La Jornada 29 de septiembre de 1998

Deslaves y desbordamiento del río Mixcoac; el Periférico, anegado

Raúl Llanos Samaniego Ť El abandono y la falta de atención de las autoridades capitalinas a las zonas de alto riesgo y a las labores de desazolve en el drenaje han sido la causa de los severos daños a la población, afirmaron ayer el presidente de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa, José Luis Benítez, y el coordinador de la bancada panista, Miguel Hernández, quienes también puntualizaron que ha habido un ``preocupante descuido'' para elaborar el atlas de riesgo por delegación, mismo que permitiría definir las acciones concretas en zonas de peligro latente.

A su vez, el presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano, Ignacio Ruiz, manifestó que luego de las lluvias de los últimos días es urgente encontrar alternativas para que no se repitan las situaciones que han terminado con la vida de varias personas.

En entrevistas por separado, los legisladores externaron que ante las consecuencias de la lluvia no deben tolerarse más asentamientos irregulares en áreas de preservación ecológica, como barrancas y lechos de ríos, y se pronunciaron por reubicar a las más de 50 mil familias asentadas en zonas de riesgo.

Benítez destacó que en el caso de las inundaciones en Iztapalapa, éstas se deben a que ha habido una sobrexplotación de los mantos acuíferos, lo cual llevó al hundimiento de varias zonas, que son las mismas donde el agua se elevó más de un metro.

Respecto de la elaboración del atlas de riesgo por delegación, puntualizó que sólo en Magdalena Contreras se ha definido este aspecto; sin embargo, el resto ha mostrado indiferencia y ese ``descuido de las autoridades deriva en un peligro para la sociedad''.

Miguel Hernández, del PAN, pidió que la partida presupuestal para el rubro de obra pública se ejerza eficazmente, toda vez que en esta temporada de lluvias los daños materiales y humanos han sido numerosos e incalculables, por lo que el titular de Obras, César Buenrostro, debe ``ponerse a trabajar'', sobre todo ahora que Cuauhtémoc Cárdenas declaró el estado de alerta en la ciudad.

Por su parte, Ignacio Ruiz dijo que es lamentable la pérdida de vidas humanas que se ha registrado en las colonias Pueblo de la Magdalena, San Nicolás Cazulco y Tierra Colorada, en la delegación Magdalena Contreras. Además, exhortó a las familias que todavía se encuentran asentadas en esas zonas de alto riesgo a que desocupen los predios y se concentren en los albergues dispuestos por la delegación.

También demandó que los titulares de las distintas demarcaciones no toleren ``por ningún motivo que vivales lucren con la necesidad de la gente al venderles fraudulentamente terrenos de reserva ecológica, que no son aptos para viviendas''.


Bertha Teresa Ramírez Ť Cinco personas fallecieron y cinco más resultaron lesionadas al desgajarse un cerro de la zona comprendida entre los Dinamos y el Ajusco, en las colonias San Nicolás Azulco y Tierra Colorada, ubicadas en el perímetro de la delegación Magdalena Contreras. Más de 200 elementos del Ejército, granaderos, bomberos y personal de Protección Civil acudieron al lugar para remover escombros y acordonar la zona ante la posibilidad de nuevos deslaves. En tanto, en la delegación Alvaro Obregón las lluvias provocaron el desbordamiento del río Mixcoac.

La Subdirección de Tenencia de la Tierra de esa demarcación informó que 180 familias se encuentran en zonas de alto riesgo, por lo que se intensificó la campaña para convencerlas de que se trasladen a los albergues instalados en la capilla y la cancha de basquetbol de la colonia Tierra Colorada. Las lluvias del lunes también causaron deslaves y la caída de árboles sobre la autopista México-Toluca, por lo que se interrumpió momentáneamente la circulación de norte a sur, entre los kilómetros 23 y 24.

Por la tarde, la lluvia provocó graves encharcamientos en el Periférico Sur, a la altura de San Antonio, y se reportó el derrumbe de una parte del techo del centro comercial Plaza Montero, en las calles de Allende y República de Perú, en el Centro Histórico. Además, se inundaron el mercado de flores de Xochimilco y el deportivo Cuemanco.

En Magdalena Contreras, un alud de lodo cayó sobre la casa marcada con el número ocho de la calle Benito Júarez, en la colonia San Nicolás Azulco, a las 6:50 horas; en el interior de su vivienda murieron sepultados Reyes Hernández Hernández, de 50 años, y María Guadalupe García Reyes, de 35, en tanto que Mayra García resultó lesionada.

En Azulco el lodo derribó también otra vivienda en la que habitaban cinco personas, de donde fueron rescatados con vida Elizabeth, Sandra y Miguel Ballesteros, de 17, 16 y 12 años, respectivamente. Sin embargo, sus padres, José Juan Ballesteros y Dolores Hernández, perdieron la vida.

En el cruce de avenida Metropolitana y calle Herreros, en Tierra Colorada, otra casa fue arrastrada por el lodo y por el derrumbe de un muro de contención formado por más de mil costales rellenos de tierra, lo que causó la muerte a la niña Lourdes Barerra Orozco, mientras que los bomberos rescataron con vida a tres personas más.

El sonido del alud

Desde una loma muy cercana a su casa, María Hilaria Orozco, de 32 años, vio cómo una avalancha de costales rellenos de tierra y un alud incontenible de lodo se abalanzaban sobre su vivienda de tabique y láminas cubriéndola casi en su totalidad.

Tras el fuerte sonido del alud, sólo el silencio imperó. No oyó ni un solo grito y creyó que toda su familia había muerto. Veinte minutos después del siniestro se enteró de que su hija María de Lourdes, de 11 años, falleció y que su hijo Adrián, de siete, su hermano Flavio y su madre Patrocinia Gallegos resultaron heridos.

Desolada, habla a La Jornada mientras trata de descansar en el albergue de la colonia Tierra Colorada, instalado en la capilla de Guadalupe desde el pasado 28 de agosto. Dice que ``el destino me jugó una mala pasada, pues siempre pensé que las horas más peligrosas eran las de la noche y que las mañanas eran siempre como volver a empezar''. Y es que desde hace un mes la familia de Hilaria, originaria de Iguala, Guerrero, e integrada por cinco miembros, se trasladaba al albergue para pasar ahí la noche ante el temor de que las fuertes lluvias provocaran algún desastre durante la madrugada.

Hilaria, quien se emplea como ayudante de cocina en el restaurante italiano Trento Dos, narró que a las siete de la mañana ella y toda su familia dejaron el albergue porque sus hijos tenían que ir a la escuela. ``Todavía vi cuando entraron a la casa, pero no alcance a entrar porque se escuchó el trueno del cerro que se estaba desgajando y una avalancha de tierra y piedras se deslizó y los dejó enterrados''.

Hilaria recuerda: ``Al acercarme más, pude ver que se asomaban los zapatitos de mi niño de siete años y fui corriendo a descubrirlo. La niña quedó más abajo, tal vez con el lápiz y el cuaderno en la mano.