacional ``obliga a la Universidad a permitir que se expresen las voces de todos los estudiantes, a fortalecer otras opciones culturales y a no oprimir a las mayorías con una sola concepción del mundo, que corresponde muchas veces no a un ideal universal deseable, sino a la visión de unas cuantas corporaciones comerciales que imponen su hegemonía en el mundo''.

Asimismo, señaló: ``Imponen sus valores, entre los que dominan la arrogancia, el privilegio del tener por encima del ser, el reconocimiento exclusivo de lo grande y lo impresionante, así como el desprecio de las soluciones sencillas y creativas, que han demostrado ser más eficaces como respuesta a los problemas de muchas comunidades de nuestro país y el mundo''.

Un auditorio lleno a su capacidad se cautivaba ante los postulados emanados del pensamiento del padre de Cristina, repetidos a través de ella. Así, planteó que la verdadera democracia reside en escuchar al otro: ``Javier Barros Sierra supo siempre escuchar con tolerancia y simpatía en el estricto sentido del término. Si queremos salir adelante, es indispensable escuchar precisamente a todas las voces, a todos los saberes que en conjunto dan expresión al país''.

De esta manera -concluyó- se logrará el ideal de Javier Barros Sierra en cuanto a que la educación que reciban los jóvenes sea un ``arma noble que deben utilizar en la mejor de las formas, conociendo más los problemas de México y adentrándose en su realidad social para prestar un verdadero servicio al país''.

El momento aciago ante alumnos de Filosofía

Tocó el turno al rector Barnés de Castro. Empezaba su discurso cuando consejeros universitarios y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, al fondo del auditorio, desplegaron sus mantas con leyendas como ``Señor rector, la democracia no se platica, se vive'', ``Autonomía Universitaria'', ``¿Cuál es la diferencia de hablar y actuar con democracia, rector Barnés?'' Al término de su largo discurso, y luego de que el rector entregara la medalla conmemorativa Javier Barros Sierra a la señora María Cristina Valero viuda de Barros, los estudiantes estallaron en gritos: ``¡Ese sí era un rector. Barnés, eres un farsante. Barnés, entiende, la Universidad no se se vende!''. De inmediato, el maestro de ceremonias pidió cerrar el acto con un goya, al que se sumaron entusiastas todos, incluida la viuda del ex rector homenajeado.

Los gritos persistirían hasta la explanada de la Torre de Rectoría, donde Barnés develó una estela con la efigie de Barros Sierra. En el trayecto, un estudiante trató de hablar con el actual rector. Elementos de seguridad de la UNAM trataron de alejarlo. ``No le voy a hacer nada, señor rector, lo único que queremos es que nos escuche''. Las caras largas de los funcionarios universitarios y de algunos ex rectores constataban el desaguisado. El doctor Sarukhán Kermez atinó a decir que ``lo bueno es que ya no soy el pararrayos de la inconformidad estudiantil''.

En entrevista, Barnés de Castro dijo no estar molesto por las muestras de repudio de los estudiantes, pues ``son parte de la vida universitaria. Las puertas de la Rectoría están abiertas a la disidencia, a la discusión y a los puntos de vista como hoy lo hemos visto'', dijo.