Raúl Cicero

La basura, patología urbana y patología ciudadana

Salvo la acumulación de desechos en los desastres naturales, inundaciones, ciclones y erupciones volcánicas, la basura es consecuencia directa de la actividad humana; hay múltiples fuentes que la generan: las industrias, la actividad hogareña, el trabajo burocrático, las obras públicas desordenadas que descuartizan la ciudad y en México, de manera muy importante, los comerciantes ambulantes.

Si la recolección de basura es superada por su producción, la ciudad adquiere una patología que es consecuencia inmediata de su acumulación: más de 8 mil toneladas cada 24 horas. En el caso particular del ambulantaje los resultados son desastrosos, desde luego el desagradable aspecto que ocasiona la caótica acumulación de puestos y fritangas, basura visual.

Las autoridades se preocupan por los anuncios espectaculares que están sobre las casas pero no por este problema que está en las calles de toda la ciudad. Lo más grave es la obstrucción de los drenajes que convierte cada coladera en un peligroso foco de infección; le siguen la generación de fauna nociva -moscas, cucarachas, roedores y los canes callejeros, transmisores de enfermedades infecciosas y parasitarias-, el depósito de excretas de los vendedores en plena vía pública y la transmisión de enfermedades gastrointestinales a través de alimentos que se manejan sin ninguna higiene.

El ciudadano se enferma como consecuencia de la caótica situación que genera el comercio informal, pero también los órganos de la ciudad indispensables para su funcionamiento se vuelven patológicos, como las oficinas públicas y los hospitales, sitios en los que los problemas mencionados inciden de manera directa.

Como ocurre con cualquier enfermedad, lo mejor es evitar la causa, pero si el mal está presente el tratamiento tiene que ser inmediato (con frecuencia una cirugía de urgencia es lo indicado).

Es necesario educar para crear una conciencia del control de la basura, reglamentar y también sancionar a los infractores para que los desechos no se arrojen impunemente al entorno citadino. También debe fomentarse la utilización de la basura en forma racional para que deje ser negocio de unos cuantos.

A la ciudad de México le hacen falta medidas preventivas y tratamientos inmediatos, o de lo contrario será sólo un inmenso organismo enfermo con habitantes también enfermos de males gastrointestinales, de inseguridad y de tensión permanente.