Juan Carlos Miranda Arroyo

Ciencias naturales en primaria

El libro de Ciencias naturales (Conaliteg, 1998), que editó la SEP para las niñas y los niños que cursan el quinto grado de educación primaria, es un material de apoyo al programa de enseñanza y constituye un texto de divulgación de enorme interés para todos aquellos que se dedican a la enseñanza de las ciencias en el país.

Este volumen fue elaborado por un grupo de especialistas, educadores y divulgadores de la ciencia de reconocida trayectoria nacional e internacional; en particular, la coordinación general del trabajo editorial estuvo a cargo del doctor José Antonio Chamizo, y la redacción final es responsabilidad del maestro Carlos Chimal, entre otros.

En su presentación, los autores (Barahona y colaboradores) afirman que ``a partir del tercer grado de educación primaria, las niñas y los niños inician el estudio sistemático de las ciencias naturales, que pone énfasis en el fomento de una cultura de la prevención, tanto para que aprendan a cuidar su salud como a proteger el ambiente y hacer un uso racional de los recursos. Con el libro Ciencias naturales. Quinto grado, además de continuarse el estudio de los fenómenos naturales, iniciado en grados (escolares) anteriores, se profundiza el análisis de los temas relacionados con ecosistemas y población, se introducen los primeros conocimientos sobre sexualidad humana y equidad de género y se avanza en los ejercicios de síntesis para que los alumnos y alumnas desarrollen la noción de sistema'' (p. 3).

El libro ha sido organizado a partir de cinco bloques temáticos: 1. Los seres humanos somos parte de los ecosistemas; 2. El mundo de lo microscópico; 3. La diversidad humana; 4. Energía para transformar y 5. Pongamos todo junto (resumen y prácticas). Estos bloques, a su vez, se desglosan específicamente en 32 lecciones.

En algunos sectores de la población el libro ha provocado ciertas reacciones encontradas, debido a la información contenida en el tercer bloque (lecciones 19, 20 y 24); sobre todo, la polémica ha surgido a raíz del modo como se aborda el tema de la sexualidad. La Asociación Nacional de Padres de Familia, por ejemplo, ha manifestado su rechazo por considerar que esos temas ``se deben tocar a mayor edad o en los programas de educación secundaria''. En la misma línea, grupos de ciudadanos también han enviado cartas a algunos medios de información para manifestar su desacuerdo por la divulgación del texto gratuito. El grupo Pro Vida (generalmente polémico en cuanto se discuten temas asociados con la sexualidad humana) señaló recientemente que lo ``grave no es en sí mismo el manejo de la información sobre la sexualidad para los alumnos de primaria, sino que no se consultó con oportunidad a los padres de familia''. En este último caso, Pro Vida decidió llevar la discusión al terreno de las políticas educativas, de la que salió nuevamente derrotado puesto que la SEP ejerció su derecho como autoridad.

En estos momentos el libro se encuentra distribuido en las escuelas y, por consiguiente, ya circula en los hogares de millones de niños y niñas que comienzan el ciclo escolar. Por la importancia que reviste ese material de apoyo a la enseñanza y los aprendizajes escolares, considero que es oportuno que la sociedad exprese su punto de vista en torno a este nuevo volumen, sin caer en reduccionismos ni demagogia. Y será quizá más justo dar opiniones sobre el libro en su conjunto y manifestar los argumentos o razones con que éstas se acompañan.

Por mi parte, platiqué con mi hijo Hugo (10 años) sobre los contenidos de ese libro, no sólo sobre las dos o tres lecciones de sexualidad humana que tantas ronchas han levantado en ciertos grupos de la sociedad, sino sobre otros temas como el sistema nervioso y sus funciones (lección 17), o cómo construir un microscopio casero (lección 16), sobre la fauna y la flora de México (lecciones 1 a 4). También revisamos las ideas expuestas sobre cómo preparar experimentos sencillos o acerca de la construcción de un diccionario científico y, entre otras secciones, nos llamó la atención el proyecto de investigación que se sugiere en la página 165. El libro es ameno, lógicamente organizado (por sus mapas conceptuales), entretenido y de muy alta calidad editorial.

¿No sería más conveniente que los impugnadores del libro se juntaran un día con sus hijos a leer y estudiar, aunque sea un rato, algo de ciencias naturales?

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