Temía Washington por la estabilidad; veía falta de control público
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 26 de septiembre Ť Las más altas esferas del gobierno de Estados Unidos seguían día a día el movimiento estudiantil de México durante 1968, y para agosto de ese año los directores de la CIA, el FBI, la Agencia de Inteligencia de Defensa y otros destacadosos funcionarios de la Casa Blanca evaluaban la situación e informaron al entonces presidente, Lyndon B. Johnson, de los sucesos, revela una serie de documentos secretos de autoridades estadunidenses, los cuales serán difundidos la próxima semana.
Lo que surge de esta colección de documentos de inteligencia, recientemente desclasificados y obtenidos por La Jornada, es un creciente temor entre el gobierno estadunidense de que el sistema político mexicano se estuviera enredando y que la estabilidad política del país podría ser minada.
El gobierno y el PRI perdían poder,
informó una agencia de inteligencia
``El viejo orden está pasando'', informó la CIA en un cable informativo secreto enviado desde México el 9 de septiembre de 1968. ``El gobierno y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no poseen el poder ni el control casi total sobre el comportamiento público que existía antes''.
Pocos días después del 2 de octubre de 1968, el presidente Lyndon Johnson recibió un mensaje de su colega Gustavo Díaz Ordaz, en el cual le aseguró que ``establecerá ley y orden'', y aseveró que Fidel Castro y grupos comunistas chinos están en el centro de lo ocurrido en México. Sin embargo, analistas de la CIA y del Departamento de Estado dudaban de estas afirmaciones, y opinaron que las causas de la crisis política surgían de problemas internos, y no de una influencia extranjera.
El Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive), una organización no gubernamental con sede en esta capital, dedicada a la colección, difusión y análisis de documentación secreta gubernamental, publicará esta semana una colección de 30 documentos recientemente desclasificados relacionados con México 1968 (los cuales estarán a la disposición del público el lunes 28 por Internet en: www.seas.gwu.edu/nsarchive).
La colección contiene 13 informes de la CIA sobre el movimiento estudiantil, y diversos memorandums secretos de la Casa Blanca, el Departamento de Estado, la Agencia de Inteligencia de Defensa, entre otros, y presentan una radiografía de la creciente preocupación de los funcionarios estadunidenses por el desenlace de la crisis política mexicana en 1968.
Irónicamente, la CIA no detectó ninguna señal de la crisis que se aproximaba en México, incluso en marzo de 1968. En la secreta Evaluación nacional de inteligencia sobre condiciones de seguridad en México, la CIA reportó que el presidente Díaz Ordaz estaba firmemente en control y que el partido oficial ``virtualmente monopoliza la política en México''.
Pero cuatro meses después, los informes de la CIA señalaban los enfrentamientos en las universidades de Puebla, Tabasco y Veracruz. El 31 de julio, un alto funcionario de la Casa Blanca, William G. Bowdler, escribió un memorándum para el presidente Johnson, en el cual describía el ``constante tumulto estudiantil'' en México, aunque, matizó: ``no hay razón para pensar que las fuerzas de seguridad mexicanas no puedan controlar la situación''.
Pero en el Pentágono, funcionarios de la supersecreta Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), también analizaban el creciente papel de los militares mexicanos durante la última semana de julio y principios de agosto. Un informe, con amplias partes tachadas antes de ser desclasificado, del 15 de agosto, redactado por la DIA, informa que los militares mexicanos tuvieron un desempeño satisfactorio, pero señala algunas quejas de que ``sobrerreaccionaron''.
La DIA también comenta la formación de un grupo especial dedicado al control de disturbios estudiantiles. Señala que ``la fuerza de tarea encabezada por el general brigadier Mazón Pineda reportaba directamente al secretario de Defensa, y no estaba bajo el mando o dirección del jefe de la Policía de la Ciudad de México (como en gran medida se suponía era el caso)''.
El tono de los informes cambia de forma marcada a fines de agosto; la CIA describe ahora al gobierno mexicano como en un ``dilema'' en torno de la crisis y sugiere que las autoridades en México están ``subestimando'' a los estudiantes.
El 29 de agosto, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Walt Rostow envió un análisis confidencial al presidente Johnson, quien se encontraba de vacaciones en su rancho en Texas. ``En los próximos días podríamos ver un creciente nivel de violencia'' en el Distrito Federal, advierte Rostow y acompaña esto con un documento de la embajada de Estados Unidos en México que señala: ``el Presidente ha ordenado al Ejército, a los granaderos y a la policía usar la violencia si es necesario para romper actividades y reuniones ilegales''.
Menos de un mes antes de que comiencen los juegos olímpicos, el director del FBI, J. Edgar Hoover, también advierte de la posibilidad de que ``elementos subversivos estadunidenses'' pudieran intentar ingresar a México para fomentar una interrupción de aquéllos.
Pero la CIA seguía rechazando las sugerencias del gobierno mexicano y de Hoover de que los extranjeros manejaban al movimiento estudiantil mexicano. ``Sin embargo, el gobierno podría continuar subestimando a los estudiantes, cuya habilidad recientemente adquirida de poder sacudir a las autoridades ha sido una experiencia alentadora'', escribió la agencia en un análisis fechado el 13 de septiembre.
El presidente Johnson mantuvo su interés activo en los sucesos en México, y la mañana después de que las tropas militares ocupan la UNAM, el asesor Rostow lo alertó. La DIA también mantuvo un monitoreo de los movimientos de tropas en México y señaló por primera vez que tropas castrenses de zonas fuera de la capital se estaban involucrando en el control de los disturbios.
``El gobierno estáÉ plenamente determinado a utilizar tantas tropas y tanta fuerza como sea necesaria para asegurar la paz durante los juegos (olímpicos)'', indica la CIA en un análisis fechado el 27 de septiembre.
Mientras, el director de la CIA, Richard Helms, expresó su preocupación por informes de que el entonces candidato presidencial republicano, Richard Nixon, estaba considerando hacer una visita a la ciudad de México, pero sus asesores le aconsejaron mantenerse alejado.
Después de la noche de Tlatelolco...
Los hechos del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas provocaron un intenso debate y análisis entre el equipo de seguridad nacional y el presidente Johnson. Después de señalar que el gobierno estaba preparado para hacer todo lo necesario para impedir cualquier interrupción de los juegos olímpicos que se iniciarían el 12 de octubre, la CIA adviertió que ``el potencial para más incidentes violentos es alto''.
A petición del presidente estadunidense, el FBI, la CIA y la embajada examinaron las afirmaciones sobre la influencia extranjera en el movimiento estu- diantil, y concluyeron que la participación directa de extranjeros era, si existía, inconsecuente.
Un análisis confidencial fechado el 12 de octubre, firmado por el embajador de Estados Unidos en México, Fulton Freeman, concluye: ``Las declaraciones públicas sobre una conspiración extranjeraÉ en esta instancia están diseñadas para desacreditar al movimiento estudiantil y tal vez en cierto grado a dis- traer la atención de las profundas raíces locales del problema''.
Por su lado, el FBI desarrolló planes para incrementar las medidas de protección para los atletas estadunidenses durante las Olimpiadas.
La embajada envió varios informes detallados a Washington sobre la matanza del 2 de octubre, analizando de dónde provinieron los primeros disparos y los diversos grupos de izquierda que podrían haber estado involucrados, pero disputaba las acusaciones del gobierno mexicano sobre la influencia extranjera como un factor.
Prevalece la duda de quién disparó primero
El informe más detallado de esta colección es un análisis de la DIA fechado el 18 de octubre sobre los hechos en Tlatelolco y los eventos en los siguientes diez días. ``La interrogante sobre quién disparó primero -el Ejército o los estudiantes- en la batalla del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas probablemente nunca será definitivamente respondida'', indica la DIA, aunque los estadunidenses se inclinan a creer que los estudiantes fueron los que dispararon primero. Varios días después, en otro análisis de la DIA, se señala que el Ejército Mexicano había formado unidades de reacción rápida para manejar disturbios civiles.
Durante los meses siguientes, la CIA siguió monitoreando señales de más protestas estudiantiles, y para diciembre informó que este tipo de protestas estaban ``casi acabadas''. Sin embargo, la agencia continuó preocupada con las consecuencias de las protestas estudiantiles y en enero de 1969 preparó un informe secreto especial: Desafíos al gobierno de partido único en México. Señalaba que el movimiento estudiantil y los eventos de Tlatelolco causaron daños políticos severos al gobierno mexicano.
``Mientras (el uso de) la fuerza, eventualmente, sí causó el colapso de la protesta como movimiento de masas'', escribieron los analistas de la CIA; ``ahora se le está prestando atención a algunas de las causas legítimas presentadas por los jóvenes''. La CIA señaló en particular una nueva legislación para la liberación de los prisioneros políticos, la discusión de cambios en las leyes represivas y el reconocimiento de algunos en el PRI de que habían ignorado los problemas de los universitarios.